La “figura”, estrictamente hablando, es aquella modificación en el empleo o el significado de las palabras que ofrece mayores posibilidades al discurso. Deben tener dichas formas del pensamiento o del lenguaje dos caracteres esenciales para que con razón reciban este nombre: que con facilidad puedan ser substituidas por una forma más sencilla, por una forma no figurada, y que expresen la idea o el pensamiento con más viveza, más gracia o con más energía.
Línea filosófica y desenvolvimiento de sus principios.
Se observa que la retórica propone en la formación del discurso la siguiente discriminación: exordio o introducción, proposición, división, narración, argumentación o parte de prueba, refutación, parte patética o de efectos, epílogo y conclusión.
El orador necesita hallar los argumentos, presentarlos en un orden conveniente, adornarlos con palabras y expresarlos con decencia y decoro. Y a esto se le ha llamado: invención, disposición, alocución y pronunciación.
Reglas para preparar el discurso. Es necesario, ante todo, que el orador se dedique mucho a la lectura de libros escogidos, donde se encuentran unidas a la erudición seria y a la solidez de las ideas, la belleza y energía del lenguaje.
Ha dicho un escritor contemporáneo: “No es orador ni el que dispone, arregla y clasifica bien las ideas, ni el que las produce con armonía y con las gracias de la elocuencia halagando al oído y a la imaginación a la vez, sino el que posee estos dos talentos y los sabe reunir y ejercitar”.
Elocuencia popular: Es aquella que, teniendo por tribuna el espacio y por auditorio el pueblo, permite vuelos más atrevidos y menos controlados, imágenes más osadas y emociones más vivas y profundas que los otros tipos de elocuencia.
¿Qué es la conversación? Una improvisación breve que cambia a cada instante de materia y objeto, que desflora y no profundiza. En ella toda preparación es imposible porque la conversación cambia permanentemente de fisonomía.
Es calidad esencial de toda belleza ser sencilla en sus arreos; “simplex munditus”.
Una de las primeras y más obvias distinciones del estilo es la que resulta de la mayor o menor extensión que el autor da a sus pensamientos.
Además de las recomendaciones del Método y aquellas tan breves y valiosas de “Reserva”, se recapitulará elementos, motivos, tipos de higiene de la palabra.
Amplitud del vocabulario. Método: Buscar sinónimos y antónimos de cada palabra, a fin de notar los diversos matices y acepciones en las cuales puede ser empleado cualquier sustantivo o calificativo.
El órgano de la voz se asemeja, al parecer, a los de la vista y oído, pero difiere de ellos en un punto esencial: en que las operaciones de la vista y del oído son resultado de un acto involuntario.