Curso XLVI - Enseñanza 11: Alimento y Mesa
Tomarán los Hijos el desayuno y refrigerio de la tarde de pie y empleando el menor tiempo posible. Pueden tomar con la leche, té, café o mate cocido y el pan que necesiten. El Superior en los días festivos o cuando creyere conveniente podrá ofrecer dulce, manteca, etc.
En los días de carne comerán tres platos al almuerzo y a la cena, es decir: sopa, carne y verduras, cereales o pastas y postre.
Procure el Superior que la comida sea sana, limpia y abundante.
En los días festivos podrá servirles alguna cosa especial y aún un poco de bebida.
En los días de abstinencia se comerá al almuerzo y cena dos platos: uno de verduras, legumbres, cereales o pastas con huevo o queso y postre.
El pescado es considerado como plato de carne.
En los tiempos de frío riguroso el Superior en las horas de recreo y si lo creyera conveniente podrá servir algún té caliente y en tiempo de mucho calor algún refresco.
En las casas de Cafh donde por un caso especial los Hijos tengan que comer con los huéspedes o asilados, tendrán licencia para comer la comida común.
Los Hijos cuiden y atiendan los objetos que pertenecen a la casa, sobre todo los a ellos confiados.
Si rompieran o dañaran algo cuídense mucho de eludir la responsabilidad y hagan debida confesión y penitencia.
Todos los días lean a la mesa algún libro o revista de utilidad; evite el Superior libros pesados o de mucha concentración.
Los días de asueto, con la licencia del Superior, podrán conversar a la mesa.
En la mesa guarden los Hijos unas normas generales de buena educación sin llegar a la afectación. Como ellos vienen de círculos sociales distintos procuren ponerse en todo a un mismo nivel de educación, que se podría llamar de educación espontánea.
Ténganse los Hijos en la mesa, como ya se ha dicho, con mucha compostura: es elemental no agacharse demasiado sobre el plato, ni hacer excesivo ruido al masticar, ni comer con las manos.
Acompañen siempre la comida con pan que es el primer alimento de los pobres y no coman con avidez.
Mientras comen no dejen los cubiertos fuera del plato ni usen el cuchillo para llevar los alimentos a la boca.
Tenga cada Hijo, a su lado izquierdo, un plato de postre en el que estará su ración de pan, queso y comidas extraordinarias. Si le fuera servido un plato muy abundante y no desee comerlo todo, antes de empezar a consumirlo que aparte, en el mismo plato de postre, la cantidad que no ingerirá, para no desperdiciar alimentos.
Durante el tiempo del Seminario los Hijos lavarán los platos por turno, una semana cada uno. Cuando tengan mucho para lavar el Director confeccionará un segundo turno semanal de Hijos para que sequen los platos.
Comerán la carne bien cocida.
En la hora del desayuno y del refrigerio no entablen los Hijos conversaciones entre sí; sino que, una vez consumido lo necesario, vuelvan rápidamente a sus ocupaciones.
Fuera de las horas prescriptas no tomen los Hijos ningún alimento ni tampoco beban agua sin permiso, ofreciendo esta mortificación a la Divina Madre por amor a las almas espiritualmente sedientas del mundo.