Que las cosas de este mundo mueren es un juicio que surge al entendimiento del hombre por medio de la más simple observación.
Lo Sin Principio, lo que Es, lo Inmortal es intuición, vislumbre irracional de un orden divino de aquellos seres que han podido y sabido potencializar sus valores internos y esenciales.
Cualquiera que sea la actividad que un hombre emprenda tiene necesidad de una orientación.
Si esa afirmación tiene para todos la sencillez y la fuerza de un axioma, para el ser que quiere seguir por la senda espiritual ha de convertirse en un anhelo fervoroso e íntimo de hacerse apto para captar la ayuda que, desde los planos superiores suprafísicos, están brindando constantemente los Santos Maestros.
Un hombre sin proyección hacia lo sobrenatural, que reflexione sobre lo que percibe de las relaciones humanas, llegará a la conclusión de que todo está perdido para él.
Comprobará, por ejemplo, que las palabras, especialmente aquellas que designan actitudes morales o éticas pronunciadas por los hombres de hoy, son meros sonidos convencionales que traducen aspectos parciales, superficiales y, la más de las veces, falsos de aquellas actitudes.
El ser que, con la ayuda de los Santos Maestros ha aborrecido su vida anterior y se ha hundido en el abismo de la desolación, tiene ante sí el Camino que lleva hasta la cima del Monte.
Acostumbrado a proyectarse hacia el exterior, como reminiscencia de aquellas luchas que en el comienzo de la raza llevó a cabo contra las fuerzas hostiles de la naturaleza, el hombre actual también busca consuelo fuera de él, busca el consuelo humano.
El Hombre viejo vive a medias aún en el caso que, como ser humano solamente, desarrollara totalmente sus posibilidades.
El ser humano vive; el Hombre Viejo vive a medias. ¿Puede considerarse vida integral si vive disociado de la Fuente Divina?
Debe recordarse que la Meditación Afectiva como ejercicio busca hacer que los sentimientos comunes se transmuten interiormente en bienes del alma haciéndolos aptos para lograr una cada vez mayor identificación con la Imagen que se ha creado en la práctica del ejercicio de la Meditación Discursiva.
La Fe es el reconocimiento íntimo por el ser humano de la identidad de su esencia con la Divina Madre. Que la Fe actúe sobre el hombre con mayor o menor beneficio depende de la espesura de los velos con que se ha rodeado.
Dentro del tipo de meditaciones activas se encuentra la modalidad llamada estimulante.
Tal como su calificación lo indica, al realizar el ejercicio de la meditación con la práctica de esta modalidad, el Hijo busca estimularse con el ejemplo y compenetración en un cuadro imaginativo de fuerza emotiva.
A través de las enseñanzas de este Curso los Hijos han ido tomando conocimiento de distintas modalidades del ejercicio de la meditación afectiva.
Todas ellas forman un verdadero arsenal de donde el Hijo puede extraer el arma adecuada al tipo de batalla que deba librar contra la Dama Negra, según sean sus estados anímicos.