Curso XIII - Enseñanza 7: El Ejercicio de la Meditación

En el ejercicio de la meditación hay que ir logrando una paulatina simplificación, no sólo en el discurso y los cuadros, sino en el modo o relación del discurso y el cuadro respecto del alma.
Al comienzo es indispensable lograr una técnica de la meditación; en caso contrario el ejercicio se pierde en el esfuerzo por realizarlo. Pero cuando la técnica ya es de uno hay que cuidar que el ejercicio no se limite a una técnica.
El ejercicio es una técnica, pero debe ser dinámica, viva; sino es una repetición continua y no una oración continua.
Llega un momento en que se conoce perfectamente qué resortes interiores tocar para lograr el estímulo necesario para una emoción determinada y cuando se ha logrado algún sentimiento superior todo el esfuerzo siguiente puede consistir en volver a repetir la experiencia, sin comprender que ya es de uno. Eso es hacer de la ascética un fin. No es necesario volver a vivir lo ya conocido cuando se ha hecho del conocimiento una experiencia exhaustiva.
El alma debe tender cada vez más alto; el ejercicio de la meditación ha de ser un juego libre del alma que busca la realización divina, quedando la técnica conocida como el contorno apenas dibujado y necesario de control.
El Hijo no debe ir a la meditación como a una rutina, sino a hacer cada vez más vivo y real su contacto con la Divina Madre y debe ser muy sincero consigo mismo.
Como ya se tiene establecido qué es lo bueno que hay que buscar y lo malo que desechar, qué es lo que hay que pedir y como hacerlo, esos preconceptos suelen desplazar las verdaderas necesidades y problemas del alma, particularmente los estados vocacionales que deben surgir en la meditación. Como por otra parte hay una idealización del yo, la meditación puede no estar en relación con la realidad viva de ese momento en el alma y no puede tener un efecto total.
Es difícil que los problemas reales se presenten directamente tal como son. Lo que aparecen son tendencias, deseos, sentimientos que afloran en forma desordenada. Es imprescindible luchar y vencer las imperfecciones, pero es bueno conocer el fondo que suele ser común a muchas de ellas que constituyen el centro del trabajo ascético.
Esto no significa que siempre existan estados subconscientes que deban aflorar a través de un profundo autoanálisis; se trata de tener una visión clara de las propias tendencias para que sus expresiones activas no se confundan con la raíz del mal o conflicto fundamental.
Es difícil que las almas tengan numerosos problemas interiores. Cada alma tiene su centro fundamental y cuando éste deja de ser un conflicto todos los aspectos que aparentemente presionaban desaparecen. Por eso, al meditar, y siempre, al contemplar interiormente la propia alma hay que ser muy claro para distinguir bien el origen de los deseos, especialmente de aquellos que parecen muy justificados y tener realmente un sentido humano.
En la vida humana todo es imperfección y sólo la Renuncia, que parece hielo y desamor para los hombres, es la verdadera perfección del amor.
Si la vida y el mundo son una escuela hay que pasar por ellos en forma totalmente objetiva y nada debe adherirse al alma. Esta actitud se aparece como una insensibilidad y hasta crueldad incomprensible a los ojos de los hombres. Por eso la mente transforma el problema anímico fundamental en innumerables consideraciones, preguntas insolubles, inquietudes diversas y deseos sin sentido.
La meditación es el ejercicio que lleva al alma a abrirse paso entre la confusión de sus estados interiores hacia el encuentro consigo misma que es el encuentro de su vocación de Renuncia.
Si bien esto debe ocurrir lo más temprano posible en la vida del Hijo, es bueno que suceda también en muchas almas que, si bien hace mucho tiempo que están en el camino, todavía no han nacido realmente a la verdadera vida espiritual, aquella que es para ellas y que desplaza sin atreverse a afrontar su vocación de Renuncia.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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