Reflexión N° 34 - La Transición
Cuando se examinan las Enseñanzas en su totalidad, llama la atención la dinámica de las ideas que exponen y la profusión de disciplinas que recorren, desde las más abstractas, como son las consideraciones de los símbolos teológicos, hasta las más sencillas indicaciones de la gimnasia de Cafh. Las Enseñanzas no constituyen un sistema de pensamiento, grande o chico, abierto o cerrado, sino describen ideas e imágenes del pasado, presente y futuro, indispensables para transitar las nuevas propuestas de la Edad de Acuario.
Dos maneras de vivir
Estamos experimentando la transferencia entre maneras de vivir completamente distintas, el mundo agonizando con guerras, desastres en la naturaleza, enfermedades, hambre y todo lo que se lee en los diarios, caminando hacia la Renuncia y el desapego, individual y colectivamente. El nuevo mundo recién nacido está apareciendo en algunos precursores, como son estas Enseñanzas.
Como se ha dicho, las propuestas de la civilización occidental están concluyendo sus magníficas y trágicas obras, en el espacio y en la Tierra, mares y continentes han sido conquistados, las guerras han arrasado las naciones, y siguen los enfrentamientos sin saber hacia dónde avanzan. Los nuevos tiempos señalan el camino de la Renuncia, pero las superpotencias quieren poseer más y se apoderan de lo que tienen otros. El resultado es la destrucción, la muerte y la miseria de los indefensos, hasta que los colosos militares se enfrenten cara a cara con sus bombas atómicas en las manos (Ver Nota explicativa al pie de esta Reflexión).
El Maestro Santiago hablaba proféticamente porque en su tiempo todavía estaban vigentes las leyes teutónicas y la nueva raza aún no había comenzado. El Gran Iniciado Solar aparecería entre 1972 a 1977, y el Maestro murió en 1962. El tiempo ha avanzado en medio de tormentas, el Milenio abrió plenamente sus portales, las Enseñanzas dejaron de ser promesas y, como todo lo que ya está en este plano, ahora es patrimonio de la Humanidad; por medio de los poderosos sistemas de comunicación, pertenecen a cada individuo y a la Humanidad en su conjunto
“Puentes” indispensables
Las Enseñanzas que fueron la riqueza de la Orden del Fuego, tanto en la Tierra como en el Cielo, como hemos explicado en la Reflexión anterior, no volverán a ser un secreto ni serán prohibidas, porque la Historia marcha en ese sentido y todos los hombres pasarán por ellas en algún momento; son “puentes” indispensables. Entre raza y raza hay un abismo que se ensancha con el tiempo, atravesado por puentes que todavía unen las orillas: Las Enseñanzas del Maestro Santiago Bovisio.
Ellas son universales, y fueron entregadas a todos, sin distinciones, utilizando el instrumento técnico más avanzado de la civilización moderna: la comunicación global, instantánea, gratuita, en cada domicilio, en idiomas locales, fáciles, comprensibles, auténticas de la mano directa de un Maestro de Sabiduría. Tenerlas en casa, leerlas, recordarlas es transitar por ellas, es recorrer la distancia de dos mundos diferentes, uno de los dos desaparecerá pronto y el nuevo seguirá creciendo. Las Enseñanzas no quitan libertad; cada uno elegirá lo que le convenga. Ellas pertenecen al individuo, y las decisiones también son de él.
Descubrir las guías
Todos los lugares de la Tierra tienen nombres y letreros con distancias relativas que ubican a los individuos unos con otros, independientes de sus valores personales; de esta manera se reconocen socialmente y saben cómo relacionarse. La transición entre las dos Edades que a gran velocidad permutan sus valores sin conocer los rumbos, como una veleta de los vientos que gira sin cesar, no ofrecen guías permanentes. ¿En quién confiar? ¿Dónde están los Maestros de Sabiduría? Las guías están, y hay que descubrirlas.
En las Enseñanzas hay repertorios, unos oscuros, otros evidentes, que ayudan al estudiante a reconocer un lugar con relación a otros. El Libro I “Desenvolvimiento Espiritual” incluye dos capítulos muy claros: El Once: “El Amor Real”, manifiesta una posición inmóvil, universal, más allá de los cambios; el siguiente: “Los Doce Rayos del Amor”, fija una escala ascendente, desde el más primitivo hasta el supremo amor de Cristo, en donde el estudiante podrá comprobar en qué lugar de la vida se encuentra.
Dice el párrafo 8 del Capítulo 11, sobre los “Doce Rayos del Amor”: “En un antiguo texto rosacruciano, no conocido por ningún hombre fuera de los siete que constituyen la Sagrada Fraternidad, hace corresponder estas doce tonalidades del amor a las figuras representadas en el cuadro “La Última Cena”, de Leonardo da Vinci. Dice el texto que la Comunión representa el Amor Divino, el punto central que se entrega a los hombres; y que en la faz, en el modo de vestir y en la expresión de cada uno de los doce discípulos están divididas las doce fases de amor, desde el pasional y criminal de Judas Iscariote, hasta el suavísimo de Juan Evangelista que descansa su cabeza sobre el pecho de Jesús”.
La lista escrita y progresiva es la siguiente:
Amor Animal
Rayo 1°: Amor animal (Párrafos 1 y 2)
Rayo 2°: Amor auto defensivo (3 y 4)
Rayo 3°: Amor a su cuerpo (5 al 8)
Rayo 4°: Amor a los placeres de la vida (9 y 10)
Amor Humano
Rayo 5°: Sentir por otros lo que se siente por sí mismo (11 y 12)
Rayo 6°: El amor se hace atractivo (13, 14 y 15)
Rayo 7°: El amor se extiende (16, 17 y 18)
Rayo 8°: Amor compasivo (19, 20 y 21)
Amor Divino
Rayo 9°: Amor divino (22,23 y 24)
Rayo 10°: La amistad (25 al 29)
Rayo 11°: Amor extático (30 al 33)
Rayo 12°: Amor Real (34 al 36)
El texto rosacruz es una verdadera escala de perfección cristiana en la dirección correcta de las nuevas propuestas acuarianas, y utilizando los ejercicios operativos que se presentan en las Enseñanzas, el estudiante estará preparado para afrontar la variabilidad dinámica del cambio de razas. En la crisis no se encuentran lugares estables, permanentes, sino que todo es cambio entre los contrarios; lo blanco puede volverse negro y viceversa en pocos segundos, y revertirse nuevamente al poco tiempo. Lo importante y útil para el investigador espiritual es tomar conciencia de las tendencias interiores y, por medio del ejercicio continuado, encauzarlas en las rutas que uno practica buscando las que promueve el Maitreya en Acuario.
Siguiendo el mural de Leonardo y la interpretación rosacruz, podemos afirmar que representan a la Humanidad, especialmente en estos tiempos de cambios: Jesús dijo que volvería triunfante, y ahora está bajo la imagen del Redentor Maitreya en el centro de la escena. Dijo “triunfante”, y así sucederá; el viejo mundo teutónico se está autodestruyendo, y nosotros, los acuarianos, lo reconstruiremos en la armonía, a partir de las raíces. Véanse las ideas y propuestas sobre el Redentor, que adelantó el Maestro Santiago, reunidas en el vínculo “Comentarios” de este sitio Web, y encamínense hacia allí los pasos atendiendo a la escala de “Los Doce Rayos del Amor”. El estudiante tiene en la Obra del Maestro Bovisio más de diez libros consagrados específicamente a los ejercicios espirituales, para practicar y adelantar en el camino: meditación afectiva, discursiva, sensitiva, activa y pasiva, contemplativa, concentración, examen retrospectivo, etcétera. El punto de partida está en la “Simbología Arcaica”, Libro III, con las etapas que debe cumplir el alma en su marcha hacia la Divinidad. Estos son los temas de Meditación que juegan con los “Doce Rayos del Amor”, y con el texto del Libro XXXVII “Ceremoniales, Oraciones e Himnos”.
Difícilmente puedan los seres identificarse con uno de los rayos del amor; la inestabilidad en tiempo de crisis lo lleva de un lugar a otro; pero lo importante es que el estudiante perciba la tendencia de su alma, y este movimiento puede conocerlo con el ejercicio de la Meditación. La práctica diaria de estos ejercicios tal como están explicados en los libros, combinados unos con otros y con el estudio de las Enseñanzas en general, especialmente las doctrinarias que explican el Camino de la Renuncia, darán al discípulo grandes posibilidades de salir de la vieja escala de valores para ingresar a la nueva.
El tiempo del Redentor vivo
Tiene el lector la suerte de haber reencarnado en el tiempo del Redentor vivo, cuando su magnetismo se intensifica por la Tierra. Dijo que volvería triunfante, y volvió. Tiemblen los que no logren cruzar los “puentes” y se quedan atrás. La Edad que se inicia durará unos 24.000 años, como las otras Subrazas, y los cambios humanos y sociales serán completos, planetarios. En las Enseñanzas correspondientes están las ampliaciones conceptuales que el discípulo pueda necesitar.
Se preguntó a Jesús (la paz sea con Él): ¡Oh espíritu de Dios: ¿aquí en la tierra y allá en el otro mundo, qué es lo más grande y lo más terrible? Él respondió: La cólera de Dios (que Él sea exaltado y glorificado). Se le preguntó a continuación: ¿Hay algo que pueda evitarla? Si -respondió Jesús- que destroces tu cólera y sofoques tu rabia (Rumi, Fíhi-ma-fihi).
Nota Explicativa: Informe Pauling
La bomba nuclear común y corriente en la actualidad es la de 20 megatones (1 megatón es equivalente a un millón de toneladas de dinamita). La Unión Soviética ha explotado una de 60 megatones que, al parecer, constituía únicamente las dos primeras etapas de una bomba de 100 megatones. Ahora bien, esta bomba de 100 megatones contiene solamente cerca de tres toneladas y media de material explosivo, y es probable que un solo cohete grande pueda llevarla de un continente a otro. Pero las bombas de 100 megatones no parecen responder a ninguna lógica; con una de 20 megatones basta para destruir cualquier ciudad de la tierra.
Una bomba de 20 megatones que explotara en cualquier ciudad de la tierra la destruiría completamente, matando a la mayor parte de sus habitantes. Esta bomba haría en la tierra un cráter de 20 kilómetros de diámetro, y crearía incendios a una distancia de entre 50 y 100 kilómetros de la explosión, produciendo una tremenda “tormenta de fuego” y dañando a la gente por la cantidad inmediata de radiación intensísima que produjera, y por la caída de cenizas radioactivas. Hasta la gente que viviera a 300 kilómetros de allí quedaría muerta como resultado de esa explosión.
Durante la segunda guerra mundial hubo grandes “raids” de bombarderos aliados sobre las ciudades alemanas. En uno de estos “raids”, o sea en una sola noche, mil aeroplanos, transportando cada uno cuatro tremendas bombas de una tonelada, destruyeron gran parte de la ciudad de Hamburgo, matando unas 75.000 personas. De producirse un “raid” de esta índole sobre París hoy, por ejemplo, y mañana otro de 1.000 aviones, y otro pasado mañana, y otro al día siguiente, y así sucesivamente por espacio de catorce años, los explosivos sobre las ciudades tendrían, al cabo de ellos, la fuerza de una bomba de 20 megatones.
Calculo que los depósitos de bombas atómicas creadas en el mundo actual comprenden unas 16.000 de 20 megatones, o su equivalente. Pero como no hay 16.000 ciudades grandes en el mundo, cabe preguntarse por qué se ha creado una cantidad tan irracionalmente grande de material explosivo. Contestaré a esa pregunta diciendo que ello ha ocurrido porque el sistema de educación científico ha sido defectuoso, y en consecuencia, la gente que tomaba las decisiones correspondientes no podía tener una idea clara de lo que hacía, si es que ha habido alguien que tomaba las decisiones, porque hay dudas de que la acumulación de estos enormes depósitos nucleares haya resultado de una decisión, y no un accidente, o de un traspaso de responsabilidad al respecto, principalmente en los Estados Unidos y en la Unión Soviética, y quizás también en Gran Bretaña, por lo menos hasta cierto punto.
Así y todo, en el informe Franck, escrito por científicos que trabajaron en los Estados Unidos para poner a punto la bomba atómica de 1945, se hace una predicción sobre la futura situación nuclear en el mundo. Esta predicción ha resultado correcta hasta la fecha: 320.000 megatones.
Así calculo yo el volumen de la existencia actual de armas nucleares en el mundo. Si el 10 por ciento de este depósito (32.000 megatones) fuera empleado en una guerra nuclear, explotando las bombas en promedio a 150 kilómetros del blanco (no se necesita dar precisamente en éste para obtener los resultados que se buscan) 60 días después de ese solo día de guerra -suponiendo que abarque el conjunto Europa, toda Unión Soviética y los Estados Unidos-, de los 800 millones de personas que viven en esas regiones, 720 millones habrían muerto, 60 millones estarían gravemente heridos y habría 20 millones más que sufrirían de heridas y daños menores, pero tendrían que vérselas con el problema de la destrucción completa de todas las ciudades y distritos metropolitanos, y la de los medios de comunicación y transporte, así como la desorganización completa de la sociedad, la muerte de todo ganado y una intensa contaminación radioactiva de todo vegetal y grano. Ello supondría el fin de esa parte del mundo; la clase de daño que causaría al resto del planeta nadie ha podido calcularla en forma digna de crédito.
Linus Pauling
Premio Nobel de Química 1954; Premio Nobel de la Paz 1962.
Fuente: Correo de la UNESCO; noviembre 1964.
José
Julio 2003.