Cursos Doctrinarios

Curso II - Enseñanza 9: Las Circunstancias Materiales

Nada es despreciable en las ocupaciones diarias que le han sido dadas al hombre.

Curso II - Enseñanza 10: La Compasión

Cuanto más se adelanta y más se amplifica la conciencia individual, tanto menos groseras son las sensibilidades, aunque más sutiles y más amplias. Personalmente se comprende el porqué de los padecimientos y sufrimientos de la Humanidad; pero el dolor colectivo llega intensamente hasta la Rueda del Corazón, llenándola del rosado color de la compasión.

Curso II - Enseñanza 11: La Sabiduría

El padecimiento, en manos de aquél que sabe se transforma en poder

Curso II - Enseñanza 12: Los Defectos Físicos

Todas las expresiones de dolor enumeradas hasta ahora y enaltecidas por el Sacrificio de aspecto tan sutil, sea en su manifestación interna, sea en la externa, nada quitan a la consideración de los sufrimientos y de los sacrificios más groseros y materiales.

Curso II - Enseñanza 13: Las Enfermedades

El dolor es, entonces, compañero de todos los hombres, bajo todo aspecto y forma. Las fuerzas mentales se ven continuamente obstaculizadas y oprimidas por las deficiencias físicas, por las enfermedades. Un médico dijo que la Humanidad está enferma y no decía mal, ya que no hay hombre que no padezca algún mal físico más o menos grande.

Curso II - Enseñanza 14: La Separatividad

La inefable felicidad es la realización del estado potencial y el dolor es la realización del estado activo. En suma, la vida se manifiesta en todo su esplendor a través del sufrimiento.

Curso II - Enseñanza 15: Las Taras Morales

El peso más grande, la carga más pesada que soporta la Humanidad son las taras morales de los individuos. Espanta ver en un niño el feroz instinto criminal que mañana lo llevará al delito y a la destrucción de sus semejantes.

Curso II - Enseñanza 16: La Muerte

Se ha llegado al último misterio, al más solemne dolor, al Sacrificio que nadie puede eludir. Porque, ¿quién puede vencer a la vejez y a la muerte? Es siempre causa de pesar para el pobre ser humano ver cómo se le escapan los años de entre las manos; ver cómo, rápidamente, huye el tiempo y, por mucho que se apure, por mucho que se afane, muy pocas de las ilusiones forjadas en la juventud pueden ser cumplidas; o, a lo más, cuando empiezan a gozar del fruto de su obra, ya flaquea la memoria, se debilitan los sentidos y los achaques de la vejez le impiden el deleite mental de la victoria.

Curso IV - Enseñanza 1: La Voz de los Maestros

Los seres humanos no encuentran sobre la tierra la paz y la felicidad anheladas. Sólo el apartamiento de los bienes transitorios y el logro del amor divino pueden dar paz y felicidad al ser.

Curso IV - Enseñanza 2: Las Almas Predestinadas

“Aquél que quiere venir conmigo, renuncie a sí mismo, tome su cruz y sígame”