Curso XLIV - Enseñanza 13: El Superior en los Recreos y Asuetos

El Superior ha de ser no sólo aquel que hace observar el Reglamento, la Interpretación y las órdenes del Caballero Gran Maestre, sino sobre todo es el hermano y el compañero de los Hijos. Por eso donde más le resulta difícil su misión es en aquellos actos de Comunidad en que los Hijos están sujetos a su libre albedrío.
Llevar bien los recreos y los asuetos es cosa de los Superiores y de los Directores.
Es en los recreos, cuando todos están juntos, donde nacen algunas simpatías y antipatías y surgen las imperfecciones y pequeños defectos de los Hijos. Entonces, si el Superior no está muy atento, el recreo, en lugar de ser una sana expresión de felicidad de los Hijos, se vuelve algo incómodo y hasta pesado.
Si alguna vez se observa que algunos Hijos permanecen callados, tristes o con expresión de disgusto, quiere decir que se ha permitido que exista algún roce, o que se ha dejado que alguno mantuviera demasiado insistentemente una opinión al ser contradecido, o que algún otro ha hecho notar que un Hijo se ha expresado mal.
Todas estas cosas están en la mano del Superior; sólo él puede transformar el asueto, el recreo.
Ciertas damas de la sociedad tienen un arte especial para mantener bien a sus invitados. Saben muy bien desviar una conversación que puede ser desagradable para uno de sus invitados, procura no tocar un punto cuando sabe que hay personas que no desean que se toque. Algunas son maestras; mantienen la conversación, no dejan que el ambiente se ponga pesado. Y eso pasa muchas veces en los asuetos cuando viene un cansancio físico, hay un cierto decaimiento y ya no hay expansión.
Un buen Superior ha de tener tacto, ha de prever lo que va a suceder y ha de procurar mantener la conversación para que todo sea agradable y dé buenos resultados.
Algunos Superiores desean que los Hijos sólo hablen de cosas espirituales.
Eso es magnífico; pero algunos entienden que eso es pensar demasiado, que en lugar de descansar la mente la hacen fatigar más. El mismo tema trae cansancio en lugar de expansión.
Hablar de cosas espirituales es darle brillo a todas las cosas. Se puede hablar de una planta y hacer conversación espiritual.
No es necesario hablar siempre del mismo tema. Es bueno cambiar de tema en la conversación. Un chistecito, una divagación, no está de más; recrea mucho y no desentona con la conversación espiritual.
Desde luego no hay que caer en el otro extremo con frases atrevidas, para que la conversación no degenere en una conversación mundana y no tome un ritmo demasiado alejado de la verdadera misión del Ordenado, que ha de expresarse en todo momento y que se refleja más en donde se tiene más libertad.
El Superior ha de saber el punto flojo de cada uno, porque hay algunos a quienes les gusta hablar de ciertas cosas que no son convenientes; hablar de sus posibilidades, de su persona, de sí mismos. Hay que desviarlos porque llevan a la discusión, cansan, traen roces, malestar y hasta pueden ocasionar algunas divergencias, si bien no expresadas por los Hijos.
El asueto tiene que ser entretenido. Hay que hacer que haya cambios, que se mantenga siempre el espíritu elevado, en sana alegría, en expansión.
Es bueno que si los Hijos saben recitar digan alguna linda poesía, el que lee bien que lea un capítulo de un libro; se pueden hacer concursos de conversación. El Superior ha de saber quién es capaz de hacer eso.
Sobre todo hay que elegir temas variados y saber buscar el aspecto espiritual en forma natural, espontánea.
El Superior puede elegir pequeños temas y distribuirlos entre aquellos que se hallan dispuestos para exponerlos en los asuetos. Luego los comentarios sirven para estimular a los Hijos, al mismo tiempo que para explicar y corregir, y así los Hijos aprenden a hablar no sólo de la mortificación y de la observancia, sino de temas generales y variados.
Con estas prácticas se puede ver, a veces, surgir pequeñas rivalidades. También algún Hijo puede decir siempre que no sirve para nada de eso; quiere decir que está un poco celoso u ofendido y no hay que obligarlo a hablar, pero hay que estimularlo para que lo haga por sí mismo.
En los recreos y asuetos se conoce mucho a las almas, sobre todo sus partes negativas. El Superior ha de estar muy atento porque algunos son muy difíciles de descubrir; pero siempre al final aparece la parte humana.
Hay Hijos que en la conversación son extremadamente humildes; quieren ser pequeños, ponerse en último lugar; no quieren expresarse para no caer en la soberbia. El Superior ha de tener cuidado especial con estos Hijos; si son verdaderamente humildes no les harán daño las observaciones y comprenderán rápidamente sus faltas.
Hay Hijos que hablan demasiado, y otros hacen muchas preguntas. Estos Hijos, sobre todo si son jóvenes, tienen deseo de aprender; preguntan con amor; todo lo quieren saber del Superior. Eso está bien mientras se está en la intimidad de la Comunidad, pero si se comportaran así con otros Hijos no Ordenados, podrían hacer creer que no están educados en el verdadero sentido de recogimiento y serenidad interior.
A los que mucho preguntan el Superior contesta una y descarta nueve; a veces contesta mucho y a veces nada.
Podría ser que hubiera Hijos que quieran dar consejo al Superior; que continuamente dijeran: “Qué bien está nuestra Observancia, pero si se hiciera como en tal instituto, como la otra persona, estaría muy bien”.
¡Libre la Divina Madre a las Comunidades de tales Hijos! Son espíritus poco adaptables al espíritu de la Ordenación; quieren dar consejo y exponer su opinión en todas las cosas.
El Superior puede ser condescendiente en lo que no es fundamental, pero en lo establecido hay que poner un corte.
En los recreos no hay que corregir con dureza sino hacerlo con amor: mantener el espíritu de compañerismo, evitar las desavenencias de palabras, para que el recreo se transforme en un momento agradable. Los Hijos deben desear el recreo para exponer y hacer intercambio de ideas.
Las expresiones espirituales no son sólo las que hablan de la Divina Madre sino las que saben embellecer las cosas inocentes de la vida.
No hay que obligar a los que no quieran hablar, sino decir lo que surge. Procuren los Hijos hacer siempre algo por los compañeros que resultan antipáticos para que éstos crean que simpatizan con ellos.
Los Hijos no usen apodos y siempre se hagan llamar con el nombre con el cual han emitido sus Votos, ni firmen sus escritos de otro modo.
El Superior no permita que en los recreos se hable a la ligera de la vocación, sino con el debido respeto.
No acostumbren los Hijos enviar telegramas en los aniversarios de familia o conocidos ni hacer regalos.
Los Hijos no hagan comentarios, en los recreos, de la labor efectuada durante el día, ni tengan expresiones que puedan parecer correccionales para otros Hijos; de todo eso debe estar enterado el Superior y lo advierte en la hora del saludo de la tarde.
Nunca hagan alusiones de Hijos que no han perseverado ni en bien ni en mal; eso es falta de caridad hacia aquel que ha fallado en la prueba.
Hablar entre dos en los recreos o asuetos de modo que los otros queden excluidos de la conversación es falta de caridad y consideración.
En los días considerados festivos por la Interpretación se concede asueto a los Hijos, es decir: dispensa de abstinencia y silencio a la mesa y dispensa del trabajo manual de la tarde.
El Superior podrá conceder dos o tres días de asueto extraordinario, no más, por año. Por ejemplo: el día del titular de la Casa, el onomástico del Superior, algún gran acontecimiento como Votos Perpetuos. Se entiende por asueto extraordinario cuando aparte de las dispensas del asueto hay dispensa de la observancia del día. También, como dice la Interpretación, en esos días se puede salir y hacer paseos que duran todo el día.
Los Hijos cada año para la fiesta de Navidad sortearán unas papeletas que llevarán escrita una frase la cual servirá de tema de meditación y ejercicio de virtud durante todo el año.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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