Los ario-iranios que ocupaban la región que actualmente riega la cuenca del Ienisei, costearon el Mar Helado y descendieron luego sobre la región del río Haneioc, que sometieron y devastaron.
La subraza ario-celta nació en la región que ocupa la actual cuenca del Mediterráneo, hace 50.000 años.
Ese territorio no ofrecía su aspecto actual. Era verdaderamente maravilloso; el mar estaba rodeado por altísimas montañas volcánicas y cerrado herméticamente, salvo por un pequeño estrecho, presumiblemente en la región de la actual Macedonia, que le comunicaba con el Mar Helado.
Los ario-celtas eran poco numerosos; y si pudieron cumplir la misión de ser progenie de la subraza subsiguiente, ello se debió a las características físicas de las tierras que habitaron, rodeadas de altísimas montañas volcánicas.
Los arios habían nacido para la guerra.
Empezaba la era de la guerra con los atlantes, la llamada “Guerra de los mil quinientos años”.
El cambio de posición del eje de la tierra permitió a los arios vencer totalmente a los atlantes, que desaparecieron de la tierra definitivamente.
Los ario-teutones que habitaban el Norte de África, desde luego siempre dirigidos por Iniciados Solares de Segunda Categoría, hace 25.000 años fundaron paulatinamente razas y naciones internándose en el continente africano.
No debe suponerse que cuando se desarrolla una subraza, como se ha ido describiendo en este curso, quede deshabitado el resto de la Tierra.
Restos de anteriores subrazas, cuando no desaparecieron, han subsistido o se han renovado, con suerte diversa, aunque siempre eventualmente conquistados y absorbidos por la subraza dominante.