Curso XIII - Enseñanza 16: La Resurrección de Hes

Si en todos los ejercicios es necesaria la concentración, en la meditación en la Resurrección de Hes es preciso lograr una completa abstracción del medio ambiente; debe producirse una verdadera entrega a la meditación. Esta concentración se logra en la invocación.
Aquí los pasos son sólo una orientación; sin embargo hay una técnica y en esta meditación se puede medir hasta donde se puede llegar con la técnica en el ejercicio.
Ya no es sólo una técnica objetiva, sino es una técnica interior del manejo de la emotividad, la sensibilidad y los estados interiores, a través de una súper conciencia que planea, por decirlo así, por encima de todo el proceso interior pero que se manifiesta apenas, sólo lo indispensable para dar un sentido al ejercicio.
En este tema se puede comprobar como una técnica puede llevar a la experiencia de un estado sobrenatural.
El cuadro imaginativo es indirecto. La atención no ha de fijarse en la imagen sino hacia donde ésta induce. La imagen ha de insinuarse, más que presentarse fuertemente como lo hace en otros temas de meditación.
Imágenes: la tumba de la Divina Madre, la piedra negra y cuadrada. Para los menos imaginativos, las imágenes que hacen intuir lo potencial, como el instante antes del amanecer, una semilla, etc. Estos cuadros no son muy eficaces, necesitan una interpretación intelectual para ubicarse en la meditación.
Hay cuadros más directos, por ejemplo un sentir oscuro e indefinido de su presencia no visualizada, hasta llegar a una identificación espiritual con la expresión más elevada de la Divina Madre.
La meditación se puede lograr también a través de un cuadro de negaciones sucesivas de los sentidos, no ver, no sentir, no oír, etc. Esto no es difícil de conseguir si al mismo tiempo se concentra la atención en la búsqueda de la presencia divina no visualizada, ni percibida en forma sensible. Es como avanzar en la oscuridad con los brazos extendidos sin hallar nada, pero sabiendo que está allí, hasta que uno se transforma en esa Divina Presencia.
En el despertar de las sensaciones se sigue una graduación ascendente, mientras los pasos de la meditación se suceden sin solución de continuidad. Se ve, se presiente, se siente, uno se transforma en sensación, la sensación que ya es uno se expande hasta abarcarlo todo.
En esta meditación no tiene sentido discurrir; hay que lograr un estado mental superior al intelectual y es imposible alcanzarlo a través de un discurrir intelectual.
Los cuadros activos dan sensaciones activas, que no son las adecuadas a esta meditación. Hay que hacer cuadros pasivos negativos hasta lograr un cuadro subjetivo, para obtener una no imagen que inmovilice la mente comprensiva y deje al alma libre frente a lo Divino.
La meditación sobre la Resurrección de Hes sólo adquiere sentido a través del ejercicio pasivo con imagen subjetiva.
En los estados subjetivos ya no se puede experimentar emociones externas, transformándose todo en una súper comprensión.
Como las meditaciones sobre los temas iluminativos son más difíciles que el ejercicio de los temas purgativos, muchas veces se tiende a dejar demasiado tiempo a los principiantes en éstos. Es un error; es cierto que hay que purificar la sensibilidad, pero al mismo tiempo hay que inducir a las meditaciones amorosas, que llevan al alma a los estados místicos.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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