Reflexión N° 51 - La Bendición Ired
Discípulos Fieles:
La Bendición que Dios otorga a los hombres, dice:
“Madre Divina del Universo, pido tu Bendición Ired; por ti estoy unido con un voto eterno de unión con todos los Hijos de Cafh, que fueron, que son y que vendrán. Llevaré sobre mí esta carga como cuentas de amor y la sangre de todos ellos ofrendaré a tu presencia en holocausto de perpetuidad. Tu Bendición esté ahora y siempre con aquellos que se hagan acreedores a la misma para que participen a la integridad de la Gran Obra, del Poder de la Gran Corriente y logren la Unión Substancial contigo para la Eternidad.”
Salmo 132
La Bendición Ired es celestial, es una fuerza de vida que brota en la Divinidad y desciende libremente sobre los mortales. Está maravillosamente expresada en el Salmo 132:
Cuán bueno y alegre es
Vivir los hermanos en unión.
Es como el ungüento que derramado en la cabeza
Destila sobre la barba, la barba de Aarón
Y desciende hasta la orla de su vestidura,
Como el rocío del Monte Hermón,
Que desciende sobre el Monte Sión.
Así derrama el Señor sus bendiciones
Y la vida, por todos los siglos.
Los discípulos del Maestro Santiago de la desaparecida Orden Americana del Fuego, que deambulan como todos los hombres, sin destino, en situaciones confusas y dolorosas, con reglamento y enseñanzas deformadas, se están re-uniendo con otros Discípulos Fieles que en distantes países adhieren a las ideas del Maestro, conformando un cuerpo místico progresivamente real, para recibir la Bendición Ired. La separatividad que antes los caracterizaba, se va diluyendo con nuevas vibraciones de comprensión y humildad, y poco a poco se aproximan unos a otros, en un mismo plano, frente a la Divina Madre, con las Enseñanzas vírgenes en las manos, para recibir Su Bendición.
La Enseñanza 16 “El Ired de Hes”, del Curso “Teología”, dice: “El movimiento universal se llama Ired. Es la Ley única: como un punto cero en el inmenso espacio. Todas las leyes dependen de él y convergen en él. La Ley del Ired es una, pero sus leyes derivantes son completamente contradictorias entre sí.”
Muchos se preguntarán: ¿Si el Ired es universal y llega a todas partes y a todos los seres, para qué debemos pronunciar la bendición? La Enseñanza citada lo explica: para que el alma reciba la ley pura, coherente y homogénea, y no las leyes derivantes contradictorias, que entre sí desencadenan un caos. La fórmula de bendición encauza y proyecta la fuerza del Ired en la dirección correcta: Integridad de la Gran Obra, Poder de la Gran Corriente y Unión Sustancial. Cuando un ser se separa de ese punto cero en el centro del espacio, el Ired de Hes, y pretende constituirse en otro centro independiente y separado de la Ley única, aunque diga “mi bendición”, provoca un caos y la destrucción de todo lo que toca. Los seres vivientes reciben la fuerza del Ired naturalmente, pero aquellos hombres que han asumido una misión en el mundo reciben la fuerza del Ired espiritualmente, en dirección de metas superiores. Por ello, los Discípulos Fieles, hayan estado en Cafh o nunca la conocieron, por el don de fidelidad al camino, reciben la Bendición Ired espiritualmente, pronunciada por los Maestros Protectores. El poder de la Gran Corriente ahora pasa por la Enseñanza y se expande por el planeta, buscando a los predestinados que encarnaron para trabajar con el Maitreya; son miles y miles, preparados antes de nacer, Grandes Iniciados Lunares, del Fuego, Discípulos Superiores, hombres acuarianos que están recibiendo señales claras para que se incorporen a la Gran Obra de construcción de la Nueva Humanidad. La Bendición Ired los guiará en la dirección correcta, integrando las bases del inmaculado cuerpo místico de la Subraza Americana recién nacida.
Es distinta a todo lo conocido. El Maitreya ha comunicado al Maestro Santiago que actuará de modo diferente a su anterior encarnación, el Cristo (Ver Reflexión N° 49), y que en esta Era reinará la justicia, para que cada individuo pueda redimirse a sí mismo por renuncia de holocausto. Las bases son diferentes, y el punto de partida es distinto: Ley de Renunciación completa, mística de la ceniza, desapego total; la víctima del sacrificio ya no es más el Cristo que dio toda su sangre, sino cada hombre para su propia salvación. Se terminó el ritual y las ceremonias simbólicas; a partir del Maitreya experimentamos la redención en nosotros mismos, como un asunto personal, sin intermediarios, ni transferencias mágicas.
Los seres humanos necesitamos la bendición, sin excepción, incluso los más grandes y poderosos, y tenemos el don de pedirla directamente: “Madre Divina del Universo, pido tu Bendición Ired.” La bendición encauza nuestros esfuerzos en la dirección correcta, la Subraza Americana, evitando la dispersión, las contradicciones equivocadas, la dependencia que quita libertad, la separatividad. En las mañanas, apenas empieza el día, pedimos la bendición, para que las tareas y los pensamientos estén bien encuadrados y defendidos. Como hemos dicho, la bendición es una fuerza vital que derrama el Señor sobre aquellos que lo solicitan. Recibirla de antemano es predisponerse a cumplir sus propósitos. La Bendición Ired es la más pequeña, fácil y perfecta de las meditaciones. Todos los días hay que pedirla, sobre todo en los momentos difíciles, materiales y espirituales.
La Bendición y la Enseñanza van unidas, son una sola cosa permanente, continua, divina. Actualmente, el vehículo de la bendición es la Enseñanza, que contiene la Doctrina de la Renuncia, el conocimiento de las leyes de la Nueva Era, la adhesión al Salvador Maitreya, y las explicaciones de la ascética mística para avanzar por el Buen Camino hasta la liberación final. La Bendición Ired es un don de Dios, igual que las Enseñanzas, y nosotros, mortales, debemos abrir nuestro corazón y nuestra mente para que puedan ser depositados allí esos dones. La fidelidad es condición indispensable para recibirlos impolutos.
A aquellas almas que pasaron por caminos espirituales y ahora se consideran huérfanas, sin protección, les decimos que el sistema de dirección espiritual, con intermediarios interpuestos entre ellas y Dios, ha caducado en la Nueva Era del Maitreya; cada uno tiene que lograr su liberación con sus propios medios, como está explicado en estas Enseñanzas. El conocimiento revelado básico de la Raza Aria está en las Enseñanzas, que han sido liberadas y pertenecen a la Humanidad; la bendición es atributo del Señor y no de los hombres, y cada uno puede solicitarla y recibirla según sus méritos. El Poder de la Gran Corriente está a disposición de quien sepa manejarlo. Cuando la Obra Acuariana recién empieza, un mundo nuevo por descubrir trabajando en la exaltación de la vida convoca a todos, sin exclusiones. Las viejas instituciones e ideas están en su último esplendor, pero agonizando, como una gran ballena varada en la playa, resoplando con gemidos, secándose al sol, muriéndose irremediablemente.
¡Antiguos compañeros de la Orden del Fuego! Nuevamente los exhorto para que dejen de lado las inútiles vestiduras carcomidas y escapen de los encierros; eso se terminó. Ahora tienen en sus manos las Enseñanzas, que magnetizó Santiago Bovisio, y tienen la bendición directa de la Divina Madre. Reiteramos, ¿No leyeron en los Mensajes de Plenilunio del Maestro que en la Nueva Era desaparecerán los intermediarios que se interponen entre el hombre y Dios? Estamos en Acuario; el Maitreya es Maestro de Justicia y los está esperando para trabajar.
Cualquiera sea la categoría que hayan tenido antes, ahora son hombres sencillos con un inmenso caudal de posibilidades: saben meditar, saben dictar clases espirituales, han practicado virtudes, tienen don de consejo, tienen tesoros que les dieron los Maestros para que los entreguen a los hombres que no tuvieron esa posibilidad. Den cada vez más; estamos en tiempos de la expansión del mensaje; las naciones se derrumban y los hombres desesperan de angustia. Llegó el día de la ofrenda y ustedes, que en el instante del primer voto se asociaron con los Santos Maestros para realizar el Plan Divino sobre la Tierra, ¡se asociaron con el Fundador Santiago Bovisio! prometiendo ayudarlo en su misión; ustedes que fueron llamados Hijos de la Divina Madre, ¡Hijos de la Llama! no pueden desconocer el mandato, no pueden desoír el clamor de los desesperados de la Tierra: ¡Ellos piden ayuda en las metrópolis, en África hambrienta, en el Medio Oriente que se desangra con guerras, en las naciones civilizadas -como las nuestras de América- que agonizan con drogas, violencia cotidiana y enfermedades incurables!
Dijo el Maestro Santiago en el Mensaje de Plenilunio del año 1957: “Hijos de la Llama: llevad vuestro Mensaje de Renuncia a todos los hombres indistintamente, enseñadles que el bien de los pueblos no es el resultado de guerras y revoluciones, sino de la capacidad expansiva, fruto del sacrificio, del trabajo, de las migraciones y de la renuncia de lo superfluo. ¡Hijos de la Madre: Llevad al mundo angustiado y expectante vuestro mensaje de Renuncia!”
José González Muñoz
Octubre de 2004