El Retiro Espiritual, o apartamiento completo del mundo durante un período del año es indispensable para el buen desarrollo de los ejercicios ascéticos.
El discípulo, cuando está bien adelantado en la concentración, puede abstraer su mente, ya sea en la más silenciosa caverna o en la más bulliciosa metrópoli; pero, como postulado disciplinario, tiene que buscar periódicamente su alejamiento del mundo.