Curso XXXVI - Enseñanza 11: Fatalismo y Orientación

La Ley de Predestinación Consecutiva lleva al ser a nacer dentro del círculo de la ronda y raza a que pertenece y dotado de ciertas cualidades y deficiencias, características de las mismas. Pero, dentro de ese círculo, el ser posee su campo magnético propio en donde puede desenvolverse libremente, y que le permite desarrollar plenamente la Ley Arbitral de Posibilidades.
A pesar de todas las cargas patológicas, psíquicas y espirituales que pueda traer consigo el ser desde el más allá, hay una chispa maravillosa escondida en él que le grita a cada paso: “Eres libre; eres parte del Ser Divino; lucha y vencerás”.
El estado depresivo causado por la creencia de un destino inexorable, ha sido fuente de mucha infelicidad y esclavitud. Las religiones que abogaron por la fatalidad del destino han fomentado en el hombre la tiranía, la cobardía y la inercia.
Otras religiones se abandonan en los brazos de la Voluntad Divina y con su cobardía, nada de adelanto pueden traer.
El fatalismo, gritando: “Está escrito”, se lanza a una ciega muerte, a una guerra reputada sagrada.
Los indiferentistas miran desdeñosamente las miserias humanas, sin la más leve compasión, excusándose con decir que son resultado del destino, lo cual da por fruto una inercia espantosa que ha llevado a los pueblos de Oriente a tanta decadencia.
Era necesario que el hombre descubriera el alcance de sus posibilidades. Pero para eso debía ahondarse aún más en la materia. Surge así el positivista del siglo XIX, el investigador atento que desdeñoso del pasado y de sus misterios, desecha todos los credos y costumbres para penetrar hasta lo profundo de la materia y del análisis, y mostrar al mundo lo que puede la voluntad y el libre albedrío del hombre.
La civilización permaneció en el mismo nivel durante siglos; pero en estos últimos setenta años la afirmación del poder del hombre, ha llevado al mundo a un adelanto tal que espanta verlo.
Pero el hombre que únicamente confía en su libre albedrío y en su voluntad, tiene la maldición de lo irrealizable, del problema de la vida después de la muerte, y del por qué de las manifestaciones de la naturaleza.
La verdadera orientación es la armonía de las dos grandes Leyes: Causa y Efecto, Albedrío y Posibilidad.
La primera de las Leyes explica de dónde deviene el Ser: el secreto de la vida, y lo que le espera después de la muerte. La segunda pone al Ser a una altura casi Divina, y deposita en sus manos el cetro del dominio y del poder.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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