Curso XLVI - Enseñanza 15: Radio y Clausura
En las Casas de Comunidad que se guarde estrictamente el Radio de Estabilidad y la clausura de las habitaciones en donde viven los Ordenados.
Que no salgan del Radio de Estabilidad por ninguna causa, ni pisen fuera de lo establecido sin el debido permiso.
Vigilen las habitaciones y departamentos destinados a los Ordenados y cuiden, aquellos que tienen el encargo de las llaves, que nunca queden abiertas.
Aún dentro de la casa tengan las puertas de las habitaciones siempre cerradas.
El Superior bendice anualmente un día, desde el 9 de marzo hasta el 19 de marzo, las habitaciones con el toque del aceite magnetizado de la lámpara de Ordenación.
Mantengan las habitaciones siempre bien aseadas y en orden.
Ningún Hijo entre en la habitación de otro por ninguna causa sin permiso expreso del Superior.
En las habitaciones no haya espejos; sólo será permitido su uso en los baños y en la ropería.
En la puerta de entrada a la clausura de comunidad tendrán la imagen de una Estrella Celeste; los hombres del lado derecho de la puerta y las mujeres del lado izquierdo.
En las Comunidades numerosas y casas de mucha actividad el Hijo de más categoría, además del cargo de Vice-Superior, asumirá el de administrador, para aliviar la tarea del Superior.
Los Hijos que al salir del Seminario hacen votos solemnes no serán admitidos a la Comunidad directamente. Durante tres años tendrán un Director especial que los acompañará en los recreos, en las salidas y los auxiliará en todo lo que necesitaren, además de la asistencia común del Superior.
Siempre los Hijos de votos solemnes se mantengan respetuosamente aparte de los Hijos de voto perpetuo; y si fueran admitidos a sus recreos y compañía compórtense con gran reverencia y sumisión.
Nunca los Hijos de votos solemnes salgan solos fuera del Radio de Estabilidad; si no fueran acompañados por el Superior, vayan con un Hijo de voto perpetuo. Nunca visiten a sus familiares sino en caso de muerte y necesidad impostergable.
Los Hijos sean muy cuidadosos de no hacerse confidencias de su interior ni de su vida en el mundo, no sólo entre sí, sino con aquellos Hijos y Superiores que no sean sus Superiores directos o Director Espiritual.
Huirán de la vanidad y de la soberbia personal buscando la corrección y la reprimenda del Superior, aún sin justa causa.
Tengan los Hijos un concepto de responsabilidad de Comunidad: una falta o un olvido de un Hijo sea asumido por todos para que desparezca lo bueno o malo de uno y sólo quede el alma de la Comunidad.