Curso III - Enseñanza 2: La Oración

La oración es un medio ascético místico excelente de la vida espiritual, pero, al mismo tiempo, es la plenitud de la vida interior al transformarse en vida divina por el contacto permanente con la Divina Madre.
La oración es vida; por eso no se comprende fácilmente. Toda comprensión humana es sólo una comprensión y no puede abarcar la amplitud de los estados interiores ni las fuerzas vivas que se ponen en juego en la ascética mística de la vida espiritual.
Sin embargo, es necesario tener un conocimiento claro de la técnica y de los estados de oración por los que pasan las almas y comprender la necesidad de la oración como medio ascético para la realización divina.
La oración es la vida sobrenatural del alma, y en este sentido no se puede decir que es necesaria. Es; pero humanamente es necesaria como medio para alcanzar esa vida sobrenatural.
La presencia eterna en el alma de su vocación divina es un estado latente de oración interior. Pero a los fines prácticos, se considera a la oración como los intentos conscientes del ser para actualizar en sí esa presencia divina. Estos ejercicios de oraciones producen un efecto directo en el alma, son como pequeños impactos consecutivos que la van transformando continuamente. Al mismo tiempo originan reacciones y estados interiores que forman un sedimento de fuerza espiritual en el interior del ser.
Independientemente de los ejercicios de oración hay un modo particular de ser del alma que se puede llamar estado de oración. Es un acto simple, independiente del tiempo y la acción, que fija al ser estáticamente en un punto singular interior, como centro fijo de su existencia. Este estado se logra por la ofrenda permanente del alma a través de la Renuncia.
Los ejercicios por sí mismos, aún cuando pueden alcanzar conquistas notables en el campo de las posibilidades mentales y sobrenaturales, no bastan para introducir al alma en el misterio de los estados divinos. La vida interior espiritual no se logra sólo con una ascética de oración, sino con una ascética de Renuncia. Sólo la Renuncia transforma los actos de oración en estado permanente.
La oración produce en el alma efectos contingentes y efectos permanentes.
La oración conduce paulatinamente a una adecuación física, mental, astral y psíquica, a estados sucesivos cada vez más elevados, purifica los afectos y el mecanismo mental, ubica los valores intelectuales, racionales y emocionales, simplifica paulatinamente el complejo anímico, trae a la conciencia los procesos oscuros subconcientes brinda la riqueza de la experiencia ancestral recogida por el inconciente de la raza, produce una capacidad de vivir estados supraconcientes, afina la sensibilidad anímica y eleva paulatinamente a un estado divino, a la unión con la Divina Madre.
La oración sincroniza los valores intrínsecos y extrínsecos, sobrenaturales y naturales, haciendo del ser un todo armónico e integral.
La oración deja en el alma un sentir permanente de paz y seguridad, una conciencia de ser, de estar en el camino y de saber que se llega a su fin. La oración da luz al alma; le hace ser conciente de su verdadera vocación y de su destino divino y crea el potencial de fuerza humana y sobrenatural que necesita.
La oración da un conocimiento directo de las verdades divinas, presentándolas al alma sin necesidad del mecanismo intelectual de comprensión.
La oración da el don de saber y el don de enseñar, el don de penetrar en el misterio divino y en las profundidades insondables del corazón humano. La oración da paciencia infinita y una comprensión sobrenatural de los problemas del hombre y en ella reside el secreto de poder vivir una vida divina en un mundo cada vez más oscurecido por el dolor, la pasión de la ignorancia y la separatividad.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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