La Luna fue el planeta que desarrolló durante su Ronda la forma etérea y astral de las mónadas humanas y, terminado su ciclo de evolución, pasó su herencia de experiencia adquirida a la Tierra, su hija.
Cuando un sistema planetario llega a su completo desarrollo espiritual y ha concluido su Rueda, se transforma en una Rueda Planetaria Potencial que da vida a otras siete Ruedas Planetarias y ellas son estrellas o sistemas zodiacales que influencian a sus Ruedas Planetarias.
El planeta Tierra fue formado por un desprendimiento de la masa de la Luna y por asteroides y desechos planetarios que vagaban por el espacio.
La fuerza espiritual de las Huestes le fue transmitida por intermedio de planetas semietéreos que giraban por el espacio en el período en que Júpiter y Marte empezaron a tomar preponderancia.
El globo de la mente intuitiva era una esfera formada por altísimas vibraciones supraradiantes potenciales.
Las Entidades que moraban en él, de carácter puramente espiritual, reflejaban su potencialidad sobre todo lo más grosero circundante proyectando un cuerpo futuro.
Venus tiene una estrecha correlación con la Tierra. Su cuerpo físico formado con el detritus de los planetas ya existentes, tiene toda la pesantez de la materia y toda la pureza del Espíritu que le viene de las altas Huestes que habitan en él.
Los planetas Mercurio y Venus se encuentran en el plano paralelo, pero antagónico respecto a su marcha evolutiva.
Mientras Mercurio está en estado de evolución ascendente, Venus lo está en el descendente.