“LOS DOS CAMINOS”. Todas las almas del mundo están predestinadas. Cuando un día el alma se da cuenta de su existencia, de su albedrío, de su yo, ya está casi formada: educación, costumbres, sociedad, hábitos, subconsciente, la han formado rigurosamente sin que ella se dé cuenta.
“EL TEMPLO DE ORO”. A medida que se va viviendo y valorando, con el recuerdo, los resultados positivos y negativos de las experiencias, se va aprendiendo no sólo a prever los resultados, sino también a medir la vida con una nueva medida de tiempo.
“EL VELO DE AHEHIA”. El velo de Ahehia no sólo es un paño de ilusiones sino también un manto de protección que preserva de las inclemencias de la vida.
A veces, entusiasmada por una inspiración interior, el alma sabe volar por tiempos desconocidos por ella, donde jamás nadie ha penetrado.
“LA RESURRECCIÓN DE HES”. Quienes piensan en la muerte, o bien rehuyen formarse una idea concreta de la misma, o bien la disimulan con la idea de un más allá venturoso, como si fuese imposible sostener el pensamiento de la muerte por sí misma.
“YO SOY LO QUE SOY”. Las experiencias de cada instante enseñan a viva fuerza que se está esclavizado a todo un mundo de encadenamientos psicológicos ajenos a la voluntad. Cuántas veces al día se expresa el deseo de librarse de los hábitos, sin lograr jamás realizarlo.
Primer Monólogo: Soledad e Introspección. No se es absoluto; no se es autónomo en el mundo individual. Aunque se viviera solo en una isla perdida en el océano, no sería autónomo; porque se es el resultado lógico de un encadenamiento de vidas y muertes que escapan a la propia voluntad.