Curso XXII - Enseñanza 1: Esquemas de Meditación
En Cafh, el primer voto marca el nacimiento a una nueva vida.
Él implica la necesidad de rever los viejos conceptos que estructuraban el modo de sentir, pensar y actuar.
Esta estructura determinada de sentimientos, pensamientos y de su correlativo accionar componían al hombre viejo y se había edificado a partir de premisas que daban como única realidad, la constituida por el cuerpo físico y sus necesidades. Después del Voto se sigue siendo hombre, pero ahora unidos a la Divina Madre. Empieza a apuntar otra escala de valores y se comienza a perfilar, tímidamente, otro calificativo: nuevo. Hombre Nuevo. Después del Voto el alma cede su voluntad y la aplica para dirigirse hacia lo Divino. Desde aquel momento se desea ser alma, y para ello es necesario aplicar la voluntad en utilizar todos los recursos humanos para dirigirse a lo Divino, para responder al llamado del Amor Divino. Esta respuesta amorosa puede actualizarse mediante el acto de la meditación. Los mismos medios dados por ser hombres y que antes servían solamente para afirmar falsamente la preeminencia de lo físico, de lo corporal, haciéndolos en muchos casos fines en sí, es posible utilizarlos en su pura condición de medios para responder al llamado divino. Esto supone un ejercicio, el ejercicio de la meditación. No hay que olvidar que se trata de utilizar los mismos medios para fines diferentes. Antes todos ellos servían para excitar los valores mentales y personales; con el ejercicio de la meditación vamos logrando, a través de un nuevo hábito, que ellos actúen exclusivamente sobre el alma.
Utilizando el símil de la radio podría decirse que el amor de la Divina Madre equivale a las ondas hertzianas; los valores mentales y sentimentales equivalen al aparato radio-receptor. El esfuerzo para sintonizar equivale al ejercicio de meditación. El estado de meditación equivale al logro del punto exacto de sintonía. La maravillosa sinfonía del Amor Divino está presente en todo, pero para captarla se dispone únicamente del radio-receptor formado por pensamientos y sentimientos. Estos deben utilizarse y para buscar la sintonía anhelada, muévese, probando continuamente, el dial. Esta actitud de búsqueda se puede asimilar a la actitud asumida con el ejercicio de la meditación. Cuando se ha logrado el punto de sintonía, cuando la sinfonía divina se manifiesta sin interferencias, ¿para qué seguir moviendo el dial? Mover el dial fue un medio para afinar el aparato y hacerlo apto para captar lo Divino.
El Superior ha de ser el que regule y administre el desarrollo de los distintos tipos de ejercicios de meditación. Es aconsejable que el Hijo en su conferencia con el Superior informe al mismo hasta el mínimo detalle sobre todas las experiencias acaecidas en su práctica, sean formales o de fondo.
Meditación Discursiva: Creación de la imagen. Se dialoga con ella. Dos metas: una natural y la otra sobrenatural. La natural: discernir sobre las cosas de la vida diaria para hacerlas gravitar en un método digno del Hombre Nuevo, un método de vida exterior adaptado a la idiosincrasia íntima; pero todo esto para la meta sobrenatural: ser cada vez más apto para captar el Amor de la Divina Madre, logrando que los actos cotidianos sean un reflejo de la cada vez más cercana comunión con Ella.
Meditación Afectiva: Divinización del sentimiento. Toda la gama de sentimientos comunes elevados a un plano superior y trascendente por amor a la imagen creada.
Invocación: paso preparatorio donde se logra aquietar los vórtices exteriores e internos, concentrando la aspiración íntima en la súplica.
Cuadro Imaginativo: Inicialmente, para facilitar, tomado de cuadros de la vida personal que hayan provocado determinadas sensaciones.
Sensaciones: A medida que se describe este cuadro se van, por decir así, liberando napas emocionales yacentes en el subconsciente, hasta llevarlas al nivel de la conciencia que ahora está alerta por una voluntad amorosa. En las sensaciones, se valorizan, se especula con ellas. Luego se elevan al plano espiritual, realizando una verdadera transmutación de valores humanos a valores divinos.
Propósitos: Han de ser simples, concretos y sobre todo humildes. Más fácil resulta al hombre morir por sus principios que vivir de acuerdo con ellos. Ejemplo: si se ha suscitado un sentimiento de aborrecimiento por el carácter irritable, nada de generalizaciones diciendo: Prometo no irritarme nunca más. Decir más bien: Prometo que durante el día de hoy controlaré mi carácter, elevando mi pensamiento a la Divina Madre en el momento preciso en que algo pueda irritarme; y si caigo, serenarme pidiendo perdón a la Divina Madre.
Consecuencias: Paso de clarificación y conclusiones. Se especula no ya sobre el sentimiento provocado como en las Sensaciones, sino sobre los efectos producidos. Se ha comprendido.
Resumen místico: Verdadero cuadro sinóptico que sirve para grabar las partes esenciales de la meditación cumplida.
Meditación Sensitiva: Se recrean interiormente, por un esfuerzo imaginativo de la mente, las sensaciones que se podrían percibir utilizando cada uno de los sentidos físicos. Se prescinde de ellos, desarrollando así los sentidos astrales. Se amplifica de esta manera el radio de acción, dando a la conciencia la posibilidad de utilizar y dominar otro vehículo para su experimentación. Recordar que ésta, con ser importante, no es la meta superior. Esta consiste en la transmutación conciente y amorosa de dichas sensaciones creadas imaginativamente y teñidas de un sentimiento predeterminado en un bien del alma, un bien espiritual.
Consta de:
Invocación: Las mismas características del mismo paso en las meditaciones afectivas.
Sensaciones: A fin de evitar la interrupción de la atención es recomendable fijar de antemano una dirección de arriba hacia abajo, según la ubicación de los distintos órganos de los sentidos, comenzando por ojos, oídos, nariz, fauces y yemas de los dedos.
Súplica: En este paso se pide a la Divina Madre la ayuda para que todas estas sensaciones, espiritualizadas, queden como una poderosa vivencia en el alma.