Cuando la mente humana, remontando el vuelo a las altas regiones de la formación universal, apunta sus focos de concentración en el primer Pensamiento Divino, que creó o del cual surgió el Universo, se pierde en el pavoroso abismo de lo indescriptible, se desorienta a las puertas de las inconmensurables aguas de la Eternidad.
ÉL NO ES.
El Inmanifestado no admite definición; definirlo sería negarlo. ÉL ES UNO.
La manifestación es la Unidad, la totalidad del Espíritu Universal. TODOS EN ÉL SON UNO.
“ÉL NO ES”
Dios, como fundamento universal, no puede ser definido. Definirlo sería negarlo; atribuirle cualidades sería limitarlo. Si el espíritu humano llegara a Él, no podría describirlo porque sería inmediatamente absorbido en lo Eterno.
“AHORA ESTÁ EN EL TRABAJO UNIVERSAL; VUELVE A LA MANIFESTACIÓN”
En la manifestación Universal las separaciones se hacen visibles y tangibles. Omnipotencia, Omnipresencia y Omnisciencia parecen separarse y formar estados independientes para la orden del Trabajo Cósmico.
“POR ÉL FUERON HECHOS LOS MUNDOS”
Para que Dios quisiera reconocer, en Sí, su Divinidad potencial y activa, hizo el Universo y lo mantiene; así el hombre reconoce el valor de sus ideas cuando las ve realizadas.
“CUATRO SON SUS EXTREMIDADES: TEOGONÍA, COSMOGONÍA, TEURGIA Y FÍSICA”
La Tríada Sagrada cuando llega a su completa materialización se transforma en el cuadrado, símbolo de la pesantez de la vida humana.
Estos símbolos maravillosos simbolizan el NO SER, EL SER Y NO SER; simbolizan el DESPERTAR y la MANIFESTACIÓN PRIMARIA; simbolizan la CREACIÓN UNIVERSAL y la FORMACIÓN DE LOS SISTEMAS PLANETARIOS; y, finalmente, la HUMANIDAD apuntando el pie sobre el último peldaño, para de allí volver a todo lo indicado y ser reabsorbida en el NO SER.
Si fuese ésta una enseñanza correcta, no podría tener nada, fuera del dibujo arriba diseñado.
Hay aquí, sin embargo, una explicación a esta enseñanza, para que el estudiante pueda comprender por qué el No Ser no puede ser explicado por la mente humana.
El Absoluto, el “Ser y No Ser”, es la imagen que la mente limitada del hombre puede hacerse del No Ser; mientras que el Ser, es todo lo existente, toda la maravillosa variabilidad y continua transformación de la Gran Obra.
Cuando, según la expresión de Helena Petrovna Blavastky, “lo Absoluto durmió una vez más envuelto en sus invisibles vestiduras por Siete Eternidades”, se entiende por vestiduras, a Dios como Manifestación. La Manifestación Divina, que en realidad no tiene separación de lo Incondicionado, se expresa en el Universo dividido en tres grandes etapas.