Curso XL - Enseñanza 14: “EL RETORNO DE KUNDALINI”
Versículo 53°
“La hermosa Kundalini bebe el excelente néctar rojo emanado del Gran Dios y regresa de donde brilla la dicha eterna y trascendental en toda su gloria, a lo largo de la columna vertebral y, de nuevo, entra en el plexo sacro. El asceta que tiene firmeza de mente, hace ofrendas a los Dioses de los seis centros, y otros, con esa corriente de néctar celestial que está en el vaso del Canal de Dios, el conocimiento del cual lo ha obtenido por medio de la tradición de los Maestros.”
Comentario
Mientras persiste la energía generada por el esfuerzo de la subida violenta del Kundalini, dura el éxtasis supremo o Gran Éxtasis. Pero cuando se pierde el impulso de la energía y ya el Éter Cósmico ha bebido el néctar rojo, emanado de Para-Shiva, regresa por el sendero de Kula y de nuevo entra al Mūlādhāra. Kula es el canal por donde baja y sube el Kundalini.
El Yogui que tiene firmeza de mente, hace ofrendas, Tarpana, a Ishta-Devatā, que es la deseada Divinidad. Procura mantener en todo lo que le sea posible el recuerdo y el fervor del éxtasis y hace ofrendas en los seis chakras a los Devatās y a las Dākinīs.
Como no puede mantener el mismo fervor extático, va rebajando de tonalidad vibratoria; lo importante es no dejar que la corriente que ha subido, baje violentamente y hacer que este néctar celestial descienda lentamente por el Brahmananda.
Este es el modo de conservar el éxtasis el mayor tiempo posible: mantenerse en la postura, actitud mental, física, moral y emocional del recuerdo del éxtasis.
Versículo 54°
“El asceta que ha aprendido, después de las diversas prácticas, o lo que se les parece, este excelente método de los dos pies de loto del auspicioso Maestro de Iniciación, que son fuentes de dicha ininterrumpida, no nace más en este mundo. Para él no hay disolución ni al tiempo de la Disolución Final. Alegrado por la constante realización de lo que es la Fuente de Dicha Eterna, se llena de paz y es principal entre todos los ascetas.”
Comentario
El yogui que ha realizado todo el camino místico y que conoce la ley de la evolución, no vuelve a encarnar en la tierra; es libre de Samsara.
Esta realización lo sujeta siempre a una cadena de seres superiores a Él, y es a esto a lo que el texto llama los dos pies del lotus del Dikshāguru o Maestro de Iniciación. Si bien Él obedece a la ley de evolución cósmica, mantiene viva su conciencia individual aún en la hora del Samkshaya-Pralaya.
Él esta lleno de paz porque la dicha suprema le ha hecho probar a Dios, aunque no lo ha hecho semejante a Él; goza entonces de Dios en el lugar que le corresponde dentro de la evolución cósmica.
Dice aquí que el ser perfecto no pierde su individualidad ni en la hora de la Gran Disolución, porque algunos Maestros de Teología opinan que los seres que no han alcanzado un alto estado de evolución, disuelven su semilla individual o mónada en el Gran Pralaya. Este concepto está desautorizado por otros Maestros que sostienen que el ser nunca pierde su individualidad espiritual una vez que la ha adquirido, cualquiera sea el grado de evolución alcanzado.
Versículo 55°
“Si el asceta, devoto a los pies de loto de su Maestro, de corazón no perturbado y mente concentrada, lee esta obra, que es la Fuente Suprema del Conocimiento de la Liberación, y si no tiene faltas el discípulo y es puro y muy secreto, entonces, seguramente, su mente danza a los Pies de la Divinidad anhelada.”
Comentario
Se le advierte aquí al discípulo de ascetismo que, aún con la sola lectura de esta obra, hecha de un modo pausado y tomándola a modo de libro sagrado, puede aprovechar. Mas deberá ser siempre de corazón puro y muy secreto, porque nunca hay que divulgar las obras que Dios hace en el interior del ser. Podrá entonces vislumbrar el camino y su mente recibir los preanuncios de las gracias divinas que el Versículo llama “danza de los Pies de la Ishta-Devatā.”