La meditación se refiere a los efectos sensitivos del alma.
La meditación es un discurso imaginativo; es útil porque pone en juego todas las fuerzas mentales del ser, orientándolas hacia el logro de la sensación deseada.
Para que la oración sea plena el hombre tiene que transformarse en un testimonio de fe, debe discernir continuamente en la enseñanza las verdades evidenciadas y las verdades posibles. El alma está siempre en un estado de perfecta oración cuando tiene la verdad divina centrada en sí.
Para que la oración sea plena el hombre tiene que transformarse en un testimonio de fe, debe discernir continuamente en la enseñanza las verdades evidenciadas y las verdades posibles. El alma está siempre en un estado de perfecta oración cuando tiene la verdad divina centrada en sí.
En la meditación sensitiva la imagen es percibida a través de los cinco sentidos. El objeto es afinar la sensibilidad de los sentidos para aguzar su percepción. Sin embargo, este ejercicio no permite trascender la evidencia sensible.
La meditación es un acto afectivo del alma y por esto tiene una modalidad mecánica determinada, porque cada ser realiza a Dios según su idiosincrasia interior. Pero el ejercicio de la meditación, si bien poco aporta a la meditación en sí, hace que la mente adquiera un hábito determinado que facilita y predispone a la meditación.
En Cafh, el primer voto marca el nacimiento a una nueva vida.
Él implica la necesidad de rever los viejos conceptos que estructuraban el modo de sentir, pensar y actuar.