Curso XXXIX - Enseñanza 16: Mercurio
Los planetas Mercurio y Venus se encuentran en el plano paralelo, pero antagónico respecto a su marcha evolutiva.
Mientras Mercurio está en estado de evolución ascendente, Venus lo está en el descendente.
Los simbolismos mitológicos parecerían encubrir la altísima espiritualidad de Mercurio, pues nos muestran a Mercurio como un hombre de pies alados y con el cuerpo curvado hacia atrás. Lleva en la mano izquierda la vara con la serpiente enroscada y tiene la derecha levantada, símbolo del desarrollo completo de las fuerzas potenciales masculinas y femeninas. Asimismo su yelmo alado es símbolo de la clarividencia permanente. También la Walkirias, las nacidas de la mente de Wotan, simbolizando la visión superior, llevan, como Mercurio, un yelmo alado el cual, también según la leyenda, ha nacido de la mente de Júpiter.
El planeta Mercurio es el último desprendido de la Masa Madre. Como el sistema Solar ya había cumplido parte de su desarrollo material, tomó las experiencias efectuadas a priori y su desenvolvimiento fue rapidísimo. Esto no fue arbitrario, pues la misión de la cadena mercuriana es la de servir de asiento a las Huestes que dirigen, en la Ronda Terrestre, los destinos de todo el sistema. Son las mismas Huestes que en la segunda Ronda Terrestre moraban en la Primera Rueda.
En la primera Ronda se ve actuar a las Huestes de los Números, del Sonido y de la Línea. Sobre la maravillosa línea de las Huestes trazada por el sonido y la numeración de los Sonidos, se reflejan los pensamientos de los Arquitectos. Ya las Huestes piensan, hablan y toman una forma; esto sucede en la segunda Rueda.
Estas Huestes al principio de la primera Ronda permanecen en un estado de éxtasis o concentración sostenida que las hace capaces de crear otras innumerables Huestes. La creación de nuevas Huestes hay que interpretarla como que la materia cósmica o primordial, sobre la cual los extáticos Arquitectos plasman su ideal, los pone en condiciones de atraer hacia sí aquellas altísimas entidades que están dispuestas a la obra de la formación de un nuevo sistema. Pero, si bien estas entidades están dispuestas a colaborar en el plano de la formación de los planetas y su desarrollo, no están dispuestas a tomar un cuerpo de conexión que las precipite en la materia; ni tampoco las Huestes, por ellas creadas. Ellas sólo bajarán a la materia, obligadas por la fuerza del potente amor de una Hueste inferior, ya anteriormente despertadas por ellas a la vida de la acción amorosa.
Estas Huestes, en la tercera Ronda, agrupan y organizan a las Huestes Estelares e impulsan y fuerzan a las Huestes de la Humanidad a que se concreten en hombres, mientras las Huestes de la Sombra dirigen la evolución de los grupos elementales.