Curso XXVII - Enseñanza 12: Los Hebreos

Durante el primer período de la subraza irania predominaron los Arios puros en el gobierno y en la dirección de los pueblos, como se vio en Caldea y Asiria. Pero a partir del segundo período de la subraza Irania, tomaron preponderancia otra vez los Semitas de color cobrizo, como se observa con los Sargónidas, Fenicios, Arameos, Moabitas y Hebreos.
No abandonarían los Semitas el dominio del mundo, especialmente en lo que en materia religiosa y espiritual se refiere, hasta el crecimiento y desarrollo de la subraza Céltica, la cual dio pueblos tan valerosos y admirables, puramente Arios, como los Griegos, Itálicos y Galos.
Muchos Semitas se habían asentado en diversos lugares del Asia y se habían transformado, de tribus errantes, en fuertes pueblos, como los Fenicios, los Arameos y, en menor escala, los Moabitas.
Pero otros rechazaban esta vida sedentaria y preferían el desierto a la ciudad, la carpa de campaña a la cómoda casa, el pan ázimo de los hornos naturales a los sabrosos manjares.
Entre los demás pueblos, aún los Semitas, se acostumbraba desmenuzar a la Divinidad, dándole diversos aspectos y formas.
Pero estos puros hijos de la arena y de las rutas interminables no tenían, en su sencilla mente, sino un único concepto de Dios: Eloh, el espíritu, el invisible, la fuerza desconocida, lo que no podían definir.
Estos nómadas teraquitas, se dividieron en diversas tribus, tal vez las doce tribus de Israel. Pero los que tomaron preponderancia sobre los demás fueron las de Ben-Israel y Ben-Jacob.
Estos nómadas que los Asirios y Caldeos llamaban Hibrim, que quiere decir Hebreos, o sea, los que vienen allende el río, tenían un culto altísimo a la conservación de la propia raza y de la pureza de la sangre.
Eran ellos los descendientes de los Semitas Atlantes, eran aquellos que por centurias y centurias habían tenido que luchar para mantener intacta la sangre que tenía que ser transmitida a las generaciones posteriores para formar el nuevo tipo de hombre.
Habían tenido la misión ancestral de mantener en el mundo el tipo físico de la nueva raza que habían engendrado de sus ascendientes Atlantes.
Esta fuerza del mantenimiento de la raza se manifestaba con una intolerancia absoluta a mezclar su sangre con nadie que no fuera de su tribu.
Este concepto subconsciente de los Hebreos, de la conservación de la raza, se ha transmitido a través del tiempo hasta el día de hoy y muchos padecimientos han tenido que soportar y soportarán por seguir el instinto de la raza.
La religión de los primitivos Hebreos era completamente sencilla y amplia.
Mientras las caravanas y los camellos iban lentamente cruzando los caminos que llevaban hacia el Éufrates o por los senderos de Siria o del Antilíbano, elevaban sus preces al Todopoderoso, con unas lentas canciones rítmicas, análogas al Iasar de los Israelitas y al Kitab-el-Aghani de los Árabes.
De tarde en tarde se asentaban y acampaban cerca de un oasis y, antes de seguir lentamente su marcha, levantaban una piedra conmemorativa llamada “Iad”, o, si no encontraban una gran piedra, juntaban montones de piedras que aún al día de hoy los Árabes del desierto llaman El Galgail.
El viento, que levantaba médanos enormes y silbaba por días y noches a través de sus tiendas, el rayo, que hería implacablemente sus ganados, tan amorosamente guiados, la luna, que trazaba sus senderos con una franja de luz proyectada sobre la arena, el cielo estrellado y el sol abrasador, eran para ellos el “Eloh”.
En lugar de dividir estos elementos, de darles diversos nombres y atributos, los asimilaron entre sí, los juntaban en una única expresión de poder sobrenatural, “Elohim”, que es al mismo tiempo el Dios Uno y los poderes de Dios juntos en Uno.
Esta sencillez de culto que habían practicado los primitivos Egipcios, Caldeos y Asirios y la habían ido perdiendo paulatinamente con el tiempo y con el progreso, había echado las bases del concepto monoteísta tal cual perdura aún en el mundo.
Jehová es nombre dado a Dios en tiempos posteriores, cuando este Dios Uno se hace más material y más unido a los destinos del pueblo Israelita.
No tenían los Hebreos mitología alguna, pues la sencillez de su culto no la admitía; ni un culto propiamente dicho, pues llevaban consigo en el Terafin o arca portátil, el aceite que acostumbraban derramar sobre las piedras recordatorias.
Recién tuvieron los Hebreos cultos y templos después de los cautiverios de Egipto y Babilonia, una vez que se hubieron asentado en Palestina.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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