Reflexión N° 80 - La Renuncia, el Camino del Alma

Comentario sobre la Enseñanza 1 “La Renuncia es el Camino de Cafh”, del Curso XVIII: “El Camino de la Renuncia”

La frase “El Renunciamiento es el único camino de salvación y no hay otro.” puede servir como síntesis de la primera enseñanza del curso XVIII El Camino de la Renuncia. Esta afirmación implica a toda la Humanidad. Es la doctrina que sostuvieron todos los Grandes Iniciados, pero no fueron escuchados a lo largo de los siglos. Es una verdad universal.
El verdadero Ser que somos, está oculto por una cubierta sólida, muy espesa, formada por la acumulación de falsos bienes de todo tipo: personalidad, posesiones, intelecto, virtudes, defectos, poder, vanidad, comprensiones, amarguras, triunfos y derrotas… Todo falso, ilusorio, irreal.
Nuestro verdadero Ser está tan sumergido en lo más profundo de ese caparazón, en la oscuridad, tan ciego y sordo, que creemos que la cubierta somos Nosotros, y “eso” es sólo un ente artificial.
Sin embargo, según la experiencia de muchas almas, existen instantes en nuestras vidas, en que, por ejemplo, al mirarnos al espejo, no nos reconocemos y decimos: “¿Quién eres? Ése no soy Yo, ¿Qué hago en este cuerpo?” El que se está expresando es nuestro pobre Ser enterrado. Es muy probable que movamos la cabeza de un lado a otro como negando esas preguntas esenciales pero inquietantes, y sigamos con nuestra vida, carente de Sentido.
Ese verdadero Ser es el que corre peligro real de desaparecer como Entidad. Se desintegrará si no consigue manifestarse y crecer; morirá de inanición, de asfixia. Si eso sucede, la energía espiritual que lo forma se degradará definitivamente para integrar el depósito de desechos elementales.
Sólo la Renuncia lo puede salvar; es la única forma de disolver el cascarón, y de dar luz a nuestro Ser interior, salvándolo de la destrucción. Si se está atado, adherido y cubierto por una espesa capa de cosas perecederas, el Ser perecerá con ellas. Por eso la Renuncia es la única forma de liberación. El Ser real Es en sí mismo, nada le es propio. Por eso renunciar es dejarlo todo.

Renunciamiento

¿Cómo se realiza el renunciamiento? El paso previo es asumir que no somos lo que creemos ser, saber que el Ser que somos, no necesita ni tiene nada: Es.
¿Qué es el renunciamiento? En el Curso Desenvolvimiento Espiritual, en la Enseñanza Nº 8, el Maestro Santiago lo explica. La guía para trabajar en esa dirección son los siete grados de renunciamiento que establece y que se podrían resumir de esta manera: Quebrar la personalidad corriente, reconocimiento sincero de la propia inferioridad, quebrar el concepto de separatividad, trabajar por trabajar, vivir en la serenidad interior, liberación espiritual y Ser en la hora eterna.
Pero las síntesis dejan afuera la mayor riqueza, la palabra viva, original. Por eso se recomienda ir a la fuente, a las Enseñanzas tal como fueron dadas.

Salvación

Dice la Enseñanza N° 15 “La Reencarnación”, del Curso VII “El Devenir”: “El ser, para llegar a la liberación, ha de evolucionar a través de numerosas encarnaciones. Si bien es cierto que el hombre no recuerda sus existencias pasadas, conserva sin embargo la experiencia de los caminos recorridos”.
La posibilidad de reencarnar da oportunidades para alcanzar la salvación a lo largo de muchas vidas. En el curso mencionado, se explica que la frecuencia media para gente como uno, es de setecientos años. Durante milenios fue así, pero hoy, en el final de esta Humanidad, ya no. Las posibilidades de resolver en otras vidas los errores y negligencias de ésta, se han agotado.
Este hecho está ampliamente explicado en la Reflexión Nº 75, La Barrera Radiante. Se recomienda su lectura porque es esclarecedora de la situación actual, de la que se destacan dos hechos determinantes:
Uno: La Humanidad actual está llegando a su fin, hecho del cual hay un cúmulo de evidencias. Se nos ha acabado el tiempo; lograr la lucidez espiritual por la Renuncia, es ahora o nunca. Ya no hay tiempo para más reencarnaciones, cerraron la escuela. Ya no habrá más repetidores; si no logramos los objetivos seremos expulsados del sistema.
Dos: El Gran Iniciado Solar en la actual encarnación, Cristo-Maitreya, ha establecido el límite mínimo de vibración espiritual que es necesario alcanzar (Barrera Radiante). El problema es que, aunque sabemos que ese límite es muy alto, no conocemos la escala. Una simple reflexión debería hacernos pensar: “¡Lo mejor es que me prepare para un diez!”

Hermanos, es la Hora.

Los que tenemos acceso a esta verdad mediante las Enseñanzas del Maestro Santiago, tenemos el deber de difundirlo a toda la Humanidad. Es una misión extraordinaria, porque el mensaje de renunciamiento llega en la hora propicia en que la Humanidad puede comprenderlo, ya está preparada para eso y lo necesita.
Cada uno de nosotros que sienta el impulso hacia lo divino, tiene el anhelo legítimo de alcanzar su propia liberación. Sin embargo la verdadera Vocación de Renuncia, jamás puede ser egoísta. Debemos estar en el punto de inflexión: dando y recibiendo en las dos direcciones, entre la divinidad y nuestros hermanos. Pero no como alguien en el medio, sino desapareciendo para ser simples canales de comunicación. Así el Mensaje llegará a destino.
Pero para ello nuestra preparación debe ser completa y absoluta. Si la Vocación es verdadera y no una ilusión más que teje la mente para engañarnos, el alma se ve impulsada al cumplimiento y a la participación, cualesquiera que sean las circunstancias por la cuales atraviese su vida.
Hermanos, es la hora.
Muchas almas que han de salvarse, todavía esperan en la oscuridad. Y los tiempos apremian, como sabemos. El mensaje de la Renuncia, expandido desde quienes la practican, les dará la luz que necesitan.
Como consecuencia de vivir la Renuncia, la nueva Humanidad tendrá una forma diferente a las que conocemos para ir hacia la Divinidad: lo hará mediante la mística de la perfección integral del hombre. Este tema fundamental está tratado específicamente en la Enseñanza La Perfección Integral, dada por Santiago Bovisio en un retiro en 1951, que no está en los cursos, pero que se desarrolla completa en la Reflexión N° 49, del mismo nombre.

La Preparación Necesaria

Dice la Enseñanza: “Pero para que eso se cumpla es necesario que su preparación sea completa y absoluta.”. ¿Cual es la preparación que se nos pide? Ser consecuentes con nuestra vocación, cumplirla. Hay que vivir esa Verdad, para poder expandirla.
En la Enseñanza hay referencias específicas a los Votos, su comprensión y su cumplimiento, todo referido a la época en que Cafh existía como Orden Sagrada en expresión física; hoy existe en el plano astral, conducida por el Fundador Bovisio y protegida por los Santos Maestros.
Surge un interrogante: los que hoy estamos en contacto con las Enseñanzas somos muchos, y el número sigue creciendo. Es posible que la mayoría no haya emitido nunca un voto formal. Entonces ¿Cómo interpretar esos puntos?
Si estamos hoy en contacto con la Enseñanza es porque hubo una búsqueda, un encuentro y muy posiblemente, un compromiso interior: un Voto. Ese suele ser un secreto entre el alma y la divinidad.
El Voto es una promesa, un valor potencial, un compromiso íntimo entre el alma y el Ser superior a quien se dirige. Un Voto constituye el acto más importante que puede realizar un hombre en este mundo material, porque lo vinculan con palabras expresas a la Ley Divina.
Puede darse en forma espontánea, pero no porque sí, sino como respuesta a un estímulo interior. Por ejemplo, ante una promesa intuida, de lo divino a lo humano: “Estarás Conmigo”, el alma puede responder: “Siempre te amaré”. Y bien, si algo así se ha experimentado, se ha dado un Voto. ¿Qué más hace falta? Cumplirlo.
Pero es necesario saber que haber dado un Voto implica haber renunciado en alguna medida. El voto implica renuncia; ya sea un compromiso temporario de Silencio que es el primero que correspondía a los ingresantes, llamados Patrocinados o, pasando por otros Votos de compromiso creciente, se llegue al Voto de Renuncia a perpetuidad.
Eso se debe saber, y también es necesario saber que quien ha iniciado este camino ya no vuelve atrás.

Vocación y Comunidad

La Vocación es de Renuncia o no es. La vida en Comunidad es la forma más adecuada para realizar la Renuncia en su más alto grado. Sin embargo, eso no significa que sea una condición indispensable. La Enseñanza dice: “Un aspirante escribió a su Director Espiritual: “Deseo ordenarme para tener una unión más intima con la Divina Madre”. Y éste le respondió: “Para lograr una unión más íntima con la Divina Madre no hace falta ordenarse; todos los Hijos tienen a su alcance los medios para lograr ese fin ya que ése es un bien completamente interior. Aún el más humilde Patrocinado puede alcanzar la Unión Divina si se entrega interiormente con un amor ilimitado y si ordena su vida con el ascetismo adecuado para él.”
Aquí está el mensaje para hoy, para la mayoría de nosotros: “…si ordena su vida con el ascetismo adecuado para él”. Esto coincide plenamente con la enseñanza La Perfección Integral ya mencionada.
En la Enseñanza “La Renuncia es el Camino de Cafh” que estamos comentando se agrega más adelante, en referencia a la vivencia de la Renuncia: “El Ordenado es aquél que la practica, que la vive en su plenitud.”
¿Hay algo que nos impida vivir la renuncia en el mundo, si la vocación es real? Y si se tiene deseos de vivir en Comunidad porque uno siente que sería la mejor forma para su desenvolvimiento, pero esa posibilidad es demasiado lejana, ¿será eso un obstáculo para vivir la renuncia? No, no debe serlo, al contrario, ¿qué mejor ocasión de practicar la renuncia que privarse de ese deseo, para ser un ejemplo vivo de renuncia en el mundo?

La Danza del Fuego

¿Qué nos ha movido a leer estas Reflexiones, las Enseñanzas, la vida del Maestro Santiago? ¿Una búsqueda interior, un anhelo de trascendencia, una indefinida inquietud, una fuerte inclinación a vivir de otra forma, un amigo que nos conoce nos habló de esto…? No importa, cualquiera que sea la forma en que llegamos aquí, aquí estamos. Y es por alguna razón. No hay casualidades en lo espiritual.
Lo fundamental aquí es la noción de que algo nos movió. Hubo una búsqueda y un encuentro. Hubo una renuncia: la renuncia a la certidumbre, psicológicamente necesaria, pero no para el alma, de que estamos realmente vivos.
Y si hemos avanzado algo, si están empezando a parecer los indicios de que “por aquí es la senda”, es muy probable que nos sintamos movidos a comprometernos a seguirla, al menos ante nosotros mismos. Uno puede decirse: “Si hallé esto, no lo dejaré, lo seguiré porque es mi camino”. Eso ya es un compromiso, una promesa, un voto.
Y así empieza la danza. Notemos que se inició por una necesidad interior y una renuncia. Más adelante, a medida que el alma avanza, el movimiento se convierte en una espiral ascendente: Cada grado de renuncia, estimula a emitir un voto. Cada voto estimula a realizar más profundamente la renuncia.
Un voto es una promesa, no algo logrado. Entonces, si a partir de allí la realidad vital del alma es consecuente con la promesa hecha, la llevará a través de distintos grados de renunciación, a nuevos votos con mayor nivel de compromiso. Hasta el voto perpetuo de Renuncia, que lo conducirá, si se cumple, a la Unión Substancial en las sagradas llamas de la Divina Madre.
Es la danza del Fuego. Es la consubstanciación del fuego interior en cada uno de nosotros con el Fuego Eterno de la Divinidad. La música, de tonos cada vez más sublimes; es la armonía de las promesas mutuas entre el Alma y la Divinidad.
Conociendo la importancia de estos compromisos, entenderemos que hay que ser prudentes y tener lo más claro posible hasta dónde podemos llegar con nuestra entrega. Pero cuando se está seguro, hay que manifestarlo en forma fuerte y clara, con palabras precisas y que signifiquen exactamente lo que uno está dispuesto a realizar. Hecha la promesa, tal vez escuchemos en nuestro interior una Voz que nos diga: “¡Ahora, Hazlo!”
El Voto es la Unión en potencia, desde el principio. Y si el alma logra la conciencia plena de que al emitirlo está hecha la conexión, por la Potencialidad Restauradora del Voto como acto sagrado, podrá esperar milenios, sin inmutarse, hasta que el devenir cumpla su ciclo y los seres vuelvan al SER indiferenciado.
Esa es la preparación que se nos pide: Fidelidad a los Votos emitidos. Confianza en el destino de realización espiritual que implican: confianza y acción consecuente. No podemos ser negligentes. Nos va la Vida Real en ello. ¿O no es así?
Pero sabemos que es posible que esto no se cumpla; humanos somos.
Y en tal caso, ¿Qué ocurre? La Enseñanza habla de una maldición. Éste es el resultado intrínseco de la falta de fidelidad, es algo que el alma se hace a sí misma: Si estuvimos ciegos pero una vez nos quitamos la venda y vimos la luz del sol, eso es irreversible. Aunque luego le demos la espalda al sol, no nos quedará un lugar al cual pertenezcamos: No será nuestro el camino de la Renuncia, porque nos negamos a recorrerlo; no es nuestro el permanecer ignorantes en el mundo, porque ya vimos la luz y no la podremos negar ni olvidar jamás.

El diamante perfecto

Dice la Enseñanza: “El renunciamiento del Hijo no es total ni será nunca total, hasta que todo el género humano no haya comprendido y vivido esta verdad única y universal.”
De la Vocación de Renuncia al Servicio activo: Si nuestra vocación es real, llevará indefectiblemente al alma a cargar sobre sí a todas las almas que tengan posibilidad de salvarse. En una responsabilidad consecuente inevitable.
Esto es así porque el alma, en su andar hacia el cumplimiento de su destino, llegará a los pies de la Divina Madre, sentirá su Presencia y degustará las gotas de miel de la Unión Potencial hecha acto en un instante; pero de inmediato llenará su conciencia una eterna verdad, que el alma podría expresar así: “Miré a mi alrededor y pregunté: ¿Dónde están mis Hermanos? La voz sin color ni sonido de la Divina Madre me dijo: Debes volver. Entonces, con el hilo de oro de la Divina Promesa, volví a buscarlos.”
Las almas que por su esfuerzo alcancen la vibración de la Barrera Radiante, necesaria para salvarse, formarán un gran diamante, de belleza inefable y de múltiples facetas: cada una, un Alma. Ese Diamante quedará a los pies de la Divina Madre para que Ella lo tome y lo funda en el Fuego de Su Amor.

Fanny Luz

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