Curso XIII - Enseñanza 1: La Ascética de la Oración

La vida interior debe estar centrada en Dios y no en los atributos de Dios que alejan del fin primordial.
El adelanto especializado de las facultades racionales ha alejado en cierto modo al hombre de la Idea fundamental de Dios.
Es cierto que en todo está la Divina Presencia, pero esto no significa que la expresión divina tenga que constituirse en divinidad.
Es necesario que el hombre llegue a un contacto real e individual con la Divina Madre. Nada ni nadie podrá darle la verdad, sino su propia experiencia. Para lograrlo debe tomar todas sus energías, centradas en lo mundano y enfocarlas en lo puramente espiritual y divino.
Algunos creen que esto no es necesario, porque también en el mundo está la Divina Madre y nada hay fuera de Ella. Pero lo cierto es que no van a llegar a la Divina Madre de este modo. No basta la adhesión intelectual a lo espiritual. Esta adhesión no es real si no abarca a todo el individuo. El mundo es una escuela, y el cuerpo y el alma son sólo instrumentos. No tienen interés, sino como tales y cuando adquieren un valor que no es el suyo pierden su sentido como instrumentos y medios de liberación para hacerse factores de ilusión e ignorancia.
Es importante la transformación del modo de pensar, pero para que la vida espiritual tenga sentido ese nuevo modo de pensar debe estar corroborado por hechos concretos de vida, consecuentes con la idea fundamental del alma. Mientras la vida espiritual sea sólo una actitud parcial del ser el cuerpo y el alma serán bienes en sí mismos, constituirán otra actitud contraria. Esto quiere decir que la vida espiritual no será un acto total del ser, sino actitudes en pugna.
La Renuncia al mundo no es un rechazo, sino la ubicación de los valores humanos que sólo así adquieren un carácter divino.
Mientras los bienes mundanos sean el objetivo del hombre el mundo será un mundo de dolor, y mientras el cuerpo y el alma sean valores en sí mismos no podrán constituirse en instrumentos de experiencia impersonal.
Aún cuando la aspiración del alma sea la unión con la Divina Madre en realidad su oración comienza por ser nada más que un monólogo, una conversación que hace consigo misma. Es como un intento de tomar verdadera conciencia de sí y de lo que desea realmente.
Los pensamientos comunes del hombre son una continua conversación imaginaria; esta conversación es completamente irreal y desconectada de él y la realidad circundante. Por eso en los comienzos la meditación trata de centrar al alma en su posición real frente a sí misma y al mundo, dando una conciencia cada vez más profunda de ser hasta que se transforme en un verdadero contacto sobrenatural y divino.
Ese contacto esencial con Dios existe en alguna forma en todo tipo de oración y esfuerzo espiritual, pero es necesario que se haga una realidad viva para el alma. Este es el fin único de la existencia humana: llegar a la Unión plena con la Divina Madre, a la Unión Substancial. Todo lo demás existe en relación de dependencia a este fin.
Por eso la vida interior, como acto continuo de vida a la presencia divina, es lo único necesario porque es la expresión viva del alma que tiende hacia la Divina Madre y vive ya en Ella.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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