Curso XLIV - Enseñanza 6: Cualidades Prácticas de los Superiores

El Superior ha de dirigir espiritualmente a los Hijos que le han sido confiados, pero ha de tener al mismo tiempo cualidades prácticas para proporcionar el bienestar a su Comunidad.
El Superior ha de ser capaz, económico, emprendedor, dependiente, hábil y poseer una buena dosis de sentido común.
El Superior capaz está en todo, lo ve todo, para todo tiene una solución. Él conoce todos los trabajos y sabe cómo se ejecutan desde los más insignificantes hasta los de más importancia. Sólo así se pueden dirigir las obras. Su mirada conocedora ha de bastar para que todo marche a la perfección.
El Superior ha de ser económico sin ser mezquino, porque el tener todo lo que se necesita sin usar de eso más que lo indispensable, es la quintaesencia de la Economía providencial.
Así como él es sabio en Teología y Ascética Mística, sabe todo lo referente a la cocina, a la despensa, al costurero, etc. Si no sabe en qué condiciones y en qué cantidad están los comestibles en la despensa y no se preocupa por la buena y sana alimentación de los Hijos, tiene una Comunidad pobre de fuerzas y la fuerza física ayuda mucho a la fuerza anímica. Además ha de conocer las necesidades especiales de cada uno de ellos y la capacidad de resistencia.
El Superior ha de ser emprendedor para poder solucionar con eficiencia todas las tareas y problemas de la casa.
Cuando una Comunidad no está capacitada para proveer a su sustento, debe investigar para ver en dónde está la falla y, o remediarla o procurar a los Hijos un nuevo medio de subsistencia.
También ha de estudiar la capacidad peculiar de cada Hijo para que cada uno ocupe el lugar donde pueda desenvolverse mejor.
El Superior es dependiente en todo porque mandar, en Cafh, es tener que obedecer y depender de todos.
El Superior se debe íntegro a la Ley Divina que ha dispuesto su Comunidad y a la cual él debe responder estrictamente; él nunca hace lo que quiere sino lo que es mejor para todos. Él depende de sus votos, de sus Superiores, del Reglamento y de la Interpretación. Él es, en realidad, dentro de la Comunidad, el padre, pero también el servidor de todos. Y para sus necesidades particulares ha de depender de los Hijos encargados de las varias dependencias, para ser un ejemplo en todo.
El Superior, sobre todo, ha de tener una buena dosis de sentido común. Éste es un don casi divino que se adquiere a fuerza de golpes y de años de experiencia. Es el control y el medidor de todos los actos de gobierno.
El Superior práctico ha de procurar ser culto, educado y discreto.
El Superior tiene el deber de estudiar y meditar la Enseñanza y aquellos Cursos que son necesarios para el cabal conocimiento del puesto que le ha sido designado. Tampoco tiene él derecho a entretenerse en estudios que son de su agrado personal, sino sólo en aquellos que necesita conocer bien.
Un Hijo preguntó una vez a sus Superiores qué estudios le permitirían seguir y le fue contestado: “Estudie todo lo que pueda ser de utilidad para las almas que le fueron confiadas; lo demás es conocimiento vano”.
Además él ha de preocuparse para que todos los Hijos tengan la Enseñanza adecuada y facilidad para el estudio de aquellas materias que complementan el trabajo que ellos desempeñan.
Procurará que en la Biblioteca de la Comunidad se encuentren buenos libros espirituales y textos de materias de las especialidades que se cumplen en su Comunidad.
El Superior tiene que enseñar continuamente a los Hijos una buena educación, constituyéndose él mismo como ejemplo. La buena educación da al Hijo un porte más digno y espiritual y conquista el corazón de los demás Hijos, de los que dependen de las Obras de Cafh y de las personas con quienes él trata. El Superior destierra de sí y de los Hijos las groserías, los chistes, las indirectas, los malos modales y todo lo que pueda ser desagradable a los ojos de los otros.
El Superior ha de ser sumamente discreto. Lo primero que hace es poner una coraza sobre su corazón.
Para ser verdaderamente discreto no pone preferencia ni antipatía en ningún Hijo, ni ha de mostrar jamás sus debilidades sentimentales, sobre todo cuando le quitan un Hijo de valor.
El Superior discreto es medido en las correcciones, observador profundo de los estados de ánimo de los Hijos, no da las órdenes con altanería o ira y no espera nunca una palabra de comprensión o consuelo de parte de los Hijos; nunca da a conocer sus propias inclinaciones ni debilidades.
Las cualidades prácticas del Superior, entonces, han de estar centradas en la gran frase de Santa Teresa: “La cabeza en el cielo y los pies en la tierra”.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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