Curso XXVII - Enseñanza 28: El Culto Solar de los Incas

Por una estrecha franja de tierra que había escapado a los muchos sismos vinieron restos de tribus atlantes emigrando hacia el centro del continente americano.
Este se extendía virgen y espléndido en su estado salvaje hasta el sudoeste, donde la cordillera de los Andes asomaba sus crestas inmaculadas, surgiendo como nueva Venus de la espuma del mar.
Estos residuos atlantes fundaron allí, en el corazón de la selva, florecientes colonias.
Dicen las tradiciones que cuatro hermanos fueron los fundadores de Cuzco, pero uno de ellos mató a los demás y los transformó en peñascos, convirtiéndose él mismo, después de su muerte, en peña para ser adorado.
El culto primitivo de los Incas era el de las piedras, sobre las cuales depositaban sus ofrendas y hacían sus sacrificios. Esto confirma su origen atlante. En efecto, los atlantes veneraban el número cuatro, símbolo de la cuarta raza raíz y tenían como altar de veneración piedras superpuestas, especialmente la subraza atlante de los semitas.
Luego de la gran catástrofe que sumergió el antiguo continente atlante, nuevas tribus, de las pocas que se salvaron, fueron llegando.
Descendían éstos de las últimas subrazas atlantes que habían conocido, en la gran ciudad de las puertas de oro, el puro culto de la Divinidad Solar.
Establecieron así los mismos ritos sobre la peña de Huiracocha, dios esencial y principio infinito; encendieron el fuego sagrado del dios Pachacamac para que éste elevara perennemente su llama hacia el dios solar, el gran dios Inti.
Se levantaron grandes templos, todos de oro, pues el rito solar no admitía para su servicio instrumentos ni adornos que no fueran del áureo metal.
Vírgenes vestidas de blanco y adornadas con coronas de oro, a las que sólo un rey inca podía desposar, mantenían constantemente encendida la llama en el santuario.
El aspecto masculino, simbolizado por el sol, era completado por el culto femenino de la diosa Mama-Quilla o Coya, la luna. A sus templos, que eran totalmente de plata, concurrían de noche los fieles en largas filas para rendirle culto y reverenciarla.
También adoraban los incas a otros dioses: Catequil, dios del trueno, Cuicha, el arco iris dios de la paz, Chozco, dios del amor, similar a Venus.
Este pueblo conocía el principio fundamental del universo porque tenía idea de un dios inmanifestado, Piguerao, aquél que desaparece cuando el universo se manifiesta, gemelo de Atachucho, dios personal nacido del huevo primitivo.
La primera pareja el Adán y Eva americanos eran Manco-Capac y Mama Oello Huaco, aunque no todos creían que estos habían sido los fundadores de la raza humana, pues algunos estimaban como fundador de la misma al Inca Roca, descendiente directo del Sol.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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