El método aquí expuesto servirá especialmente a los principiantes para entrar al camino de la Meditación y facilitará extraordinariamente este ejercicio.
Primera Meditación.
Tema: La Dama Negra.
Efectos: Aborrecimiento.
La práctica de esta Meditación conduce al alma a considerar sus extravíos y faltas y al aborrecimiento de los mismos; cada acto perverso cometido por el ejercitante se transforma en un cuadro vivo que lo hace padecer y purgar sus males.
En la observación del proceso espiritual de las almas se nota, generalmente, que llega un instante en que el entusiasmo por la purificación merma y el meditante es detenido en la repetición inconsecuente de cuadros imaginativos que, por lo repetidos, ni avivan entusiasmos, ni hacen avanzar al alma en el aspecto purgativo ni en el proceso espiritual en general.
Meditación: “LOS DOS CAMINOS”. Efectos: “DESAPEGO”.
Invocación:
Pido a Aquél que desde ya venero con el nombre de Maitreya, que sea Él mi Guía y mi Sendero.
Pido no esperar su Venida sino caminar por la senda que me lleva a Él.
Para las almas a las cuales la sucesión de imágenes e ideas cansa la mente, son necesarias imágenes e ideas gráficas y simples para el ejercicio de la Meditación, como las siguientes:
Meditación: “LOS DOS CAMINOS”. Efecto: “DESAPEGO”.
Invocación:
Te pido, oh Jesús, levantado a la vista de todos sobre la Cruz, que me indiques Tu Camino, el único verdadero, aquél que señala la sangre que mana de tus heridas.
“LOS DOS CAMINOS”. Este ejercicio, como todos los de esta serie, es muy claro y sencillo; en estas cualidades reside su valor. No solamente permite realizar un ejercicio acabado; sino que simplifica los procesos anímicos.
“LA DAMA NEGRA”. Este ejercicio de la Dama Negra, al tiempo que simplifica la actividad mental, logra expresar muy acertadamente la idea fundamental que simboliza la Dama Negra. No es la enemiga contra la cual hay que luchar, mientras sea pura naturaleza, sino tan sólo luego que esa energía natural se ha introducido en el ser, desvirtuándolo.
“LOS DOS CAMINOS”. Todas las almas del mundo están predestinadas. Cuando un día el alma se da cuenta de su existencia, de su albedrío, de su yo, ya está casi formada: educación, costumbres, sociedad, hábitos, subconsciente, la han formado rigurosamente sin que ella se dé cuenta.
El ser que, con la ayuda de los Santos Maestros ha aborrecido su vida anterior y se ha hundido en el abismo de la desolación, tiene ante sí el Camino que lleva hasta la cima del Monte.
La noche se acerca rápidamente.
“¡Camina, camina Peregrino!”
El cielo se ha cubierto de nubes; truenos y relámpagos anuncian la inminente tempestad. Todos los árboles del bosque, sacudidos por el vendaval, repiten la sardónica risa de la Tirana Babel.