Curso XVI - Enseñanza 15: La Enseñanza del Maestro

El alma, cuando vislumbra la fuerza oculta que vive en ella, desde que pone los pies en su camino de interna realización, clama, gime, invocando la Mística Presencia:
“¡Maestro mío, Tú estás aquí, Tú eres y yo no soy! Sombra soy y nada más; Tú eres la luz y la vida real. Cuando me siento unido contigo la vida fluye en todo mi ser y cuando no, no tengo nada”.
“Haz, Maestro, que nunca se aparte de mí este concepto de mi divinidad, que nunca pierda yo ni por un solo instante la seguridad de que Tú vives en mi alma, de que estás unido conmigo, en divinos esponsorios".
“Dame esa fuerza porque la necesito para la salvación de las almas. Dame el don de la Enseñanza Divina”.
“Dame, oh Maestro, la fuerza para que yo cumpla esta misión tan extraordinaria; soy Rey, Rey de almas; me has dado el reinado más maravilloso que se puede dar a un hombre sobre la tierra; amar a las almas y hacerse amar por ellas. Me has hecho Sacerdote de almas. ¡Oh, imposible decirte cuánto te lo agradezco!”
El Maestro que vio brillar en esta súplica del alma una chispa de la sabiduría divina, responde al anhelante ser:
“Hijo Mío, tú posees el verdadero saber. ¡Mira a los pobres hombres! ¡Una gota de agua perdida en el inmenso universo son! ¿Cómo podrán decir si el saber por ellos aprendido tiene algún valor? Están firmes en una creencia adquirida razonando y discurriendo con la mente, cuando otra idea más clara y luminosa la hace trizas. Les queda la desilusión y el desencanto de haber perdido lo que creían era real”.
“La Divina Sabiduría es aquella comprensión que nunca lo deja satisfecho al ser, que nunca le permite decir: “esto es lo que yo digo”, sino siempre le hace exclamar: esto es posible, pero, ¿qué está detrás de eso? ¿Qué vendrá mañana? ¿Y luego?”
“Sabiduría Divina da la inmensidad de no apegarse nunca a ningún concepto o idea, a lo aprendido, sino que siempre deja una puerta de escape para la posibilidad, para lo nuevo, para lo que puede venir, para lo que no se ha captado, para lo que puede dar mañana una nueva vibración que se establezca en el cerebro”.
“Saber de clara intuición que lo filtra todo a través de la luz purísima de la belleza infinita. Saber luminoso que deshace todas las cosas complejas en simples, que vuelve los más complicados problemas en una simple expresión de mirada amorosa de la Eterna Divinidad, de la Suprema Sabiduría”.
“Saber que no es patrimonio tuyo, pues tú ya no existes, entregado como estás en la Divina Voluntad. La Madre se expresa por medio tuyo, y es Ella la que inflama de amor las almas que, a Su inspiración, te escuchan”.
“Que los seres vean a través tuyo, como al sol por el límpido cristal, al Divino Mensajero. Llévales la palabra nueva que la Divina Madre insufló en tu mente. No guardes nada para tí. Bríndalo todo a las almas y enséñales la luz que brilla en la Cumbre del Monte”.
Las sagradas palabras llenan de fervor al corazón amante del alma fiel a su destino. Siente viva, como encendida llama, la presencia de Aquélla que mora en el granito de arena y en los universos indescubiertos. Y anhela, en su plenitud de amor y de comprensión, entregar a las otras almas el Mensaje del que ha sido depositaria.
Este fuego devorador que jamás se apagará ya en el corazón del ser que sepa llevar cumplidamente su destino hasta la misma cima, esta ansiedad que es sabiduría e inquietud del cielo, es la Eterna Enseñanza del Maestro que ya el alma lleva en sí para siempre.
Ya se levanta, de la milenaria tumba en la que yacía, Aquella que aguardó a su Perfecto Amante y esta resurrección de la Madre es al Hijo como una clara intuición que profetiza en su corazón la gran hora de la Mística Boda.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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