El cuadro sensitivo constituye uno de los pasos más importantes del ejercicio de la Meditación, pues es la etapa en que el alma toma dominio de su emotividad y le da la forma, tonalidad y vibración que se ha propuesto.
Durante el Cuadro Sensitivo se lleva la emotividad a un punto elevado de vibración. Si el ejercitante suspendiese entonces el ejercicio, aquella volvería de inmediato a su estado primitivo y nada habría sucedido en el alma.
Las Consecuencias, como último paso del ejercicio, tienen en la conformación técnica del mismo, una doble finalidad.
Ya se ha dicho que paralelamente al proceso espiritual que en las profundidades del alma se desarrolla, el estudiante debe desenvolver una autoconciencia del proceso, o sea, debe ir adquiriendo conocimiento de lo que en su interior se desarrolla y del resultado que va obteniendo a través del ejercicio de la oración y de la aplicación de las enseñanzas a su propia vida.
¿Qué representa dentro de la Simbología que emplea Cafh la Dama Negra?
El camino espiritual se realiza por etapas; no empieza ni termina en una vida. Comenzó con la individuación del ser humano y terminará con su liberación.
¿Qué simboliza el abismo como tema de meditación?
En primer término se destaca la analogía que existe entre el cuadro gráfico que sugiere esta palabra y el ambiente en que el grueso de la Humanidad vive, lucha, goza y padece para morir.
Bien es cierto que el sólo comienzo de la labor purgativa en el alma, primer paso de la vida espiritual abrazada por el meditante es también el comienzo del cumplimiento de la divina promesa, es el principio de la Unión Divina.
En la observación del proceso espiritual de las almas se nota, generalmente, que llega un instante en que el entusiasmo por la purificación merma y el meditante es detenido en la repetición inconsecuente de cuadros imaginativos que, por lo repetidos, ni avivan entusiasmos, ni hacen avanzar al alma en el aspecto purgativo ni en el proceso espiritual en general.
El hombre común busca solución a sus inquietudes interiores, apenas percibidas, en el olvido, la distracción y la diversión, sin advertir quizás que estos medios alejan tan sólo por momentos de la superficie mental el martillar de sus problemas, mientras que en el interior del alma, éstos permanecen sin solución.
No es posible afirmar por cierto que la faz purgativa de la meditación es restadora del mal existente en el alma y que la faz amorosa es el aspecto positivo del trabajo o sea el aspecto constructivo, puesto que uno y otro son indispensables para el logro de los objetivos espirituales.
La más sutil vibración, lo potencial, se ha inmolado un día en el movimiento continuo que produce su devenir. Ella mana desde entonces y su emanación es actividad y vida. Todo lo que vive está animado por su potencialidad.