El Hijo que llega al Seminario se encuentra con un método de vida completamente nuevo y distinto, aún en el aspecto espiritual, de aquél que estaba habituado a seguir.
Es bueno que el Hijo, al amoldarse a la nueva vida, adquiera el hábito de una observancia estricta.
En una casa de Ordenación donde se observa estrictamente el Reglamento, el horario diario, las indicaciones de los Superiores, mora la Madre Divina.
Fatigarse en hacer muchos trabajos, hacer múltiples mortificaciones, estudiar muchas Enseñanzas, todo esto es vano si no se es atento a la observancia diaria.