Reflexión N° 108 - Dificultades

A medida que pasan los meses se hace cada vez más difícil presentar nuevas Reflexiones. Escribirlas es fácil, un oficio que se aprende por la experiencia. La dificultad está en encontrar los temas Acuarianos cuando los protagonistas permanecen sumergidos en los remolinos del final de la Raza. ¿Cuáles son los temas Acuarianos? Lo que se sabe está en las Enseñanzas del Maestro Santiago y sobre ellas hemos reflexionado muchas veces, a veces repitiendo títulos y conceptos, tratando de actualizar las ideas con los acontecimientos internacionales que estremecen a la Humanidad. En un avance puramente literario, he presentado mis conjeturas en los Relatos Acuarianos, una escritura de anticipación que se adelanta diez mil años en la historia futura para dibujar imágenes claras e indelebles de lo que podrían llegar a ser los hombres nuevos, en un planeta también rejuvenecido. Pero la vida es ahora, aquí, real y la única experiencia de la vida Acuariana fue C.A.F.H. que el Maestro Santiago construyó desde 1937 en Argentina y perduró hasta su muerte dando notables resultados de Renuncia. La experiencia fracasó y los pocos sobrevivientes enfrentan con mucho esfuerzo de la mente un frágil equilibrio entre mundos en conflicto. Tienen a su alcance las Enseñanzas y las releen una y otra vez para mantener la llama vocacional en la memoria. De allí a una vida de Renuncia integral hay mucha distancia, y muchas dificultades para el peregrino del Camino.

Esta vez la acción del Gran Iniciado Solar Maitreya es diferente a su anterior encarnación en la figura de Jesús, y los antecedentes que tenemos de los redentores del pasado no nos ayudan para comprender cuál será la línea actual, cuando no tenemos señales de su presencia en ninguna parte, solamente las Enseñanzas del Canon y las ambiguas referencias de algunas tradiciones. No obstante, es tan grande la necesidad de las almas y tan fuerte las amenazas del viejo mundo con sus bombas atómicas preparadas y apuntadas hacia todos los blancos, que nos sentimos perplejos sin saber qué escribir, sobre qué puntos de la doctrina reflexionar para llevar alguna esperanza. En el periódico he visto la fotografía de un norteamericano adulto, con la mirada baja de vergüenza y el dolor en los labios, sordo minusválido, que fue afrentado repetidas veces por el cura violador de niños. Me conmovió. ¿Será esa la imagen humana perdurable por un largo tiempo que tendremos que enfrentar todos los días por mil causas de miserias, en Argentina, Afganistán, Gaza, niños africanos con hambre, norteamericanos abandonados a su suerte, sin hogar ni trabajo?

Un mundo diferente

Para comprender un poco nuestra difícil situación debemos retroceder a la raíz de las ideas cuando el Maestro comenzaba la obra, al punto cero, al principio. En 1937, fecha de las primeras informaciones sobre la Era de Sakib y el cambio de Razas, el mundo era diferente, aunque se preparaban las condiciones para la decadencia: todavía no había estallado la Guerra Mundial, no había televisión ni comunicaciones globales, no se había construido ninguna bomba atómica, los vuelos espaciales figuraban en la ciencia ficción, una pequeña minoría se drogaba, practicaba la homosexualidad y no se conocían pederastas. No había computadoras ni robots. La vida en las ciudades era normal día y noche, sin violencias. El transporte usaba tranvías. Había trabajo en todas partes. Y los niños íbamos a la escuela primaria seis días a la semana rigurosamente, durante diez meses al año. Las fechas patrias se celebraban en la Escuela, con actos festivos en los que participaban maestras, padres y alumnos.

Todo estaba en gestación, lo bueno y lo malo, la esperanza y la furia destructiva que a partir de la guerra estalló en el Planeta. Las naciones ardieron, Europa, Rusia, China y Vietnam, Corea, África y Latinoamérica, Palestina, Irak y Afganistán, los hombres y la Naturaleza, las religiones, la vida y las costumbres. Los demonios transformaron al Planeta en un infierno con siete mil millones de condenados. Y sobre este caos la espada de la destrucción atómica inexorable, fatal, instantánea. ¿Existe algún espacio donde los hombres del futuro puedan sobrevivir y conservar el Mensaje de la Renuncia hasta que llegue la hora de América? En las primeras Enseñanzas encontraremos la respuesta y la guía de comportamiento para poder cumplir esta misión espiritual.

Ninguna institución

No podemos refugiarnos en ninguna institución por más benévola que se presente, ni en la familia, el más pequeño colectivo que ofrece la Humanidad, aunque esté asegurada económica y socialmente. Las estadísticas de familias destruidas, con hijos pequeños, son dolorosas. Estemos donde estemos y cualquiera sea nuestra situación cultural, somos el único lugar posible, individual. Hay que aprender a incursionar en el vasto mundo espiritual, místico para vivir. No hay metas que conquistar como ocurre en las profesiones y en las sectas que ofrecen fuerza, inteligencia, expansión de conciencia, paraísos y poderes. Hay que penetrar en uno mismo y permanecer allí. Todos los caminos místicos enseñan que no hay otra forma de alcanzar la paz. Quienes piensan que la vida interior es aburrida están vacíos, son ignorantes. Hay que empezar a transitar ese camino porque es el único que integra la vida.

Procedimientos

¿Cuáles son los procedimientos del comportamiento al alcance de las personas en cualquier situación que se encuentre, la oficina, el hogar, la calle, los amigos? Vamos a intentar ofrecer una lista de acciones que conducen a una relación permanente con uno mismo en todas las circunstancias.

  1. Si practica alguna metodología que acrecienta el ego, o la ilusión de considerarse mejor que los demás, sea en prácticas psicológicas, deportivas, sociales o de conocimiento, deséchela. Cuanto más se agranda la personalidad corriente tanto más quiere y desea. Es como el dinero que no busca otra cosa que más dinero, sin límites. Por ejemplo, obsérvense a los atletas que marcan records de velocidad, resistencia, altura, etc. Toda una juventud consagrada para ser más que los otros adquiriendo puntajes: el número uno y detrás quedan miles que nunca llegarán a ninguna parte. Es aleccionador escuchar las palabras de los deportistas que se jubilaron: años y años desperdiciados en un esfuerzo inútil para cada uno, sólo para competir con los demás. Son unos fracasados. Si en vez de engordar la petulancia hubiesen buscado el equilibrio de sus posibilidades habrían sido más felices.

  2. Es necesario achicar el entorno que nos rodea porque influye directamente sobre nuestras acciones interiores. Hay profesionales que se pasan la vida adquiriendo títulos académicos, doctorados, menciones honoríficas y premios, como se puede ver en los consultorios médicos con paredes cubiertas de diplomas, que muestran más que todo la vanidad personal. Igualmente con la vida social en la que muchas personas viven sumergidas, fiestas, exposiciones, conferencias, competencias sin que quede un rato libre para meditar sobre sí mismos. Están vacíos, y consideran la disponibilidad de tiempo libre como el peor castigo. Y no se dan cuenta que ese poco y nada de su vida interior es su mayor tesoro porque pueden empezar a habitarlo, como el bebé empieza a gatear primero, luego a caminar y finalmente correr en su propio mundo que le pertenece. Esas personas que se aburren consigo mismas están equivocas desde la raíz, creyendo que vivir es tener más, todo lo contrario de la Ley de la Renuncia.

  3. Si tiene la suerte de tener el alma desocupada y no le preocupa que así sea, empiece a recorrerla, explorando los rincones, conociendo las estancias vacías, algunas en penumbra porque nunca entró la luz, otras luminosas y fascinantes, camine por sus corredores y asómese a los espacios que le ofrecen. Todo es suyo y de nadie más. Son los mundos plurales que tanto hemos hablado en las Reflexiones, y no tenga miedo porque es usted que se está conociendo a sí mismo. No hay en la Tierra mundo más atractivo que ése y que algún día conocerá completamente, su palacio de oro.

  4. El rasgo distintivo de la Raza Aria fue conquistar, desde los primeros tiempos hasta nuestros días: el Imperio Romano, los Conquistadores Españoles, guerras permanentes, la bomba atómica, la carrera espacial y así en todas las actividades de la civilización que han llevado a que la Humanidad se encuentre al borde del abismo, sin posibilidad de retroceder ni cambiar. La Nueva Era presenta como rasgo principal la Ley de la Renuncia, que ha sido desarrollada ampliamente para la mentalidad de este tiempo en las Enseñanzas del Canon. Las acciones de la Raza Americana son completamente distintas, contrarias a las que vemos en la historia Europea. Si el lema del hombre moderno es ganar, el distintivo del Acuariano es dar. Y ésta es la tarea de aquéllos que buscan el Camino de la salvación; dar no solamente cosas, bienes, herencias, sino darse uno mismo en toda ocasión, una tarea de limpieza integral que permita florecer los dones propios del alma, el comienzo de la perfección del modelo que cada uno lleve dentro.

  5. Aquellos que viven en las ciudades que han elegido, u otros han elegido por ellos desde el nacimiento. Si tiene un kiosco de revistas de tres metros cuadrados en la vereda se pasará la vida hasta que sea viejo mirando pasar a la gente, conviviendo con sus propuestas gráficas. Si es seminarista, eligió, ya sabe lo que le espera como hoy conocen todos, en cualquier obispado del mundo, encerrado en una cárcel administrativa y doctrinaria, sin poder escapar. Todos están igual, así como los religiosos se refugian en el espectáculo de rituales dogmáticos, así el hombre corriente se esconde entre la multitud. Pero este hombre común tiene más posibilidades de salvación porque no está encerrado en ninguna red doctrinaria. Puede encontrar una vía de escape en sí mismo, en los mundos plurales que esperan en él, aunque busque en la oscuridad.

Estimado lector: Si todavía cree en algo, en la vida, el bien, en usted mismo pese a todo, abandone poco a poco los apegos que lo atan a un devenir sin sentido y tenga esperanza. Trabaje en sí mismo, interiormente, para la próxima encarnación.

José González Muñoz
Mayo de 2010

Anterior
Siguiente