Relato N° 39 - La Última Batalla

Por una de esas fuerzas contradictorias que tantas veces ha presentado la Historia en momentos críticos, el Enemigo lanzó una ofensiva general en los océanos poniendo en movimiento todas las unidades de combate que estaban a su disposición al tiempo que nosotros entrábamos en la Burbuja Comando. La Inteligencia, después de sus experiencias bélicas en América, había comprendido que la tierra firme no le era favorable si le presentaban una oposición coordinada; obtuvo éxitos en el Lejano Oriente porque las poblaciones decadentes, androides, quimeras y otros, no ofrecieron resistencia. Pero cuando intentaron repetir la misma estrategia en Occidente, los Acuarianos, con platos voladores y altas radiaciones, sin combatir, los vencieron completamente, aunque la destrucción de las poblaciones atrasadas fue inevitable. Después de estas violentas y aceleradas campañas, la Tierra había quedado desierta, con pocos sobrevivientes autóctonos refugiados en sitios apartados. Quedaban dos especies activas preparadas para luchar por el triunfo: Americanos, los Nuevos Celtas y la Flor del Loto, herederos del Mensaje de la Renuncia, por una parte y la Inteligencia Artificial con millones de robots y autómatas obedientes por la otra. Aleph atacó y en poco tiempo terminó con toda resistencia en el mar. No se aventuró en tierra, sino cercó y destruyó las poblaciones acuáticas de los Americanos, ciudades flotantes, aldeas, cultivos submarinos, colonias educativas en los arrecifes de coral, pescadores, submarinistas. La hermosa Cuba que he descrito en mis viajes por el Caribe, flotante y sumergida, movediza como una canción tropical fue destruida y sus habitantes aniquilados, igual que las poblaciones de esos y otros mares. Sus restos flotaban a la deriva y las bellas ondinas y sirenas agonizaban en las playas. Las naves aéreas disponibles rescataban a los náufragos y los llevaban a refugios seguros en el continente. Lo mismo ocurrió en el Mediterráneo, Índico y otros mares donde prosperaba la nueva raza. Los Acuarianos, después de la invasión por los ríos americanos, habían establecido barreras radiantes protegiendo las regiones libres, pero la Inteligencia Artificial había desarrollado mecanismos energéticos y perforaban las barreras que atravesaban los robots de combate. Tal vez, según pude comprobar por experiencias en la Burbuja Central, consiguieron controlar las ondas X2 de los cerebros in Vitro y, emplearon un arma formidable del nivel de la barrera radiante. Si esto fue así, la Burbuja Central, que contenía todo el poder unificado y concéntrico de la Inteligencia agresiva, en movimiento acelerado hacia la ciudad polar Hiperbórea representaba un peligro inminente. Había que actuar de inmediato y con recursos más poderosos.

Dormí veinticuatro horas y cuando desperté estaba la Venerable Iarka en un sillón, cuidando mi sueño. Dijo: “El reposo te ha recuperado completamente. Los cerebros de la Burbuja siguieron tu rastro hasta aquí y daban vueltas como moscardones queriendo entrar en tu memoria. Tuve que espantarlos con ayuda de los buenos Elfos. Te odian a muerte. Ya no están aquí y no volverán. Los Superiores están en otra sala reunidos en Concilio y nos esperan. Vamos.”

Pasamos a una habitación grande de piedra con muebles fraileros de encina dorada donde conferenciaban los Superiores de tierras lejanas a quienes saludé con reverencia: Emérico, de América del Sur, Uxmal de Teotihuacán, Águila Blanca del Gran Cañón, Manes del Hoggard, Big Man de los llanos canadienses, Adelphi Rake, Rore y otros a los cuales nos sumamos. Después de los saludos y ceremonias de rigor, habló Emérico en primer lugar haciendo una síntesis de la situación.

“Los presentes reunidos en Concilio Americano estamos bien informados de los últimos acontecimientos que están ocurriendo en los mares y las destrucciones despiadadas que provocaron las armas enemigas. Las barreras radiantes que protegían nuestras tierras han sido rotas en varios sectores y por allí han penetrado los autómatas submarinos destrozando nuestras instalaciones oceánicas. El poder del Enemigo se ha incrementado hasta niveles vibratorios como los nuestros o más. No podríamos defendernos si no conociéramos el origen de ese poder, pero, gracias a la audaz incursión al interior de la Burbuja Central sabemos que la Inteligencia no es artificial, sino humana, elaborada por cerebros como los nuestros, orgánicos que una proeza de ingeniería biológica de científicos desconocidos lograron desprenderlos del cuerpo, combinarlos, unirlos entre sí y mantenerlos vivos. Todo lo que nuestro emisario vio y experimentó en la Burbuja ha llegado hasta nosotros claramente. La Burbuja no es inteligencia artificial, sino contiene una Quimera fantástica de cerebros activados al máximo y programas agresivos, con las mismas ambiciones de los padres de la bomba atómica, los clones y los muchos autócratas que quisieron dominar al mundo. Pero la utopía nunca fue posible a lo largo de edades milenarias. Por el contrario, en estos momentos el Planeta está casi vacío de Humanidad. Prosperan las especies naturales que no tienen depredadores, pero sin hombres que cultiven jardines y se alimenten de sus frutos, tal belleza no tiene significado. La Tierra es el hogar de la Humanidad y nuestra misión Acuariana es defenderla con las fuerzas puestas a nuestro alcance. No tenemos armas como el enemigo; tenemos nuestras vidas y el poder del Fuego en nosotros.”

Habló después el Gran Sacerdote de Teotihuacan: “El conocimiento que tenemos ahora de la Burbuja Central es fundamental para proceder acertadamente. El enemigo es falaz, mentiroso y se ocultaba. Dos cosas sabemos: En primer lugar, su inteligencia no es artificial, sino humana, con todas las grandezas y miserias que las nuestras; por lo tanto, con muchos puntos débiles y equivocados que saltan a la vista y en segundo lugar, es única, no tiene duplicados, todo está en un solo lugar. No podía ser de otra manera, porque los codiciosos no comparten. La Gran Inteligencia quiere todo para sí plantas, animales, montañas, la Tierra entera, un perfecto Satán encerrado en una burbuja de trescientos metros de diámetro”.

“Ahora se dirige al Polo Norte a gran velocidad, para situarse en el punto clave del Planeta, calculando que la rotación sincronizada de las dos esferas aumente sus poderes hasta límites invencibles”, agregó Adelphi Rake.

El Gran Iniciado Manes del Hoggard, anunció: “El Polo Norte, ocupado por Hiperbórea, centro magnético de la Fuerza Americana está rodeado con una triple barrera defensiva. La Burbuja Central avanzando sobre un campo magnético sobre la superficie del agua y rotando velozmente ha destruido la tercera barrera y se aproxima a la segunda, a donde llegará en un par de horas. El peligro es inminente”.

Entonces Rore, Escarlata de Fuego, se puso de pie y, haciendo una gran reverencia, dijo: “Yo destruiré la Burbuja Artificial. He hablado con la Madre Abbhumi y me ha dado permiso para atacar.” Big Man le preguntó con ansiedad: “¿Te dio la Bendición?”
“¡También! Partiré ahora sola en mi nave; no hay tiempo que perder”. Emérico afirmó: “Te acompañaremos en las nuestras y te apoyaremos”.

Así se hizo. Nos saludamos y cuando estreché su mano, dije: “Adiós. Tu mano está ardiente como una brasa encendida.” Ella me respondió: “Es la Madre que está en mí.” Cuando saludó a la Venerable IArka abrazándola, la anciana se puso a llorar. Subimos de inmediato en nuestras aeronaves con tripulación completa y alzamos vuelo, trazamos planes a bordo. Rore encabezaba el ataque y de inmediato lanzó su aparato hacia el Polo Norte a máxima velocidad supersónica.

A 20.000 metros sobre el continente verde y plano Rore devoraba las distancias seguida por sus compañeros más arriba y atrás; adelante, el perfil curvo del horizonte señalaba el Océano Ártico. Estábamos en plena luz del día. Sobre la segunda barrera, invisible visualmente pero marcada en las pantallas de radares, las naves acompañantes descendieron sobre el nivel del mar y se apostaron sobre la primera barrera cubriendo el frente. Rore corrigió levemente el rumbo; Adelphi y yo la seguimos. Delante, a poca altura sobre el agua, sostenida por su propio campo gravitatorio, la enorme Burbuja avanzaba veloz formando remolinos y dejando una profunda estela de espuma visible desde las alturas. Rore ascendió verticalmente otros diez kilómetros y de inmediato se precipitó en picada a enorme velocidad, envuelta en resplandor rojo de llamas, como el águila que cae sobre su presa, o una centella que viene desde el cielo. El impacto contra la burbuja metálica fue como una bomba atómica; lanzó un destello de luz penetrante que sacudió nuestras naves y escapamos antes que la onda de calor nos abrasara. Se formó un hongo de fuego sobre las aguas y se elevó a gran altura revuelto en nubes negras. Lentamente nos reunimos con las otras naves y Emérico decidió que descendiéramos sobre Hiperbórea para serenar nuestros espíritus, conversar sobre los acontecimientos y comunicar la noticia al mundo.

La inteligencia artificial nunca se realizó con tecnología por más que avanzara en las investigaciones. La inteligencia es una cualidad de la mente desarrollada orgánicamente y deviene de las dimensiones sutiles superiores de la vida. Los humanos poseen inteligencia y la manifiestan en la vida cotidiana por acción armoniosa con los otros cuerpos que constituyen el hombre integral. Los animales no poseen inteligencia, sino adiestramiento y reflejos condicionados e instintivos. Los niños van adquieren inteligencia por experiencia, educación y otras capacidades latentes, imaginación, razonamiento, afectuosidad, es decir, la totalidad del alma en perfecto funcionamiento. La destrucción de los robots fue posible porque los Acuarianos descubrimos que la “Inteligencia artificial” era un ejemplar solitario en su burbuja y todos los artefactos automáticos dependían de esa única voluntad. Destruida ésta, lo demás no tenía futuro; los robots vagaban por los campos desolados y en poco tiempo desaparecieron.

Rore, Escarlata del Fuego, comprendió en el Monasterio de las Ñustas, que la Burbuja Central, con sus cerebros humanos vivos interconectados en red, con posibilidades de perpetuarse y multiplicarse, había sido un portento de creatividad y que sólo un acto contrario analógico de la misma dimensión, opuesto y libre, podría aniquilarla: la ofrenda en holocausto de la Mística de la Ceniza. La decisión no podía ser discutida; era una determinación absoluta de su alma. Hizo lo indispensable: Pidió permiso a la Madre Abbumi quien se lo otorgó y agregó la Bendición Ired para que triunfara.

La Venerable IArka murió apaciblemente en el Monasterio Tibetano al día siguiente de la despedida. Tenía 151 años.

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