Curso XXIII - Enseñanza 13: Fin de la Subraza Ario-Celta

Los ario-celtas eran poco numerosos; y si pudieron cumplir la misión de ser progenie de la subraza subsiguiente, ello se debió a las características físicas de las tierras que habitaron, rodeadas de altísimas montañas volcánicas.
Pero en las postrimerías de esta subraza, todo, la Naturaleza y los hombres de la subraza ario-irania, parecieron ponerse de acuerdo para su destrucción total.
El que hoy se llama mar Mediterráneo estaba extremadamente agitado; sus tempestades inundaban y sumergían parte de las tierras, dejando otras nuevas en descubierto.
La isla Eterias quedó unida por su parte Norte al continente y surgió una nueva isla, donde está la actual Sicilia; también surgió otra más, maravillosa, en el lugar que ocupa hoy Grecia.
Los ario-iranios habían sido relegados hacia el Este por las hábiles tácticas de los celtas que, si bien inferiores en número, eran formidables en todo arte de pensar y dirigir.
Pero cuando los mares abrieron brechas entre las montañas, permitiendo que las aguas invadieran las tierras de los celtas, otro tanto hicieron los iranios entablándose cruenta lucha.
Coincidió ésto con la gradual sumersión de las islas que habitaban los atlantes en medio del Atlántico; lo cual les obligó a buscar otras tierras, llegando algunas de sus tribus a ponerse en contacto con los iranios y los celtas, aterrorizándolos, pues los creían extinguidos.
Estos negros gigantes fueron tomados por demonios vengadores, que sembraban pánico en las multitudes.
Pero el clima resultaba nocivo a los atlantes, que otra vez buscaron refugio en las islas del Oeste.
Esta aparición había producido una tregua entre celtas e iranios; pero habiéndose retirado los atlantes recrudeció la guerra.
Mientras tanto, en las costas de las islas celtas se había formado una intrincada red de ríos, canales y pantanos, especialmente en una región situada entre las actuales Sicilia y Grecia.
Los celtas conocían la comarca perfectamente y establecieron en ella un reino, llamado Minota, dirigido por un Gran Iniciado, defensor de la subraza. Los celtas atraían a los iranios a aquellos pantanos, los cuales, ignorantes de los peligros que les acechaban, perecían a millares.
De estos sucesos surgió la leyenda del Minotauro y el Laberinto.
Pero, a pesar de todo, los iranios cada vez más numerosos terminaron por imponerse a los celtas, quemaron sus ciudades, se apoderaron de sus mujeres y de la unión de los iranios con los celtas surgió la gloriosa subraza de los ario-teutones que destruiría a los atlantes de raíz.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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