Curso XIII - Enseñanza 8: El Ejercicio de Meditación Intelectual
El Hijo ha de conocer primero el ejercicio de meditación comprensivamente. Debe hacer de la técnica una técnica comprensiva, racional.
Primero es necesario discernir y cargar con la fuerza comprensiva la palabra persuasiva. Se llega así a un ejercicio comprensivo, auto comprensivo. Se disciernen las tendencias interiores, los obstáculos exteriores, se ubica el objetivo trascendente y se impulsan las fuerzas del alma hacia la realización espiritual. Pero no participa todo el ser. Participa el ser comprensivo solamente; las emociones-sensaciones están cargadas sólo con la fuerza del intelecto. La meditación intelectual es una psicotécnica de alcance relativo porque no toca los estratos profundos del alma humana, ni permite que afloren. La posición intelectual es una barrera insalvable, tanto para que suba lo desconocido inferior como para que descienda lo desconocido superior.
La meditación intelectual crea una realidad ficticia. No es la actitud natural del alma, es la identificación del yo con una secuencia de consideración. Es hacer del no-yo un yo.
Hay que llegar a hacer del yo un no-yo por simplificación de Renuncia.
El ejercicio de meditación lleva a un estado más elevado que el habitual, pero es un estado mental natural. Hay que alcanzar un estado mental sobrenatural y eso no lo logra el ejercicio intelectual. Por eso, mientras los Hijos aprenden la técnica y los diferentes ejercicios, parecen adelantar en la oración, pero una vez terminado el aprendizaje y conocidos todos los métodos, como no pasan de allí y de la repetición continua se sienten estancados. Lo que hacen tiene un gran valor pero no da valor transformante.
Sólo se puede trascender los estados naturales con una ascética interior y exterior de renuncia, de paciencia, de rutina, de sacrificio, y de desaparición. La comprensión intelectual de la Renuncia lleva sólo hasta un punto; únicamente la vida hecha Renuncia conduce hasta el final.
En síntesis, los ejercicios consisten en tomar conciencia de sí mismo a través de una consideración sobre sí mismo o el mundo. Eso es ir de lo conocido a lo conocido. Una sola comprensión sobrenatural, vale más que años de estos ejercicios.
La meditación no consiste en ir de lo conocido a lo desconocido, sino de lo desconocido a lo desconocido, a través de una actitud negativa, estática, receptiva y profundísima de la totalidad del alma.