Curso XXIV - Enseñanza 3: Los Iniciados Solares de la Primera Categoría
Los Iniciados Solares de la Primera Categoría empezaron a aparecer en física vestidura en la tierra cuando, de los semitas-atlantes, se estaban formando los primeros tipos arios.
Estos Hombres-Dioses aparecieron como meteoros luminosos delante de un continente que se hundía, ayudando con su poder a que éste y su Humanidad se perdieran en el olvido y en la profundidad del abismo oceánico; mientras, elegían de entre esos seres antiguos un puñado de hombres selectos.
Después, a estos escogidos los llevan sobre el agua y a través de los pantanos y las ruinas del pasado, a la tierra prometida que iba surgiendo paulatinamente de los mares, para servir de asiento a la nueva Humanidad.
Antes de desaparecer, esos Divinos Iniciados dejan como recuerdos de Ellos, las leyes fundamentales de la Sabiduría Eterna, como una perla puesta en una concha marina y tirada en lo profundo del mar. En el fondo de las aguas del alma humana, la Sabiduría Divina esperará a través de largas centurias que aquel pensamiento espiritualizado sea sacado de la oscuridad interior por el alma redimida; como el buzo descubre la perla y la saca de la oscuridad, para hacerla brillar sobre la frente del hombre.
El Iniciado Solar de la Primera Categoría Manú Vaivasvata encarnó entre los hombres para seleccionar a los arios y para fundar la primera subraza aria. Él es el vencedor de los atlantes y aquél que lleva a los escogidos a la Tierra prometida. Es el fundador de las diez grandes tribus o dinastías que darán vida a toda la subraza.
La leyenda hindú conserva el recuerdo del Manú Vaivasvata en sus sagradas escrituras y refiere que el Dios Vishnú le ordena al Manú Vaivasvata construir un arca, para que salve en ella a los elegidos durante los días del gran diluvio, que ha de destruir la tierra de los gigantes negros, llevando así a los escogidos a la nueva tierra.
El Iniciado Solar de la Primera Categoría Menes funda en el antiguo Egipto, a la orilla izquierda del Nilo, la ciudad de Menphis. Para hacer esto, sesgó el brazo del río que iba hacia el mediodía. Este hecho también lo afirma Heródoto, Padre de la Historia. Esto simboliza cómo Menes, venciendo los inconvenientes de los movimientos sísmicos, fundó una ciudad en lugar seguro en reemplazo de otra ciudad destruida por las aguas.
Si bien Menes ciertamente fue un Iniciado Solar, que ayudó a la formación de la primitiva Raza Aria y su nombre se encuentra en muchas antiguas escrituras, ninguna mención de Él se hace en los anales de la Madre.
Al abandonar el Manú Vaivasvata las tierras de la precosta asiática, dejó un puñado de hombres del tipo ario, que habrían de ser los fundadores de la subraza ario-semita. Estos fueron dirigidos por un Iniciado Solar de la Primera Categoría, el cual ha pasado después a la historia con el nombre de Noé o Nué y que, seguramente, es imagen del Noé bíblico.
Noé también elige dentro del pueblo semita los hombres y los animales que le fueron indicados por Dios y navega durante los cuarenta días del diluvio dentro del arca construida, hacia la tierra virgen e incontaminada.
En la historia o leyenda de estos grandes hombres, siempre se puede observar un punto concordante y similar: Es el Gran Iniciado Solar de la Primera Categoría el vencedor de las últimas huestes perdidas y salvadas de una raza decaída y el fundador de una nueva dinastía de seres selectos.