Voy caminando por las hermosas tierras de Indochina, no lejos de la costa, entre montañas cubiertas de selvas, incontables arroyos y una fauna maravillosa de monos parlanchines, pájaros de todas las especies, mariposas increíblemente coloridas y muchos elefantes.
Encontré una piragua en las ruinas de una vivienda junto al río, entre pedazos de robots y burbujas despanzurradas; al parecer hubo lucha allí y sólo quedaron restos de combatientes que la maleza se ocupaba en ocultar con su vigorosa vitalidad; en poco tiempo la selva cubrirá piadosamente los detritus y nadie sabrá de ellos.
La Historia Universal dice que “hace 118.765 años (1937) del calendario Gregoriano” el Gran Iniciado Solar de Primera Categoría, Manú Vaivasvata, al frente de la gran emigración de la Raza Aria con un millón de hombres nuevos seleccionados, salió desde la Isla de Coral, situada en el Mar de la China Meridional, donde me encuentro buscando las huellas del amor divino, después de las experiencias humanas para conquistar los enigmas de la materia y sus vínculos con la mente.
(La idea de la sexualidad como pecado es de origen semita, característica de las religiones monoteístas de un Dios personal y fue desarrollada claramente en el Génesis, en gran parte de la literatura cristiana y en los ensayos de psicología moderna.
Oceanía es un continente insular, restos de la antiquísima Lemuria, donde el hombre comenzó su larga historia de triunfos y fracasos. Allí, en la Isla de Coral, el Manú Vaivasvata, fundador de la Raza Aria, preparó la conquista del mundo.
Desperté en mi antiguo dormitorio de rocas en la Comunidad de Ordenados del interior del volcán, antiguamente llamado Lanín, junto al lago Huetchulafquen, de América del Sur, donde comencé la peregrinación de los Relatos.
El siguiente Relato es un resumen de las experiencias del Maestro Santiago en el Asia Central que surgieron de la expansión del Aleph durante la reunión extática en la Gruta de los Discos Giratorios.
“El continente de la Raza Uraniana fue la actual Antártida. Floreció hace 18.000.000 de años. Todas les religiones recordarían a esa primera Raza Raíz como poseedora del Paraíso Terrenal, del Edén perdido; recordarían su exuberante vegetación, sus fantásticas escenas iluminada por todos los colores del Gran Elemento, en donde la luz, fruto de la energía de la Tierra, rivalizaba con la luz del sol, escondida tras la cortina de tinieblas que rodeaba el aura terrestre.
Es difícil describir un mundo que no existe en un Planeta desconocido que tampoco se ve y la tradición esotérica anuncia como una premonición del Plan Divino, pero ya apareció en las secuencias de los Relatos.
Néstor, estimado amigo:
Los Relatos Acuarianos cumplen la función de ilustrar algunas de las ideas presentadas en las Enseñanzas que resultan oscuras al estudiante espiritual, a veces contradictorias con la exposición general de la doctrina, en forma accesible, con escenas de la vida corriente, holgazanes como los que se ven en la calle, lenguaje doméstico, sentimientos claros de bien y de mal, personajes de la vida moderna.