Curso XXX - Enseñanza 2: Concepto de la Filosofía del “No Ser”
Los problemas filosóficos de los sabios de los pueblos prehistóricos, en tiempos de aquellas civilizaciones completamente ignoradas en la actualidad, eran eminentemente súper físicos.
Poco les interesaba conocer las leyes del Universo; únicamente deseaban conocer el principio fundamental del Cosmos y lo que existiera más allá de este concepto primordial.
Sus preguntas y respuestas eran simples y claras:
Dios ha hecho el Universo. ¿Quién hizo a Dios?
El principio Cósmico ha sido el origen de Dios. Luego, Dios es el resultado de una potencia Única.
Ahora, ¿de dónde deviene esta Potencia Única?
Deviene de Sí Misma, de su poder de moverse. Y este moverse es manifestarse y no manifestarse.
Este poder de Ser y de No Ser, ¿de dónde deviene?
Este poder de Ser y de No Ser deviene de una esencia igual a Él, inmanifestada, desconocida.
Tendríamos entonces, decían los Filósofos, que discernir sobre esta Esencia Inmanifestada para saber de dónde deviene; y si discernimos sobre ella ya no será ni inmanifestada ni desconocida.
Por lo tanto, no es con el conocimiento mental que se podrá llegar a tal solución, sino con un estado similar a lo que se supone sea lo Inmanifestado.
Así, con un método negativo, basaban estos Filósofos su procedimiento mental.
Este método negativo requería años de experimentación.
Eso No. Luego, esto otro No. ¿Porque No, entonces, si nada es?
Esto, en lo que se refiere al trabajo mental.
La primera etapa de esta Filosofía estaba dedicada a la eliminación de las vibraciones mentales producidas por las emociones, así como a las emociones mentales mismas.
El pensamiento no tenía que despertar emoción alguna en el estudiante; podía analizar tranquilamente el amor, el crimen, la muerte, la felicidad, sin sentir estímulo positivo ni negativo.
En la segunda etapa el Filósofo tenía que extinguir la causa mental del conocimiento, el conocerlo todo por partes; esto era necesario para poder negar la consistencia de los pensamientos.
El estudio era necesario para adquirir un conocimiento y poseerlo tan plenamente como para poder rechazarlo, después, como verdades, ni reales ni únicas, ni verdaderas.
Al final, cuando se posee la esencia del conocimiento, todo pensamiento es un obstáculo para el puro estado de la similitud del alma con Dios.
Las vibraciones mentales, en su totalidad, como expresión de la única vibración mental, son resultado de la no vibración mental.
Entonces, no es con el conocimiento mental que se puede conocer a Dios desconocido, sino mediante un estado de comprensión extática, similar a Él.
Esto implicaba que, por ejemplo, si en el primer año estudiaba siete materias, en el sexto sólo estudiarían sólo dos y al final del curso, una sola, la que involucraba todo conocimiento, para que éste fuera integral.
Pero, cuando lograba poseer este conocimiento integral, lo negaban, por no conocer su raíz; entonces, no lo conocían como tal. En consecuencia, la mente habría de ocultarse para dar lugar a la tranquilidad y a la paz.
La tercera etapa estaba dedicada a la aniquilación de la mente en espera de un conocimiento puramente espiritual.
Esta Filosofía, completamente descartada al día de hoy, ha sido la que ha echado bases de todas las religiones y culturas místicas de todos los tiempos.
El último verdadero exponente de esta altísima Filosofía fue el Buda.
Ahora bien, una persona no versada en el estudio de la verdadera Filosofía, confunde a ésta con el ateísmo grosero y con la negación de la existencia. Pero no hay tal.
El Filósofo no niega a Dios. Ni lo afirma. Se niega a discernir sobre Él.
El Buda dice: “Si tú me preguntas si yo creo o no creo en Dios, yo no lo afirmaré ni lo negaré; pero te diré que lo único necesario es entrar en el Sendero. Si tienes una flecha clavada en el pecho, no preguntarás quién te ha herido, ni de dónde vino dicha flecha, ni si está envenenada, ni de qué materia está hecha; porque así, sólo perderías el tiempo y morirías. Lo primero es extraer la flecha y curar la herida”.
Estos filósofos no niegan la existencia de la vida por la “no existencia”, sino, únicamente, desean trascender estos estados para tener un parcial conocimiento de lo que trasciende a la existencia y a la no existencia; porque “existencia” y “no existencia” son afirmaciones.
Por eso, nunca se busque en estos filósofos una definición de estados que ellos llaman de la Existencia y de la No Existencia; o una explicación de estos estados, sino, únicamente, la enseñanza del conocimiento negativo que lleva a esos estados.
Tampoco se busque que ellos hablen de Dios, sea como Manifestado o Inmanifestado, sino, únicamente, del conocimiento que lleva al conocimiento de Dios.
Estas Filosofías, tan puras y grandes, en las cuales el hombre llegaba a acercarse a la sombra de lo Eterno Desconocido, fueron desapareciendo paulatinamente, a medida que la Raza Aria iba marchando a la conquista de la Razón, de los resultados positivos del Mundo y de las fuerzas de la Naturaleza.