Curso XIV - Enseñanza 7: La Oración

El Hombre y Dios son dos cosas aparentemente distintas; pero cuando quitados los velos de la ilusión el hombre realiza a Dios, entonces son como una sola cosa. Esta es la felicidad, el paraíso, y por esto el ser en la tierra, aún sin saberlo, anhela la perfección espiritual y encontrar a Dios.
La oración es el medio para encontrar a Dios; la armonía entre los sentimientos del corazón y las fuerzas mentales son los elementos para alcanzarlo.
La oración, entonces, es indispensable para la realización; es la palanca sobre la cual se asienta la vida espiritual y su éxito. Cristo dijo: “Es necesario siempre orar” (“Oportet semper orare”; Lucas 21:36).
Oportet, es necesario. La Oración es una necesidad y ha de ser continua, perseverante, hasta que transforme todos los actos diarios, aún los más insignificantes, en una Oración, en un Método de vida.
Semper, siempre. Hay que esforzarse continuamente para orar. Es preciso tener siempre un control sobre sí mismo para que la oración no se separe nunca de la vida del hombre y se convierta en un Esfuerzo Continuado.
Orare, orar. La Oración ha de tener una cualidad, aquella de tender a orar siempre del modo más perfecto posible, transformándose en Dominio Mental. La Oración se practica en tres formas:

  1. Oración Operativa.
  2. Oración Vocal.
  3. Oración mental.
    La Oración Operativa se efectúa por una constante autodisciplina en el trabajo, haciendo de todas las obras, por ausencia del deseo y la ofrenda humilde a Dios, una realización. El discípulo no aspira al fruto del trabajo, ni a la satisfacción personal y relativa, sino únicamente busca agradar a Dios y cumplir con su Divina Voluntad.
    La Oración Vocal ayuda a elevar el pensamiento y a purificar los afectos mediante las vibraciones repetidas y prolongadas de las palabras. El valor de los cantos litúrgicos, de los himnos sagrados, de las oraciones conocidas, es indiscutible.
    La Oración Mental se logra por la observación continuada de las cosas externas o internas hasta llegar a fijarse en las mismas de tal modo, que se conozca su esencia.
    La Oración Mental se divide en cuatro partes:
  4. Meditación.
  5. Concentración.
  6. Contemplación.
  7. Unión.
    La Oración Mental es activa o pasiva.
    Es activa cuando determina y mide hasta el extremo la propia fuerza de voluntad; es pasiva cuando simplifica hasta el extremo su estado de conciencia.
    En la Meditación las fuerzas emotivas son transferidas desde el plano ordinario de actividad hasta el plano deseado por el logro del Amor Divino, alcanzando el ser, por una purificación constante: humildad, renunciación, autodisciplina y una gran devoción a Dios.
    En Concentración, por la fijación continua de la mente, se dominan las fuerzas mentales y se logra: autocontrol, dirección sobre sí mismo, conocimiento superior y una clara iluminación mental.
    La Contemplación es el estado extático en el cual el alma, basada únicamente en la intuición, encuentra y se une a la esencia de las cosas.
    La Unión es el momento en que el alma del discípulo se une estrechamente al Alma Divina, perdiendo toda comunicación con los planos inferiores, sensoriales y racionales.
Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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