Curso XIII - Enseñanza 2: Discernimiento de la Ascética

Para guiar a las almas en la ascética de la oración es fundamental saber discernir.
Qué tipo de ejercicio es apropiado a las características interiores de cada principiante; conocer cuál es el tipo de mística conveniente para él.
Darle la enseñanza adecuada a cada momento de su desarrollo espiritual; no querer acelerar los procesos interiores sino dejar que la Divina Madre obre en el alma.
No permitir que se dejen los ejercicios de meditación apenas se tiene un vislumbre de contemplación.
Conocer de antemano cuales serán las posibles dificultades y pruebas que tendrá que vencer en las distintas etapas físicas, racionales, afectivas y espirituales.
Guiar sin tocar particularmente en la vía iluminativa.
No perder de vista continuamente la integralidad de la realización en el camino místico.
Evitar los peligros fundamentales, las desviaciones psíquicas y la deshumanización.
Conocer por experiencia la trayectoria humana y espiritual que el alma ha de seguir.
No hay medios seguros para tener este conocimiento; sólo la vida interior profunda y la participación anímica dan el conocimiento certero de las almas y de su camino. “Nada es difícil para el que ama”.
La vida en el mundo es una ascética, pero no una ascética dirigida y concentrada en la realización divina que es la de los valores integrales del ser, sino una ascética dispersa, desordenada y carente de un objetivo consciente por parte del hombre.
La ascética humana hasta ahora no ha sido un medio eficaz para la realización del individuo; el adelanto de las instituciones ha sido de éstas como abstracciones independientes de la realidad humana.
La ascesis del mundo, más que un medio de realización es una expiación continua de los errores del hombre. Por eso, todos los esfuerzos de los caminos místicos tienden a que las almas dejen de identificarse con el mundo para hacer de él lo que es: un instrumento de realización. Como hace falta gran claridad de discernimiento y fuerza interior para trascender la atracción de los bienes humanos se ponen en juego todas las fuerzas mentales y emotivas para producir el desapego del mundo.
No basta saber que no es nuestro mundo; hay que aborrecerlo, sentirse desolado en él. Al mismo tiempo se hace surgir de las profundidades desconocidas del corazón toda la fuerza del sentimiento, para mantenerla cada vez con mayor fijeza en el pensamiento y la imagen ideal del Bien Divino que se aspira a realizar.
Se dan las normas exteriores e interiores adecuadas para que, dentro de este mundo y de acuerdo al lugar que se ocupa en él y al tipo de vida que se ha elegido, se transformen todos los actos simples de la vida en medios eficaces de realización divina y se enseñan los ejercicios específicos que encaucen los afectos, dominen las pasiones y fortalecen las fuerzas mentales del ser.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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