Curso XVII - Enseñanza 9: La Oración y los Votos

Se habla, se piensa, se siente, siempre en términos dualísticos y la vida es una unidad. No hay que entender esa unidad como una sola cosa, sino como un todo orgánico indivisible y simple en sí, compuesto como atributo.
El alma no es simple; por eso la oración es sólo un acto para ella; pero la oración es su fuerza, su potencia y su posibilidad divina; su desaparición como alma.
De la misma manera los Votos son algo exterior al ser, hasta que son realizados como expresión espontánea del ser sobrenatural.
Por eso los Votos se conquistan a través del esfuerzo espiritual y se realizan a través de la muerte; muerte en el sentido de desaparición mística en la divinidad.
La oración lleva al alma a un estado divino idealmente y los Votos son la expresión real y permanente de esa realización.
Es cierto que humanamente el Voto es una expresión contingente, pero al mismo tiempo es un acto eterno de identificación con la propia verdad espiritual.
La ascética de la oración lleva necesariamente a la realización progresiva de la ofrenda a través de los Votos, pero los Votos son siempre expresión única del verdadero ser espiritual. De no ser así no serían un acto simple, divino; serían sólo una actitud.
Se habla aquí del Voto en su sentido divino y sobrenatural.
Si los Votos no fueran expresión necesaria del espíritu, no serían expresión de la liberación del ser sino de su esclavitud. Por eso cada Voto es, a través de la limitación que impone, un campo de posibilidades divinas para el alma.
En realidad, en sentido sobrenatural, sólo puede hablarse de el Voto: de la alianza sobrenatural entre el hombre y Dios. Pero humanamente es necesaria la aproximación gradual del hombre a la Divina Madre.
Lo único que existe, como Voto, es el sello divino en el alma: el nexo simple y eterno entre Dios y el hombre.
El Voto, como realización de la vocación espiritual, es un acto libre del alma; no es en realidad un acto de elección sino de asentimiento.
La Divina Madre llama a sus almas; ellas sólo pueden decir: sí o no.
El Hijo, al pronunciar su primer Voto, no puede conocerlo en toda su mística profundidad, pero sabe que él es a través de ese Voto. Es la percepción intuitiva de la verdad de la vocación a través de la ofrenda de la Renuncia.
Los Votos son. Al ser la posibilidad divina del alma, son su única realidad.
La oración es, entonces, un camino de autorreconocimiento a través de los Votos. El reconocimiento a través de los Votos es la identificación espiritual con el valor trascendente de los mismos.
El significado del Voto pierde así sus limitaciones humanas y adquiere una grandeza inconmensurable. En ellos está vertida toda la doctrina y el camino, las enseñanzas y la mística de desaparición (silencio), identificación (fidelidad), responsabilidad (obediencia), participación (renuncia), y presencia (holocausto).
Los Votos deben ser el objeto de la oración, porque en ellos están resumidos todos los tesoros espirituales del Hijo.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

Relacionado