Reflexión N° 15 - La Transición

El doble premio Nobel Linus Pauling (Química 1954; Paz 1962), en el informe que presentó en “El Correo de la UNESCO” en noviembre de 1964, al hacer un análisis de la amenaza nuclear en aquella época (320.000 megatones, que hoy 2002, sigue igual), se preguntaba “por qué se ha creado una cantidad tan irracionalmente grande de material explosivo. Contestó a esta pregunta diciendo que ello ha ocurrido porque el sistema de educación científica ha sido defectuoso, y en consecuencia, la gente que tomaba las decisiones correspondientes no podía tener una idea clara de lo que hacía, esto, si es que ha habido alguien que tomaba esas decisiones, etc.” En la época del informe, Estados Unidos y Unión Soviética eran las únicas naciones poseedoras del arsenal nuclear. Ahora son ocho las que en América, Europa y Asia pueden destruir a la Humanidad. Los analistas saben que una sola bomba sobre una ciudad enemiga es suficiente para incendiar el Planeta.

La historia registra una situación similar al comienzo de la época Ario Teutónica, hace 24.000 años, que está narrada en el Ramayana, la guerra de los Arios contra los Atlantes, quienes poseían armas similares a las actuales, pero con otra tecnología (Ver Libro IV: “Historia del Hombre”, Libro XXVI: “Antropogénesis”, Capítulo: “La lucha de los Mil Quinientos Años”).

Los últimos Atlantes eran inteligentes y perversos. Crearon grandes centros de investigación (como nuestras Universidades y Laboratorios) para el desarrollo sistemático del poder mental y el dominio de los elementales; inventaron máquinas infernales manejadas bajo el control remoto de los Magos Negros, que mataban a distancia, como nuestros modernos proyectiles orbitales, cruceros, naves aéreas y autómatas terrestres. Belitz y algunos rusos sostienen que poseían armas atómicas y que las utilizaron. Sus ambiciones eran dominar el mundo, como ahora pretende el Imperio Global, y casi lo lograron. Los Arios murieron por millones, y cuando los Atlantes tenían casi ganada la guerra, la Naturaleza vino en ayuda de la Humanidad: se produjo la modificación cíclica del eje terrestre. Los Magos Negros perdieron el control mental, cayeron a tierra, y fueron aniquilados. Los Grandes Iniciados quitaron definitivamente a los hombres el poder psíquico y la visión astral que era espontánea, por el peligro que significaba. Los sobrevivientes tuvieron que empezar desde la nada, transformados en primitivos hombres de las cavernas. Los Magos Negros, como nuestros científicos modernos, que no habían sido educados correctamente, se equivocaron y desaparecieron.

a. El Templo de la Iniciación

Hoy, cualquier persona u organización, si tiene condiciones apropiadas y una firme determinación, puede acceder a las fórmulas y los procedimientos para fabricar bombas atómicas. Lo han hecho varias naciones, dos de ellas del tercer mundo. Y están apareciendo otras más que lo están intentando. Porque la tecnología moderna, igual que la de los Magos Negros, está dominada por la codicia, el odio y la ignorancia. Esta situación es karma del mundo que concluye. Estamos cerca del tiempo de otro cambio del eje terrestre; es probable que la historia se repita, y que el sistema tecnológico globalizado se derrumbe definitivamente por modificaciones del campo electromagnético de la Tierra. Los supervivientes volverán a la infancia elemental, y sobre esa página en blanco, los Grandes Iniciados empezarán a construir los rudimentos de la Era de Acuario: armonía del espíritu y la materia.

Pero los niños no aprenden solos; necesitan maestros. Cuando la Tierra quedó devastada, se fundó en Kaor, volcán del Asia central, la Orden del Fuego, y desde allí los Maestros se repartieron por el mundo, enseñando a los hombres a pensar racionalmente (Ver Libro XVI: “Historia de la Ordenes Esotéricas”). Fue en Egipto donde la sabiduría de las ciencias alcanzó mayor esplendor, mucho antes del cristianismo. Está perfectamente explicado en el Capítulo 4: “El Templo de la Iniciación”. Y así como el estudiante ingresaba de niño a los doce años, y se la hacía olvidar todo, hasta su nombre y familia, por medio de brebajes y disciplina, así también la Humanidad tiene que olvidar el conocimiento pasado que adquirió a lo largo de los siglos en escuelas y libros, para pensar de otra manera, uniendo el amor con la sabiduría. Para llegar a este excelente estado, los hombres deben renunciar a la separatividad. Las Enseñanzas del Maestro Santiago adelantan y ayudan a comprender los fenómenos de la transición de un mundo viejo que se va, y otro nuevo que se aproxima velozmente.

Si quisiéramos comprender el estado en que se encuentra la Humanidad ahora, comparándola con los grados de iniciación del Templo de Amón en Egipto, diremos que ingresamos al primer recinto, cuando los parientes acompañaban al candidato en procesión fúnebre hasta los portales y lo depositaban en un ataúd; etapa de renovación física y olvido. Así, las calamidades que nos conmocionan todos los días, guerras, miserias, atentados, enfermedades, pobreza, y todo lo demás, son los sacudimientos de la Humanidad para despojarse del ropaje viejo y sucio que ya no sirve. También el neófito sufría mucho y se enfermaba con fiebres en esta etapa depuradora. Cuando estaba purificado, se lo dormía y se lo introducía en el segundo recinto, para desarrollar sus facultades.

b. El Segundo Recinto

“Se trataba de un lugar tan hermoso como imaginar se pueda. Todo lo que podía aportar la ciencia y el poderío de un rico imperio se reunía allí: palacios construidos con los incomparables mármoles blancos, azules y verdes del antiguo Egipto; tan maravillosos eran que servían a los sacerdotes para estudiar los reflejos de la luz solar. En estos palacios se reunían las más hermosas pinturas, esculturas y obras de arte. Los jardines eran indescriptibles y tan cuidadas sus plantas, que había casos en que una sola de éstas contaba con su cuidador exclusivo” (XVI, 4, 19).

¿Podemos soñar que la Humanidad, una vez cumplido el proceso de depuración indispensable, pueda ingresar a ese maravilloso estado de armonía con la Naturaleza? Sí, porque el hombre está predestinado a la felicidad, cuando haya cumplido las etapas del Camino de la Renuncia.

Siete fueron los Recintos de la Sabiduría en el Templo de la Iniciación, pero el Maestro Santiago describe los seis primeros únicamente. Todo lo que un místico pueda adquirir en una vida, se lograba en el Templo: clarividencia, viajes astrales, magia, la muerte extática, poder de curar, etcétera. De lejanos países venían los peregrinos para aprender la sabiduría antigua; y luego regresaban a sus patrias para enseñar al pueblo. Lo que se perdió con la destrucción de los Atlantes, quedó resguardado por la Sagrada Orden del Fuego desde Kaor, y transmitida oralmente de generación en generación en los centros donde se estableció la Orden, con diferentes nombres. Con la hegemonía de las religiones monoteístas semitas, la tradición esotérica del conocimiento se ocultó, y no se sabe dónde pueden estar los sobrevivientes de la augusta institución.

¿Volverán los hombres a ser sabios y santos? Indudablemente que sí; esa es su meta en la Tierra, pero después de la depuración y el olvido. La etapa que está viviendo la Humanidad, tal como la experimentamos diariamente, es la más grotesca caricatura a que puede llegar el ser humano. Mire el lector a los líderes mundiales y las grandes figuras que llenan los espacios de la televisión y los periódicos, y comprenderá rápidamente que la Humanidad no tiene futuro, tal como está; que es necesario un cambio drástico y completo, como el chico estudiante que es depositado en un féretro a las puertas del Templo. Esta situación no es optativa, ni individual ni colectivamente; es karma, es sentencia inapelable, es la muerte. Ya está ocurriendo masivamente. No hay que llorar; hay que renunciar.

c. Decisiones Personales

El Imperio Global nos envuelve por todas partes, nos oprime con su poder económico, nos amenaza con las armas, nos condiciona con sus medios culturales corruptores, nos quita las posibilidades de soñar una vida mejor. Frente a este monstruo totalizador, se yergue un Ser solitario desafiante que no le teme, el Maitreya, la Divina Encarnación, el modelo perfecto y luminoso de la Humanidad. No hay otra opción, no se ha presentado ninguna alternativa. ¿Ganar “dinero a lo grande”, como quiere Clinton ahora? ¿ Drogarse junto a 250 millones de desesperados? ¿Probar el aberrante sexo con niños como han hecho los sacerdotes católicos de Boston? ¿Huir lejos? ¿Sembrar el terror kamikaze con explosivos? Esto es lo que hacen las masas ignorantes, acelerando el proceso de desintegración, los sufrimientos y el fin de la antigua civilización. No hay escapatorias; hay que aferrarse al Salvador, desapegándose de todas las ataduras internas y externas que nos quitan la libertad, caminando por el Camino de la Renuncia como lo ha mostrado el Maestro Santiago en sus Enseñanzas.

Así como el Maitreya está y es solitario, cada hombre ha de tomar decisiones personales para resolver su problema existencial. Las masas no consideran que existan cuestiones básicas, no piensan nada diferente a lo que ofrece el mercado de la vida, y siguen como siempre: consumismo, televisión, piquetes y cacerolazos, llorar, enfermarse, morir; no tienen nada que decidir. Pero aquel que no quiere ser devorado y busca el aire puro para respirar, tiene que determinarse.

El Maestro Santiago escribió su doctrina de la Renuncia en medio de las convulsiones mundiales del siglo pasado (Segunda Guerra Mundial, destrucción de ciudades por bombas atómicas, liberación de las colonias en África y Asia, vuelos espaciales, etcétera). Sus Enseñanzas ayudaron a encontrar el Camino, y ahora están al alcance de todos los hombres. Para esta propuesta se recomienda leer: Libro XI “Vida Interior”, Libro XVIII “El Camino de la Renuncia”, y Libro XXXI “El Buen Camino”. Todos son magistrales, pero éstos son los adecuados para el aprendizaje diario. Sabemos que el Camino es muy largo, y la meta se pierde en la lejanía, pero es suficiente empezar a caminar buscando a Dios, para haberlo encontrado. Porque el Camino de la Renuncia es Dios mismo, es la liberación anhelada. No hay realización completa y perfecta; sino etapas, pequeñas realizaciones que están al alcance del alma, y desde las cuales lograremos nuevas conquistas. La vida espiritual perfecta está formada por un rosario de pequeñas obras diarias de Renuncia. Su efecto inmediato es la paz interior.

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