Curso XXIV - Enseñanza 12: Relación de las Diversas Categorías
Los Grandes Iniciados Solares vienen siempre acompañados de Iniciados de otras categorías.
No se hace referencia aquí a aquellos Iniciados que tienen la misión de profetizar y preparar el camino para la venida de Ellos, ni a los que trabajan antes de su llegada para disponer el ambiente y las corrientes magnéticas que los han de recibir y cobijar.
En el caso de Iniciados Solares, la madre es siempre una Iniciada Lunar y el padre un Iniciado del Fuego. Los que se encargan de educarlos en los primeros años son generalmente Iniciados del Fuego o discípulos de Iniciados.
Cuando ha llegado la hora en que el Iniciado Solar ha de sintetizar su obra redentora, es indispensable que un Iniciado Lunar lo proclame ante el mundo y confirme la magnificencia de su misión. Es el caso del Iniciado Lunar Juan El Bautista, que confirma a Cristo en su misión mesiánica con el bautismo.
Los discípulos de los Grandes Iniciados Solares son Iniciados Lunares, y sus propagadores son Iniciados del Fuego y discípulos de Iniciados del Fuego.
El Buda está rodeado de treinta y dos Iniciados Lunares, que colaboran en su gran obra y que tienen la misión de sintetizar sus ideas; y tiene Iniciados del Fuego, propagadores, para predicarlas y desparramarlas por el mundo.
Cristo tiene doce Iniciados Lunares, que son los doce Apóstoles, y setenta y dos Iniciados del Fuego, que son los discípulos, además de mujeres y hombres que le siguen con gran devoción.
Muy distinta es la relación que existe entre los Iniciados Lunares, cuando vienen a cumplir una obra que les ha sido encomendada directamente y otras categorías de Iniciados. Nunca tienen contacto vivo con algún Iniciado Solar. Si alguna vez lo establecen con otro Iniciado Lunar, es a través de una lejana amistad o de pequeños contactos que no permiten que haya entre las auras de los dos Grandes Iniciados, un verdadero intercambio de fuerzas magnéticas. En cambio son muchos los Iniciados del Fuego que los acompañan.
La madre del Iniciado Lunar es siempre una Iniciada del Fuego; a veces también lo es el padre y nunca deja de serlo el instructor que lo educa para la misión que ha de cumplir. Sus discípulos directos son siempre Iniciados del Fuego, que participan de la obra únicamente como colaboradores.
Los Iniciados del Fuego, cuando tienen que cumplir una obra peculiar, se mantienen alejados, en la vida, de los Iniciados de otras categorías. Es, a veces, tan personal su obra, que tiene todo el aspecto de la misión del Iniciado Lunar, si bien carece del extraordinario interés y del deseo de imprimirla en un determinado sector que caracteriza aquélla. La misión del Iniciado del Fuego es siempre ecléctica.
Es necesario observar que todas estas grandes corrientes de poder, sintetizadas a veces en hombres extraordinarios, tienden a fundirse entre sí y a presentarse como un conjunto de fuerzas que Ellos irradian para el progreso y adelanto de la Humanidad.