Curso XLI - Enseñanza 10: El Vencimiento del Temor

El cuerpo astral forma unos vórtices protectores que rodean el cuerpo físico y se concentran especialmente en el plexo esplénico. Estos vórtices limitan al ser humano; no permiten que éste salga fuera del círculo trazado para el mantenimiento de la personalidad y únicamente dejan penetrar en el sistema del hombre aquellas fuerzas que son indispensables para el mantenimiento del ser, su amplificación mental y su desarrollo espiritual.
El hombre que supiera manejar a voluntad su Rueda Control sería completamente dueño de sí mismo porque admitiría únicamente aquellas fuerzas que pudieran mantener el perfecto equilibrio entre todas sus partes: física, mental y espiritual.
Lo que influye sobre él e impide que entren en tropel fuerzas cósmicas extrañas a la intimidad del hombre, es el temor. Sin el temor, el hombre no sería precavido; sin el temor, el hombre no se hubiera esforzado para lograr un bienestar y ampararse de peligros y enfermedades. En una palabra, el temor fue, en los primeros tiempos del desenvolvimiento humano, el maestro que impulsó a los seres a buscarse a sí mismos; por el temor a la muerte encontró el hombre la existencia de una vida futura; por el temor a la enfermedad encontró el hombre el modo de curarlas; por temor, aprendió el hombre a precaverse del peligro y estimular la civilización que hoy día goza la sociedad. Pero este temor, antes controlador se ha vuelto ahora como el espectro del Umbral, como el enemigo que se interpone al paso del hombre para decirle: “No pasarás de aquí”.
Es indispensable que el discípulo que quiere conquistar los poderes astrales y espirituales sea dueño del temor, sea dueño de la Rueda Control.
El temor es como un tóxico ligero y beneficioso que deja entrar por la Rueda Control una onda cósmica negativa que lo sacude y lo mantiene alerta. Pero, como el tóxico que en pequeña cantidad no hace efecto, el temor deja penetrar por la Rueda Control grandes cantidades de ondas negativas, que destruyen al ser.
No sólo el temor entra por la Rueda Control, sino también todas las ondas que contribuyen al mantenimiento del ser.
Por la acertada voluntad y el constante ejercicio domina el discípulo estas fuerzas y no deja entrar más de las necesarias para el mantenimiento de su equilibrio. Cuando este poder está muy desarrollado puede el hombre atraer lo que desea y rechazar lo que le sea molesto: esto lo simboliza la espada colocada sobre el fémur izquierdo de los caballeros y dicen los hindúes que por el bazo se eliminan los enemigos.
Este poder no sólo aleja las fuerzas externas sino también permite al hombre que por allí haga salir su cuerpo astral y se remonte a otras regiones.
Este centro forma vórtices claros y resplandecientes alrededor del cuerpo astral, pero cuando está en déficit, se impregna de ondulaciones lentas que forman manchas, pliegos y oscuridades.
Allí se originan todas las enfermedades: físicas, nerviosas y mentales, las cuales no son sino una corriente negativa que se concentra y espera el momento oportuno para infiltrarse en el cuerpo físico y destruirlo parcial o totalmente.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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