Curso XLI - Enseñanza 9: Renovación Vital

Un poder intenso y terrible mana continuamente del plexo sacro para mantener constantemente la vida en el hombre; parte de estas fuerzas se depositan en los órganos genitales.
Como una carga eléctrica se concentran estas fuerzas en la región coxígea y allí impulsan la formación de las células espermáticas y germinales asentadas en los testículos y los ovarios.
Por estas glándulas se efectúa la generación, pero la acción de engendrar no es su única finalidad.
La ciencia, en estos últimos años, ha probado que las glándulas genitales, además de la función externa, tienen una función endócrina que produce las hormonas que excitan y estimulan la sangre.
Esta secreción interna se vuelca directamente en la sangre; de la abundancia o escasez de estas hormonas dependen la conservación, el equilibrio y la juventud del organismo.
¿Cuál es el secreto poder que inexorablemente, aún sin existir enfermedades orgánicas, mina al hombre y lo envejece?
¿Por qué en la vejez decrecen las fuerzas genésicas, mientras en la juventud están activas?
Porque el estímulo sexual activa dichas glándulas y enriquece la sangre con las excitantes hormonas de la juventud.
El ser, consciente de este poder secreto, no sólo ha de estimular sus glándulas cuando lo impulse el instinto sexual, sino ha de poder hacerlo por la consciente acción de su voluntad.
Hay que restablecer lo que degeneró y mejorar lo que ha decaído en el físico mediante el ejercicio de renovación vital que se llama, transmutación.
El plexo sacro recibe directamente sus fuerzas de la rueda sacra etérea y cuando, mediante el ejercicio, se produce la transmutación, el centro astral se pone en directa comunicación con el centro de la tierra en donde existe el centro de fuerza renovadora y vivificadora de todo el planeta, extractando de él una energía poderosa que volcándose en el organismo por el plexo sacro, despierta y rejuvenece totalmente al ser.
Este fuego etéreo, energía del planeta y renovador de energías humanas, están magistralmente descriptos en la novela “Ella” de Rider Haggard.
También la ciencia moderna, basándose en este principio, ha empezado a practicar injertos de glándulas genitales de animales jóvenes en personas decrépitas para renovarles las energías; pero estos experimentos serán relegados al olvido, porque al mismo tiempo que rejuvenecen al ser, atrasan su adelanto espiritual.
El rejuvenecimiento científico futuro será efectuado con energías cósmicas y radiaciones terrestres en forma de ondas ultracortas.
Desde edades inmemoriales las religiones y filosofías han ligado estrechamente el control de la función genital con el desenvolvimiento espiritual.
Es indispensable detener estas fuerzas para que no se vuelquen todas al exterior, sino que, por la acción de la resistencia, se vean forzadas a buscar nuevos caminos y a volcarse directamente en la sangre para enriquecerla de fuerza y vitalidad. El líquido seminal, verdadero elixir de la vida, tiene el valor de la vida misma.
La continencia sexual es lo más aconsejable para la transmutación; pero, sin determinados ejercicios, no bastaría la continencia para transmutar estas fuerzas externas en fuerzas internas. Además, esta fuerza interna, por estos ejercicios ha de transformar la materia en energía y la energía en mente.
El adelanto en el desenvolvimiento de esta Rueda se comprueba por las emanaciones odoríferas del sujeto.
La transmutación depura la sangre y renueva los tejidos y, mientras este proceso se efectúa, la piel elabora un sudor fétido, a veces insoportable, especialmente en los pies. Al proseguir el ejercicio, el olor va cambiando paulatinamente: primero a leche fresca, ese olor característico de los niños; más adelante, huele a limpio, como suele decirse; y al fin, el cuerpo, regenerado, exhala un perfume de flor, algo semejante al nardo.
Los pies, en particular, no tienen mal olor en las personas puras y castas, ni tampoco los órganos genitales.
Las mujeres expresan sus deseos sexuales por una secreción olorosa de las glándulas de Bartolino; pero en las mujeres puras, estas glándulas emiten un perfume de lirio. Se dice de una mujer virtuosa y casta que “huele a lirio”.
Se sabe que el ejercicio de renovación vital preserva las células orgánicas de la descomposición; lo atestiguan en ciertos casos particulares, los muchos cuerpos de santos de todas las religiones que permanecen incorruptos y despiden suave fragancia.
No sólo el cuerpo para sí se sensibiliza con el éter odorífero, sino también con los olores externos.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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