Curso XXI - Enseñanza 15: Monólogo de Preparación a la Meditación

“YO SOY LO QUE SOY”. Las experiencias de cada instante enseñan a viva fuerza que se está esclavizado a todo un mundo de encadenamientos psicológicos ajenos a la voluntad. Cuántas veces al día se expresa el deseo de librarse de los hábitos, sin lograr jamás realizarlo. Es verdad que se es algo, no sólo un algo presente, sino algo que deviene, que propugna ser. Esta lucha por entre el laberinto de las dificultades es el camino espiritual de cada ser.
En las mañanas, cuando recién despertado y limpio, el ser se dirige al trabajo por las calles solitarias, el alma entera vibra en paz y alegría interior, más intensamente y más sana que en una buena meditación. La vida parece muy bella y uno mismo no se cree tan malo. Esos minutos a la mañana, cuando el aire es fresco, parecen una promesa de lo que podría ser la vida a todas horas y en cualquier circunstancia, si uno pudiese olvidar los hábitos de las acciones anteriores. Así como el sueño repara y limpia, así también se quisiera que la vida de todos los días y el anhelo continuado del alma para conquistar la libertad, logren algún día transformar la vida en una perpetua mañana.
Es verdad que cada cual es lo que es, tal como ocurren ahora las cosas, con todos los defectos, pero algún día se será lo que quiera ser, o lo que Dios quiera de uno. Mientras tanto se es lo que la vida lo va llevando, de un extremo a otro; pero se debe reconocer que a ninguna hora como a la mañana temprano se siente uno tan conforme consigo mismo y con las cosas.
No se podrá ser uno mismo si no se aprende antes a olvidar, a desentenderse de las cosas. Se descubre que cuando uno se opone a alguna fuerza, esa fuerza se acrecienta y lo obliga a nuevos esfuerzos mayores; se entiende que este modo está muy bien, porque exige de a poco y cada vez en aumento, un esfuerzo interior que aumente al ser. No basta con vencer al enemigo; lo importante es que uno, en esa lucha, se engrandezca. ¿Y cómo podrá engrandecerse el alma si no fuera por ese esfuerzo cada vez mayor que debe emplear para vencer? Es la imagen de Hércules luchando contra la Hidra; cuando le cortaba una cabeza, del cuello le brotaban dos. Lo importante no es que el enemigo desaparezca, sino que el alma se vuelva mejor, más esforzada. Los enemigos son instrumentos del destino para favorecer el crecimiento total. Sólo en la lucha se podrá conquistar el don de la propia individualidad.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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