Curso XV - Enseñanza 15: La Sistemática de la Meditación

¿Existe alguna relación entre los siete temas clásicos de meditación hasta aquí analizados? ¿Obedece su orden a un sistema? ¿Responde este orden al proceso que debe naturalmente desarrollarse en el alma del meditante? Evidentemente sí. Trátase realmente de una marcha regulada en etapas desde el estado común de la sensibilidad, limitada en sus proyecciones y posibilidades y mantenida estática dentro de un determinado límite, hacia la más divina exaltación de sus posibilidades y de su absoluta libertad, dada ésta por la amplitud que logra en su identificación con la ilimitación divina.
Una rápida ojeada a los diferentes temas evidenciará lo aseverado.
En efecto; la Dama Negra es el primer ejercicio purgativo que incidiendo sobre la naturaleza inferior del ejercitante, tiende a reducirla a sus fines naturales alejando los malos hábitos que mantienen al alma presa en la limitación de la animalidad y de lo primitivamente humano. Es la lucha contra el hombre viejo y natural.
El Abismo acentúa esta lucha cortando las defensas de lo primitivo arraigadas en lo colectivo. Perdida la seguridad externa, la individualidad se fortifica. El alma retorna a sí misma, inflamada de ansias de purificación.
Los Dos Caminos representan el paso inmediato; es un ataque decidido a la naturaleza primitiva sorprendida en sus más oscuros e íntimos reductos. No es sólo la extracción del mal, sino la extirpación de su arraigo afectivo.
Esta etapa purgativa sólo puede tener consecuencias positivas si sus resultados son inmediatamente encauzados hacia lo superior. De lo contrario el alma no trascendería de una realización moral.
La meditación sobre el Estandarte es, entonces, el primer impulso de ofrenda que de sus afectos purificados hace el meditante a la Divina Madre.
Mas la pena del pasado cargado sobre los hombros del orante, la revelación hace poco obtenida de su naturaleza inferior, ha de impedir la iniciación de la etapa amorosa si previamente no se ha hallado el Consuelo, ni se ha aprendido a disfrutar de este divino privilegio que tan necesario será en adelante.
Por ello el Templo de Oro está colocado a esta altura del camino, para abrevar la sed del caminante, curar sus heridas y permitirle la ascensión a las alturas de su propio y desconocido mundo afectivo.
Ejercitarse para intimar con la Madre es capacitarse para la amplitud divina. Amarla es ser amado por Ella. Hallarla por doquier es llevarla en el alma y es tener el alma grande como para poder alojarla. Por ello el Velo de Ahehia es el ejercicio constructivo en la espiritualización del hombre. Su amplitud tan sólo puede ser superada por el Arrobamiento dado por la Resurrección de Hes.
De manera que es con un perfecto conocimiento del alma y del camino de la búsqueda divina que existe este orden, respondiéndose así a una sistemática ideal.
Es claro que algunos ejercitantes quizás no necesiten empezar por la meditación sobre la Dama Negra, pero ello no quita que después deben hacerlo, cuando la vía amorosa acentúe en ellos la necesidad de purgación.
Posiblemente haya ejercitantes que a una determinada altura de su proceso necesiten indispensablemente del consuelo divino, con fines conocidos y recomendados por el Director Espiritual, pero ello no quita veracidad a la perfección del sistema en general que contempla, se repite, las etapas graduales que debe describir el alma.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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