Curso XXXVIII - Enseñanza 3: El Aura de las Plantas y de los Animales
Todos los objetos tienen la radiación característica que constituye su aura. Es como un color azulado que rodea el objeto a una corta distancia.
Las plantas, si bien no tienen colores, tienen ya un aura característica.
El aura de las plantas tiene una fuerte influencia en la de los seres humanos y puede tener efectos positivos o negativos.
Se llaman malas, o negativas, a aquellas plantas cuyas auras pueden ejercer una influencia desfavorable, por una fuerte absorción de oxígeno o por ser venenosas; se llaman buenas, o positivas, a aquéllas que tienen propiedades aromáticas o medicinales.
El aura de las plantas malas es de un color negruzco y el árbol que tiene más marcado este color es la magnolia. Por eso, desde innumerables años, se sabe que es peligrosísimo dormir bajo este árbol. Decían los antiguos que un espíritu sombrío asfixiaba a los hombres que dormían debajo de él. Lo cierto es que no sólo quita oxígeno, sino también las vibraciones radioactivas y astrales de los seres humanos.
Otra de estas plantas (malas) es el sauce, bueno para curar el insomnio y malo para aquéllos que duermen bajo sus tupidas ramas en la hora de la digestión.
Las plantas de influencia benéfico-sedante, tienen un color blanquecino, a veces centelleante.
El pino y el eucalipto son árboles de aura muy brillante y, por eso, muy curativos.
No hay cementerio sin ciprés, pues el aura de este árbol aleja a las entidades inferiores y elementales. El culto antiguo se realizaba siempre a los pies de una encina, árbol de aura fuertemente sedante, así como la del roble. Bajo estos árboles dictaban los antiguos reyes sus leyes y administraban justicia. El hombre adorna su casa con plantas y flores, porque la flor siempre lleva consigo un aura benéfica y de auxilio a las auras de salud del los hombres. Pero nunca deberían tenerse en las casas y en las habitaciones flores como el jazmín, la magnolia, el jacinto y el nardo. Son, por otra parte, conocidos los efectos de ciertos árboles que confirman estos asertos.
Los animales tienen un aura que, si bien no es muy amplia, ya tiene colores.
También los animales ejercen una fuerte influencia sobre el aura de los hombres, pues absorben vitalidad y fuerza de la misma, mejor dicho, los colores de sus auras son adquiridos por vampirismo sobre el aura humana.
Los animales salvajes, que viven alejados, tienen aura pobre y descolorida; pero las fieras salvajes que están en los jardines zoológicos adquieren ciertos colores rojizos y por el contacto con la gente se vuelven insensiblemente menos fieras.
Los animales domésticos tienen hermosas auras; el gato, roja y gris; el perro, marrón y azul intenso; el caballo, rojiza y a veces de un color salmón.
El aura del caballo es la más amplia y en los muy inteligentes alcanza hasta ocho centímetros. Pero, entre todos los animales, los que tienen aura de más variados colores son las aves; algunas de ellas, como el cisne, tienen el color del Arco Iris. Estas auras están siempre subordinadas a la influencia del hombre, ya que, por derecho de evolución el hombre es el dios de los animales. Hay animales que sienten tanto la influencia de su amo que, sin que éste hable, saben si está triste o alegre, tranquilo o con ira.
No es bueno ni sano, por eso, vivir en común con los animales y es pésima costumbre la de dormir con ellos.