Reflexión N° 146 - Una Forma de Vivir

La Renuncia es una manera de vivir. Tiene doctrina, ideas, programas de trabajos, ejercicios de meditación, oraciones e himnos, un ceremonial, una tradición que viene de la más remota antigüedad, Protectores Astrales, cursos y enseñanzas, grupos de estudio y otras cosas poco conocidas; pero fundamentalmente es una forma de vivir específica que revela naturalmente la esencia de quienes la practican. Hasta la muerte del Fundador, quienes vivían la Renuncia participando de la Orden Cafh, el retrato era evidente y se expresaba en todo momento. Pasó el tiempo, desapareció la Orden, el Mensaje se expandió globalmente y muchas personas, sin haber estado nunca en Cafh, son reconocidas inmediatamente como seguidoras de la Renuncia. Incluso forman grupos virtuales que se ayudan para estudiar y comprender las Enseñanzas.

Hay muchas maneras de vivir. Los Tuareg, en el desierto de Sahara, viven de una forma y los esquimales del norte canadiense de otra. Lo mismo ocurre en diversas regiones del mundo: una cosa es Londres y otra es Río de Janeiro. Las religiones han impuesto estilos privados y sociales y es fácil reconocer a católicos, judíos y musulmanes, aunque viven en la misma manzana de una ciudad. No sólo el estándar social establece diferencias, sino la personalidad individual, y fija un comportamiento colectivo. Quienes van, por ejemplo a un retiro espiritual, dejan en segundo plano su privacidad y se comportan como el grupo. Lo mismo si una persona visita una ciudad característica, Estambul musulmana o Moscú ortodoxa, vivirá como la mayoría. No puede hacer otra cosa bajo el peligro de ser marginado. En la civilización occidental que cubre todo el planeta con sus instrumentos sociales y de información, el individuo vive desde afuera hacia adentro. La masa impone las formas y el comportamiento individual queda subordinado a los momentos de intimidad, los sueños y la familia en cierta medida, no completamente porque los aparatos de comunicación invaden impunemente los hogares seduciendo, convenciendo y uniformando el comportamiento de la gente poco resistente.

La transmisión televisiva de la misa desde el vaticano los domingos se impone sobre los fieles que van a la iglesia del barrio. Toyota inunda la motivación de la clase media con sus modelos. Los partidos de fútbol en las canchas y la tele alejaron a la juventud de los deportes. Las vidrieras de moda llenan de fantasía la mente de las mujeres que descuidan debido a esto muchas veces, el ordenamiento del hogar. La vida viene desde afuera hacia adentro. El interior está vacío.

Muchas organizaciones espirituales tienen un gran aparato doctrinario con filosofías e informaciones de primer nivel, pero no dicen nada sobre una ética, una forma personal de vivir. La Sociedad Teosófica se impone en sus libros que están en todos los idiomas del mundo desde hace más de un siglo. Sin embargo, los teósofos, en su comportamiento personal son como todos, nadie los distingue por una ética diferenciada. Lo mismo puede decirse de los integrantes de Logias, Sectas espirituales e iglesias. Cuando los sacerdotes se sacan sus vestimentas ceremoniales, nadie los distingue, a menos que lo declare con palabras. Este concepto podría generalizarse a todas las confesiones que, en el afán de propagarse y ganar adeptos, se entregan a las masas adoptando sus costumbres mundanas. Así ocurrió en Cafh que había logrado el desarrollo de una forma de vivir espiritualmente apropiada. Muerto el Fundador, progresivamente se hicieron cambios en las ideas y en la reglamentación para que los Hijos, especialmente los Ordenados, se fundieran con la sociedad, fueran masa. ¿Cuál es el significado y los efectos de los viajes del Papa Juan Pablo II y el actual, dirigiéndose a las multitudes en espectáculos multitudinarios? Eso no es pastoral.

Los partidos políticos se diferencian por ideologías que, mayormente, no influyen en las costumbres de las personas. Más bien son organizaciones que buscan el poder de una nación por medios electorales y otros sistemas, incluyendo los golpes de estado; pero en los hechos la vida continúa igual que antes. Los programas electorales son ambiciosos y prometedores, pero llegados a los puestos gubernamentales no pueden modificar la realidad de todos los días. Una de las promesas preelectorales más intensas de Obama fue el cierre de la cárcel de Guantánamo eliminando las torturas; pasan los meses y no ha modificado nada, aunque es el comandante con poder para decidir. Lo mismo puede decirse de todas las organizaciones mundiales de cualquier carácter, científicas, diplomáticas, religiosas, fraternas, ecologistas, etc. Hay proliferación de ideologías y nada de cambios de formas de vida en la realidad.

La Renuncia es una forma de vivir y las Enseñanzas una guía, informaciones históricas sobre el pasado de la Humanidad, para que el estudiante se ubique individualmente en la Evolución, ejercicios que entrenan la mente de diversas maneras con temas apropiados para que aprenda a meditar naturalmente, descripciones del cuerpo físico y energético que lo ayudan a mantener un estado armonioso, devociones para soportar las tristezas y los sufrimientos. Además, es una consulta permanente para vigilar su andar por el camino corrigiendo los errores y enderezando los desvíos. Los textos son como buenos amigos que ayudan a vivir de una manera determinada, la de cada uno.

La característica típica de vivir la Renuncia es la moderación en todo, un equilibrio entre los diferentes momentos de la experiencia diaria, un estado armonioso de los distintos cuerpos, sentimental, físico y mental, porque el ser está siempre vigilante, en guardia para no dejarse llevar por ninguna tendencia, buena o mala, egoísta o despreocupada, codiciosa o liberal. El desequilibrio es la no Renuncia.

En el Reglamento de Cafh, la parte del Método, están anotadas muchas normas sobre el comportamiento cotidiano, en la comida, ni muy frío ni muy caliente, la vestimenta, las horas del sueño, las expansiones, el estudio y el trabajo, hablar y reír, relaciones sociales y en todas se observa esta cualidad del hombre de Renuncia: la moderación.

De aquí se deduce que la vida de Renuncia no es la práctica de tal o cual virtud, lo que empujaría al hombre a un desequilibrio, tan corriente en los caminos espirituales, sino una integralidad de las cualidades según la capacidad personal. Si le resulta fácil compartir la vida social en todos los niveles con las personas más diferentes, siempre expansivo y de buen humor, compartiendo conversaciones y risas, pondrá un freno a esta cualidad sobresaliente llamándose a una cierta austeridad de trato, para armonizar con los demás y consigo mismo. Al bajar el nivel de la expansión temperamental, empezarán a crecer otras virtudes que estaban relegadas, escondidas, por ejemplo, el silencio. Si está ávido de informaciones para conocer lo que sucede en el mundo, qué pasa con tal nación, cómo va la economía mundial, puede seguir una disciplina que aconseja el Maestro Santiago en una de las Enseñanzas: no leía el periódico hasta el día siguiente, o, si recibía la carta de un amigo la dejaba cerrada dos o tres días y después la leía. De esta manera tenía bajo control la impaciencia y la curiosidad. Era un ejemplo permanente de vivir equilibrado y en todas partes, fuera una reunión de amigos en un café o presidiendo un gran acto social de etiqueta para el día del Caballero Iniciado, siempre se destacaba por la superioridad de su alma, plena de Renuncia. Resultaba difícil señalar un rasgo sobresaliente, aunque permanentemente manifestaba su autoridad de Caballero Gran Maestre. Se puede estar muy arriba en todos los rubros de la actividad humana, económicos, sociales, espirituales, políticos y, como resultado de la integralidad armoniosa de su ser, dialogar, compartir, ayudar al más humilde de los hombres. El Maestro tenía familia, esposa, hijos, amigos de su misma edad, miles de discípulos de Tablas repartidos por América, Ordenados de Comunidad, hombres y mujeres, niños en los colegios, y con todos era él mismo, invariable. Quienes lo conocimos tenemos el mejor ejemplo para seguir el camino de la Renuncia, accesible, necesaria, redentora.

Las religiones son confesiones expresas con cultos seculares, doctrinas firmes, aparatos administrativos y autoridades. El Cristianismo, dividido con el tiempo en varias confesiones, Católicos, Ortodoxos, Luteranos, etc. Reconocen a Jesucristo; el Islam reconoce a Mahoma aunque en los hechos están también divididos, el Judaísmo y sus partidos políticos, los Budistas a Buda, los Brahmanes a sus tradiciones milenarias, etc. En otra área las sectas modernas que hacen mucha propaganda por los medios masivos con mucho éxito de publico y seguidores. En otro rubro están las ideologías sociales con fuerte acento político, socialismo, comunismo, capitalismo, los verdes, etc. Más allá aparecen las agrupaciones recientes que brotan de las innovaciones tecnológicas en las comunicaciones, Internet, E-mail, Facebook, Twitter, juegos electrónicos, etc. Además, los agrupamientos culturales de tercer nivel como los deportes en los estadios y en la televisión, las competencias, los clubes nocturnos, la drogadicción, los homosexuales, la pornografía y, desgraciadamente, los abusos infantiles. Este es el panorama del mundo moderno, sin contar las guerras, la inseguridad, los desastres geográficos y la pobreza, llenando la totalidad del espacio humano. El que no desarrolla un “lugar interior” propio, fortificado ¿en dónde está? En cualquiera de los nichos que hemos narrado más arriba, entremezclado con miles de semejantes aturdidos, moviéndose como en un rebaño asustado por lo que sucede a su alrededor.

Este es el mundo moderno desde hace tiempo progresando sin pausa hacia la decadencia. No hay forma de escapar porque el Planeta está completo, todo ocupado; la dimensión física está llena. Es necesario recorrer otras dimensiones que se encuentran en el hombre, no en la sociedad. Para explorar esos mundos plurales es indispensable poseer una forma de vivir propia, inaccesible para los otros, un búnker espiritual. Se consigue con la Renuncia, distanciando ese mundo confuso y desordenado que hemos señalado, lo más lejos posible. No es necesario comprar un pasaje a una isla deshabitada, sino el ordenamiento de nuestras acciones cotidianas como está explicado en las Enseñanzas. Poseer una forma de vivir se logra ordenando nuestras facultades y tendencias, armonizando nuestro mundo interior en un punto de equilibrio que nos convenga. No hay dos caminos, sino uno, el de cada uno. Esa será la forma de vivir que nos conducirá a la felicidad.

José González Muñoz
Febrero de 2011

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