Curso XLI - Enseñanza 16: Las Flores del Éter

A los ojos atónitos del clarividente se presentan en el aura, o séptimo subplano del mundo astral, las Ruedas Etéreas como hermosísimas flores, que abren sus corolas a la luz del desenvolvimiento espiritual que las estimula.
Los Yoguis, desde milenios, las llaman “Flores de Loto”. Los Cristianos Místicos y los Rosacruces las denominan “Rosas”, y Dante Alighieri llama a la Visión de Dios, imagen del Centro Coronario, “Cándida Rosa”.
Pero no siempre son maravillosos y múltiples los colores de estas Flores Etéreas, pues cuando las impulsan instintos de inferioridad se apagan y toman colores obscuros y repulsivos.
El bien y el mal, o los pares de opuestos que determinan estos cambios, influyen sobre la belleza o la fealdad de las mismas únicamente por el cambio del movimiento vibratorio. Un movimiento estimulante al bien produce el vórtice de izquierda a derecha y el impulso contrario, viceversa.
El Alma del Mundo, que es la Madre Divina manifestando su actividad tiene, además de su manifestación creadora, su reflexión destructora y las mismas trabajan en el ser humano por medio del biorritmo de las Ruedas.
Cuando la luz de la Madre alumbra, el bien impera, la perfección y la vida espiritual son un hecho y las Ruedas Etéreas revolotean hasta volverse sintéticas y confundirse con la misma luz; pero cuando la reflexión de la Madre produce la sombra, el mal, el dolor y la muerte son las que dominan y las Ruedas se densifican hasta ser víctimas de la sombra mortal que causa ruina del ser.
El conocimiento de las Ruedas Etéreas y su manejo es un arma de doble filo, porque son, conjuntamente la Madre y la Dama Negra, el bien y el mal, la luz y la sombra del alma.
Cuando las Ruedas Etéreas brillan en todo su esplendor, su diámetro mide 678 pulgadas (17,22 metros); cuando están en descanso, su diámetro es de 225 pulgadas (5,74 metros); cuando están atrofiadas miden 25 pulgadas (0,62 metros) de diámetro.
La Rueda Coronaria mide en los casos anteriores respectivamente siete veces más.
La Rueda Sacra está constituida especialmente por la materia terrestre y, como ya se ha dicho, está en directa comunicación con la matriz de la Tierra o globo concéntrico de fuego terrestre.
La Rueda Esplénica está constituida por la materia acuosa y esparce por todo el organismo la vitalidad terrestre que le viene de la Rueda Sacra y la vitalidad solar proveniente de la Rueda Solar.
La Rueda Solar contiene en sí misma la materia fueguina que absorbe del Centro de Vida Solar.
La Rueda Cardíaca está constituida por el Éter material que podría llamarse Prana Eléctrico.
La Rueda Laríngea está constituida únicamente por materia mental; por eso es la distribuidora de toda energía, siendo como un puente entre la mente y la materia, tercera persona de la Santísima Trinidad.
La Rueda Visual está formada únicamente por sustancia mental que transmite a la Rueda Laríngea y refleja la Rueda Coronaria.
La Rueda Coronaria es la receptora de la Energía Espiritual.
Estas Ruedas, como se ha dicho, se comunican entre sí.
La Rueda Coronaria vierte sus fuerzas en la Rueda Visual, ésta en la Laríngea, la Laríngea en la Solar, la Solar en la Sacra, ésta en la Esplénica y la Esplénica en la Cardíaca.
La Rueda Laríngea, aparte de las comunicaciones sobredichas, por conductos especiales se relaciona con las cuatro Ruedas inferiores.
Pero el centro de donde emana la fuerza que ha de iluminar a todos ellos está en la Rueda Sacra, el Triángulo Sagrado, en donde se oculta como precioso tesoro, el Éter Cósmico, el luciente Kundalini.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

Relacionado