Curso XXVII - Enseñanza 15: Dioses Griegos

El culto verdadero con dioses, imágenes y ceremonias, empieza en la antigua Grecia, en el período llamado Micénico. Pero no tienen los ídolos Griegos su apogeo, sino en la edad Helénica.
La edad Helénica está constituida por las dinastías de los Eolios, Jonios y Dorios. La unión de estas tres fuerzas enriquece a la antigua Grecia en religión, poesía, escultura y música, pues el culto Helénico es un resultado de las bellas artes y no son las bellas artes un resultado del culto, como en otras religiones.
Toda fuerza, todo empuje, todo acto de valentía, se une a las artes y crea un dios.
Se puede observar ésto en el nacimiento de la mitología de los pueblos. Cronos y los antiguos Titanes son la civilización en pañales, la cultura en sus comienzos, pues de este pueblo ignorante y fuerte surge Zeus, el gran dios. Ya es un dios símbolo de fuerza, de orden, de victoria, de una ley constituida para el progreso y engrandecimiento de los Griegos.
En el Olimpo, donde él reina, reúne a su alrededor a las divinidades todas: del aire, del mar, de la tierra, del cielo y del infierno. Él es el Absoluto que encierra en su puño invulnerable, en su voluntad inquebrantable, todas las fuerzas humanas y divinas, así como soñaban ser los Helénicos un pueblo único que dominara a todos los otros y los tuviera bajo su dominio por la persuasión, por la fuerza, por todas las artes.
El imperio de Grecia, como se ve, aún no ha muerto en el mundo.
Zeus divide su reino celestial con sus hermanos Poseidón y Ares. Hera, esposa y hermana del Dios, es símbolo del poder potencial y manifiesto; una multitud de hijos ayudan a los severos dioses a reinar.
Palas Atenea es la diosa de la fuerza y de la guerra; protege a Atenas y a los estudiosos ya que nació de un pensamiento inspirado de Zeus.
Febo, dios de la luz solar, símbolo de la energía vital del astro rey, adornado de belleza y de gracia, llevando la saeta y la lira, hiere a los deseosos de saber y los encanta con la inspiración de la poesía, de la música y de las bellas artes.
Artemisa es la hermana del sol, símbolo de la noche clara, de la luna, de las campiñas, de los cazadores; protege y regula la vida fisiológica de la mujer. Hermes, símbolo de Cristo, símbolo del hijo de Dios, es venerado como mensajero de los dioses; protege a la juventud, promesa futura del pueblo y por último salva las almas y las guía a la mansión de la paz. Hefaistos es el Dios del fuego; nadie tiene como él la habilidad de trabajar los metales, símbolo del fuego místico y de la corriente vital generadora de los seres, imagen de la Kundalini India; sin Él, sin el gran poder, no podría Afrodita, la diosa de la belleza, del amor y de la generación, dar vida a los hombres. Hefaistos es el único, el legítimo consorte, a pesar de que ella tiene otros amantes, porque el poder generador es uno en su aspecto fundamental. Ares es el dios de la guerra violenta, aborrecido por los demás dioses. Hestia es la protectora del hogar, es el ángel de la guardia, el manso San José de los católicos. Poseidón, imagen de la materia instintiva, es el soberano de las aguas y del mar, de las tempestades y de los terremotos; lleva en la mano un tridente, símbolo del poder de los elementales o del triángulo inferior: mente instintiva, energía original y materia bruta. Demeter, hermana de Zeus, es la madre tierra; vendría a ser el espíritu de la tierra que da vida a la naturaleza, hace florecer los árboles, fecunda las cosechas y enriquece las vides. Pero el dios del vino como símbolo de bacanal, de olvido, de goce astral, es Dionisio o Baco. No son éstos los únicos dioses del Olimpo Helénico, pues le siguen una cantidad de dioses menores como ser las tres Parcas, símbolo de las diosas del karma, las nueve Musas y las tres Carites, símbolo de la gracia y de la belleza. Los Griegos divinizaron también a los héroes, pero el verdadero culto se esforzaba en encontrar al Dios Único detrás de todos los aspectos de cada divinidad. Jenófanes, el gran filósofo, deploraba el concepto del vulgo de adorar al símbolo externo de los dioses y olvidar al Dios Uno, Aquél que no tiene ni cuerpo, ni forma, sino que es pura esencia. La poesía ayudó mucho a enriquecer el culto con los cantos nupciales, funerarios y épicos. Ya desde antes de que el divino Homero escribiera su Odisea, son recordados los nombres de grandes poetas como ser: Lino, Himeneo, Museo, Orfeo y Anfión. Todas las artes, como ya se ha dicho, fueron creadoras y colaboradoras del culto.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

Relacionado